La huida de cientos de personas de Jersón sucedió cuando el país rendía homenaje a los millones de ucranianos que murieron durante una hambruna en la época de Stalin, un intento de garantizar que la guerra de Rusia en Ucrania no prive a otras personas en el mundo de sus vitales exportaciones de alimentos.
Una fila de camiones, camionetas y autos, algunos arrastrando remolques o transportando mascotas y otras pertenencias, se extendía a lo largo de un kilómetro o más en las afueras de Jersón.
Días de intensos bombardeos por las fuerzas rusas provocaron un éxodo agridulce: muchos civiles estaban contentos de la recuperación de su ciudad, pero lamentaron no poder quedarse.
“Es triste que dejemos nuestra casa”, dijo Yevhen Yankov, mientras la camioneta en la que iba avanzaba lentamente. “Ahora somos libres, pero tenemos que irnos porque hay bombardeos y muertos entre la población”.
Emilie Fourrey, coordinadora de proyectos de emergencia del grupo Médicos sin Fronteras en Ucrania, dijo que el desalojo de 400 pacientes del hospital psiquiátrico de Jersón, que está ubicado cerca de una planta eléctrica y el frente, comenzó el jueves y estaba programado para seguir los próximos días.
Jersón fue una de las muchas ciudades que en días recientes se enfrentó a un ataque ruso con artillería y drones. El bombardeo fue particularmente intenso ahí. En otras partes, los ataques fueron principalmente contra infraestructuras, aunque hubo reportes de muertes de civiles. Equipos de reparación en el país batallaban el sábado para restablecer los servicios de calefacción, electricidad y agua que quedaron en mal estado después de los ataques.
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En Kiev, la capital, el presidente Volodymyr Zelenskyy supervisó un ajetreado día diplomático, recibiendo a varios líderes de la Unión Europea para reuniones y organizando una “Cumbre Internacional de Seguridad Alimentaria” para discutir la seguridad de los alimentos y exportaciones agrícolas del país.
Los primeros ministros de Bélgica, Polonia y Lituania, y el presidente de Hungría estaban presentes, y muchos otros participaron por video.
El primer ministro ucraniano, Denys Schmyhal, dijo que Ucrania, pese a sus propios problemas financieros, designó 900 millones de hryvnia (24 millones de dólares) para comprar maíz para Yemen, Sudán, Kenia y Nigeria.
Schymhal dijo que “Ucrania sabe lo que es el hambre y no queremos que personas mueran otra vez en el siglo XXI a causa de Rusia y sus métodos inhumanos”, según reportes de la agencia de noticias Interfax.
El recordatorio sobre el suministro de alimentos fue oportuno: los ucranianos celebraban el 90 aniversario del inicio del “Holodomor”, o la Gran Hambruna, que mató a más de 3 millones de personas a lo largo de dos años cuando el gobierno soviético, bajo la dictadura de Josef Stalin, confiscó suministros de alimentos y granos, y deportó a muchos ucranianos.
MO