En las cercanías del frente de combate de la ciudad de Bakhmut (que los rusos llaman Artyomovsk), Yevgeny Prigozhin, un hombre grueso y calvo de 61 años, vestido con ropa de camuflaje y una gorra verde olivo, se dirige a sus hombres: “Además de Wagner PMC, ¿quién más está aquí?” “¡Nadie más!”, responden ellos.
El epicentro de la guerra en Ucrania está en esta zona del Donbás, en el este del país. Si al principio del conflicto, que inició el 24 de febrero, el ejército ruso hizo varias conquistas de territorio, el verano fue de los ucranianos, que sorprendieron al vencer a las tropas enemigas y recuperar las provincias de Kharkiv y Kherson. Pero el invierno se caracteriza por un estancamiento que, en el área de Bakhmut, les recuerda a los observadores la dañina guerra de trincheras de Verdún, en la Primera Guerra Mundial, con inmensas pérdidas de vidas invertidas en ganar unos pocos metros.
Prigozhin se ha esforzado por colocar en la mirada del mundo el protagonismo de su Grupo Wagner PMC, un ejército de mercenarios que, según afirma su líder, está logrando para Moscú las victorias que el ineficaz ejército ruso no puede conseguir.
El costo humano es altísimo, sin embargo. Un informe de la inteligencia ucraniana, con fecha de diciembre pasado, revela la forma en que Wagner opera: básicamente, trata de desbordar las defensas enemigas lanzando oleadas de soldados con carencias tanto de equipo como de entrenamiento, a quienes les está prohibido detenerse o retirarse so pena de ser ejecutados por sus compañeros en el acto. Esta carne de cañón está compuesta por convictos a quienes se les ofrece la libertad tras seis meses de servicio, y por cuyas muertes no se espera que la sociedad rusa proteste.
El Blackwater de Moscú
Las aseveraciones de este informe coinciden con las informaciones que los medios occidentales transmiten desde el frente. Todas ellas pueden ser señaladas como parciales, como elementos de la guerra de propaganda que sostienen ambos bandos.
No obstante, el intenso activismo mediático de Prigozhin, que apuesta a agigantar su imagen pública a la vez que libra una batalla personal por el poder contra el ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu, se basa en una narrativa que confirma el conocimiento que se tiene sobre Wagner.
El propio Prigozhin pasó nueve años en la cárcel durante los 80, condenado por robo con violencia, y salió de ahí para vender hot-dogs. Durante los gobiernos de Boris Yeltsin y Vladimir Putin, él y otras figuras emergieron desde la oscuridad hasta convertirse en magnates, favorecidos por su cercanía con el poder.
Conocido como “el chef de Putin”, porque le brindaba servicios de catering al gobierno ruso, Prigozhin adquirió importancia en la estrategia del Kremlin en 2016, cuando su Agencia de Investigación de Internet realizó operaciones de hacking que desestabilizaron la campaña presidencial de Hillary Clinton y ayudaron a la victoria de Donald Trump.
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Su espacio preferido de combate no es el digital, como se ha visto. En 2014 creó el Grupo Wagner PMC, que se convirtió para Moscú en algo parecido a lo que es la organización Blackwater para Washington: una fuerza militar barata y fácilmente desplegable en distintos terrenos, que actúa más allá de la legalidad internacional sin generar responsabilidades judiciales para los gobernantes, que puede intervenir en países extranjeros como entidad privada y que no provoca malestar en la población si tiene altos números de bajas.
Siempre alineándose a la política exterior del Kremlin, las actividades de Wagner han sido detectadas sobre todo en países africanos (Mozambique, Malí, Libia, República Centroafricana, Sudán, Burkina Faso y Madagascar) y en Siria, a veces en misiones de combate y otras en tareas de entrenamiento militar. Tiene varias acusaciones de cometer crímenes de guerra y violar derechos humanos.
En un video filmado por ellos mismos, por ejemplo, hombres de Wagner aparecen torturando al prisionero sirio Mohammad Taha al Ismail Abdallah, en 2017, cortándole la cabeza y los miembros y prendiéndole fuego. Además, miembros de Wagner son sospechosos de haber asesinado a tres periodistas rusos que investigaban sus actividades en República Centroafricana, en 2018.
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De convictos a mercenarios
Integrado originalmente por veteranos de las fuerzas especiales rusas, Wagner PMC solía ofrecer unidades militares de élite, con amplia experiencia y bien equipadas. La guerra en Ucrania, sin embargo, le abrió otra área de oportunidad: llenar los vacíos de recursos humanos en la ofensiva rusa.
De acuerdo con el informe ucraniano, Wagner tiene actualmente unos 50 mil hombres en activo, de los que 40 mil salieron de las prisiones. Según la organización de defensa de los derechos de los presos rusos Rus Sidiáschaya, entre muertos, heridos y capturados, el grupo suma unas 40 mil bajas de presidiarios.
Varios videos de Prigozhin confirman que usa las cárceles como fuentes de reclutamiento. En uno de ellos, aparece hablando en el centro de un rectángulo formado por un centenar y medio de prisioneros, todos vestidos de azul oscuro. Con el cráneo calvo descubierto, pantalón verde y un suéter caqui, les dice: “Los primeros convictos que sirvieron conmigo, fue el primero de junio, en el asalto de Vuhledar TPP. 40 hombres de San Petersburgo. (Estaban sentenciados bajo un) régimen estricto. 40 hombres que penetraron en las trincheras enemigas. Fueron apuñalados con cuchillos, mataron a tres e hirieron a siete. De los muertos, uno tenía 52 años, había pasado 30 en la cárcel. Murió como un héroe”.
En otro video, recibe a una veintena de hombres con ropa civil y gruesas chamarras. Les explica que “necesitamos sus habilidades criminales”. Los felicita. Y algunos de ellos lo abrazan.
Les ha ofrecido libertad sin condiciones. Algunos analistas rusos lo han cuestionado porque legalmente no tiene autoridad alguna para indultar. Pero en entrevistas para la televisión rusa, le ha explicado a la población que debe respetar a quienes hayan servido en Wagner tal como lo hace cualquier otro veterano de guerra, que son héroes cuyas malas acciones pasadas han quedado borradas y no le deben nada a la justicia.
Muerte de perro
El problema para los convictos es sobrevivir. El informe ucraniano estima que forman el 80 por ciento de las bajas: “La muerte de miles de soldados de Wagner no le importa a la sociedad rusa”. Su eficacia se basa en que “los grupos de asalto no se retiran sin una orden… La retirada no autorizada de un equipo o sin resultar herido se castiga con la ejecución en el acto”.
En noviembre pasado, el sitio web de Wagner publicó un video en el que un hombre, que se identifica como Yevgeny Nuzhin y está vigilado por un guardia, asegura ser un convicto que fue reclutado por Wagner en agosto, que con otros compañeros escapó en septiembre y se pasó al lado ucraniano, sólo para ser secuestrado en las calles de Kiev por sus ex compañeros. Entonces, el guardia lo golpea con un mazo hasta destruir su cráneo.
El video se titula “Mazo de la venganza” pero Prigozhin declaró a la prensa que “yo creo que esta película se llama ‘Muerte de perro para un perro’”. El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, comentó que “yo no sé si eso es verdad o no, no es nuestro asunto”.
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500 líneas de defensa
Aunque estén malheridos, los ex convictos están obligados a conquistar y retener posiciones al costo que sea. Después llegan los combatientes con experiencia, que son sus mandos superiores y cuentan con el mejor equipo.
A falta de victorias desde la exitosa ofensiva ucraniana de junio, Moscú ha apostado a obtenerlas en la zona de Bakhmut. El primer éxito significativo fue la conquista del vecino pueblo de Soledar, que Prigozhin atribuye sólo a sus tropas y acusa a la “burocracia” del Ministerio de Defensa de quererle robar el mérito.
En un video del 6 de enero, Prigozhin explica en entrevista para la televisión rusa las condiciones que recuerdan a Verdún, en las que ganar cada metro cuesta muchísimas vidas: “Artyomovsk (Bakhmut) es una fortaleza en cada casa. Así que los chicos están peleando por cada casa. A veces pelean semanas por cada casa. Y después de esa casa, hay otra línea de defensa. ¿Cuántas líneas de defensa hay en Artyomovsk? Si digo 500, probablemente no esté equivocado. Hay una línea de defensa cada 10 metros”.
En otro video, Prigozhin aparece supervisando la descarga de cadáveres desde un camión a una casa convertida en morgue. Los soldados apilan los cuerpos envueltos en bolsas negras hasta que se elevan a más de metro y medio de altura. Mientras los observa, el dueño del Grupo Wagner comenta a la cámara: “Sus contratos terminaron. La próxima semana regresan a casa. Murieron heroicamente en el frente”.
Según el informe ucraniano, las tácticas de Wagner “son las únicas que son efectivas (en contraste con las de) las tropas mal entrenadas que constituyen la mayoría de las fuerzas terrestres rusas”.
aag