Alrededor de medio millar de ballenas piloto murieron varadas en las remotas islas Chatham de Nueva Zelanda, indicó el martes el gobierno, tras descartar una misión de rescate por la multitud de tiburones en la zona.
Los dos grandes grupos de estos cetáceos, también conocidos como calderones, vararon en dos islas distintas de este archipiélago, alrededor de 250 el viernes y unas 240 tres días después, indicó el Departamento de Conservación del gobierno.
La lejanía del lugar respecto a las dos islas principales de Nueva Zelanda y la presencia de tiburones hacían imposible una misión de rescate, por lo que las supervivientes recibieron la eutanasia, añadió.
"Debido al riesgo de ataque de tiburón para los humanos y las ballenas piloto, las supervivientes fueron sacrificadas por nuestro equipo para evitar más sufrimiento", dijo a AFP Dave Lundquist, un asesor técnico del gobierno.
Los restos se dejarán en el lugar para que se descompongan de forma natural.
Los varamientos masivos no son inusuales en estas islas. En 2017 se produjo uno de casi 700 ejemplares.
Los científicos no terminan de comprender el motivo de estos incidentes, pero algunos investigadores creen que los grupos de cetáceos se pierden después de acercarse demasiado a la costa para alimentarse.
A pesar de su nombre, las ballenas pilotos son un cetáceo de la familia de los delfines. Pueden crecer hasta seis metros y son muy sociables, con lo que acuden al rescate de compañeros que se hayan alejado del grupo.
El mes pasado, casi 200 ballenas pilotos encallaron en la isla australiana de Tasmania, de las que 44 fueron rescatadas.