El Ministerio de Sanidad entregó la primera partida de test sanitarios provenientes de China a la Comunidad de Madrid. Se trataba de más de 8 mil pruebas de diagnóstico rápido para determinar el contagio por coronavirus. La idea era trazar un mapa de los trabajadores sanitarios de la provincia –la más azotada por la pandemia– y rebajar así la tasa de infectados entre los médicos y los enfermeros, el colectivo profesional con un porcentaje más alto de casos confirmados.
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Pero los test no funcionaban correctamente y sólo tenían un 30% de fiabilidad. Es decir, daban una enorme cantidad de resultados negativos que en realidad eran positivos, con el peligro de contagio que ello acarreaba. Y éstos eran sólo los 8 mil primeros de una partida de 640 mil tests, que han tenido que ser devueltos, con el consiguiente coste de tiempo y reputación para el Estado español. Además, la empresa que los suministró ni siquiera tiene licencia oficial para vender productos médicos, como denunció ayer la Embajada de China.
Pero no queda ahí la cosa. Según confirman fuentes de la Comunidad de Madrid a EL MUNDO, Sanidad les entregó los tests piratas sin siquiera validar si funcionaban. El proceso de validación de estas pruebas rápidas consiste en comprobar que sus resultados coinciden con los de la prueba lenta pero precisa, conocida como PCR. Es decir: se verifica que quien dé positivo en el test lo dé también en el laboratorio. Pero la sensibilidad de los tests era de sólo el 30%, cuando el mínimo exigido es un 80% de aciertos.
Sanidad no sólo le pasó la patata caliente a Madrid, sino que, además, el ministro Salvador Illa lo reconoció ayer en el Congreso: “Los 8 mil han ido, todos, a las Comunidad de Madrid. Se han enviado con unos criterios y advirtiéndoles de que había que validarlos”.
“Cómo será de grave el asunto, que podríamos haber tenido a profesionales contagiando a profesionales y pacientes», ya que habrían dado negativo estando realmente contagiados, lamentan en la Comunidad, donde ya se han contabilizado 17 mil 166 de los 56 mil 188 casos de coronavirus diagnosticados en España, y 2 mil 090 de las 4 mil 089 víctimas.
Fuentes oficiales de la Puerta del Sol añaden: “Nos dieron 9 mil tests (la cifra oscila entre 8 mil y 9 mil, según la fuente) sin haberlos validado, y gracias a la prudencia de la Consejería de Sanidad no se hizo una distribución masiva” de dichas pruebas de diagnóstico exprés. El director de Emergencias, Fernando Simón, confirmó que la validación se hizo a posteriori, y no antes de la entrega. Y la hicieron Ministerio y Comunidad (hospitales), en paralelo: “Se validaron 9 mil test rápidos en el Centro de Microbiología y algunos hospitales de Madrid, y esa validación nos dice que las especificaciones no correspondían” a los estándares que ofrecía la empresa. “Hemos devuelto los test y nos van a enviar otros”, confirmó. Poco después de que el escándalo de los test inservibles saltase a los medios, la embajada de China en España anunció que la empresa a la que se le compraron, Shenzhen Bioeasy Biotechnology, ni siquiera tiene permiso para vender: “No ha conseguido todavía la licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos”. El Ministerio de Sanidad contestó, en un comunicado, que los tests contaban “con el marcado CE” y, por tanto “con la homologación europea”, así que se podían “comercializar y comprar en todo el espacio comunitario”. Y que a ellos se los vendió un proveedor español.
LA CIFRA
30 por ciento, es la tasa de fiabilidad de los test rápidos comprados por el Gobierno. El mínimo debe ser 80%.