El ex mandatario boliviano Evo Morales viajó a México en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana tras aceptar el ofrecimiento que realizó el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, de otorgarle asilo político “por razones humanitarias” ya que, a decir del canciller, “su vida y su integridad corren riesgo” en virtud de la situación de urgencia que se vive en el país sudamericano.
“Hermanas y hermanos, parto rumbo a México, agradecido por el desprendimiento del gobierno de ese pueblo hermano que nos brindó asilo para cuidar nuestra vida. Me duele abandonar el país por razones políticas, pero siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía”, escribió Morales en su cuenta de Twitter.
Por la noche, Ebrard escribió en Twitter: “Ya despegó el avión de la Fuerza Aérea Mexicana con Evo Morales a bordo. De acuerdo a las convenciones internacionales vigentes está bajo la protección del de México. Su vida e integridad están a salvo”.
Pero mientras Ebrard anunciaba el asilo a Morales, desde Washington el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuiteaba su regocijo por la caída del mandatario boliviano y lanzaba una advertencia a Nicaragua y Venezuela.
Trump dijo que EU “aplaudo al pueblo boliviano por exigir libertad y a las fuerzas armadas bolivianas por honrar su juramento de proteger a la constitución boliviana”.
Luego, arremetió en contra del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y el líder chavista Nicolás Maduro: “Estos eventos envían una fuerte señal a los regímenes ilegítimos en Venezuela y Nicaragua de que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán”.
En conferencia de prensa, Ebrard informó que ya se hizo del conocimiento de la OEA la decisión del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Al respecto, el presidente mexicano respaldó la petición a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que fijen una postura clara sobre “el golpe de Estado” en Bolivia y no guarden silencio.
López Obrador reiteró que, como lo expresó desde ayer a través de sus redes sociales, mantiene su absoluto “reconocimiento al ex presidente Evo Morales porque prefirió renunciar a exponer la vida de sus conciudadanos, eso es muy importante”.
En Palacio Nacional, Ebrard explicó que, para el gobierno mexicano, la renuncia de Morales se dio por un claro “golpe de Estado y por la presión militar contra el gobierno que encabezaba de manera legítima”.
Consideró que “el golpe de Estado en Bolivia es un grave retroceso para la vida democrática de América Latina” y advirtió que México no reconocerá a ningún “gobierno de carácter militar”.
Agregó que “los golpes militares nunca han traído nada positivo, van en contra, suspenden la vida democrática, las libertades, los derechos de las personas; por consiguiente, estamos muy preocupados. Ese es el punto número uno, digamos, o esencial de la postura de México en esta coyuntura”.
La OEA convocó a una reunión especial en Washington para este martes con el objetivo de tratar la crisis boliviana, sacudida por la renuncia de Evo Morales luego de tres semanas de violentas protestas post electorales.
Por la tarde, tras la confirmación de la solicitud de asilo, Ebrard señaló que pidió la aprobación del Senado.
Al respecto, la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América Latina y el Caribe, Vanessa Rubio, aseguró que el Senado no tiene que avalar dicha decisión, que corresponde exclusivamente al Ejecutivo.
En el mensaje que ofreció Ebrard en la Cancillería, recordó que “México se ha caracterizado por su tradición en materia de protección a asilados a lo largo de su historia. Se ha mostrado como un Estado incluyente y solidario, cuyas puertas han estado abiertas para quienes han tenido que abandonar sus países por persecución política y otras causas”.
Refirió que la decisión de México se sustenta en la Convención sobre Asilo de La Habana, realizada en 1928 y la de asilo diplomático, firmada en Caracas en 1954.
El anuncio de Ebrard fue respaldado por Morena y sus coordinadores en el Congreso.
El grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, que encabeza Mario Delgado, manifestó su apoyo a Morales.
Ricardo Monreal, coordinador en el Senado, también respaldó la decisión del gobierno federal y señaló que es consistente con la prestigiada tradición diplomática y el perfil humanista del Estado mexicano.
Yeidckol Polevnsky dio la bienvenida a Morales y a los bolivianos que decidan encontrar cobijo en México. Bertha Luján, a su vez, sostuvo que “la altura política de Evo Morales quedó demostrada una vez más al dimitir antes de exponer a su pueblo a la violencia”.
El PRD también respaldó la decisión del gobierno de López Obrador y sostuvo que lo que menos se desea es que haya un derramamiento de sangre y se mantenga la escalada de violencia en Bolivia.
En contraste, el PAN, a través de su dirigente nacional, Marko Cortés, rechazó el asilo político a Morales al señalar que el ex mandatario “violentó la voluntad popular para perpetuarse en el poder. La política exterior de México debería estar comprometida con la defensa de la democracia y los derechos humanos”.
Juan Carlos Romero Hicks, coordinador panista en San Lázaro, recordó que México ha dado asilo a quienes huyen de la dictadura y ahora “no se pretende dar asilo a los que huyen de la tiranía, sino que se pretende proteger al dictador en persona”.
En concordancia con el PAN, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) cuestionó el asilo otorgado a Morales pues el ex mandatario “encarna los anti valores de la democracia”.
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Con información de: Eduardo de la Rosa