A fin de paliar los efectos de la pandemia, la Asociación Nacional de Empresarios Independientes (ANEI) propone concluir el ciclo “neoliberal” que ha consistido en una política fiscal ortodoxa y monetaria “que nos tiene atorados y donde el problema económico fundamental de este país ya no es la inflación, sino la caída económica, el alto desempleo, la baja demanda y la pérdida de Pymes”.
Fernando Turner Dávila, presidente fundador de ANEI, expresó que el plan contra cíclico es urgente, dado que el impacto de la pandemia de covid-19 dejó sin empleo a 2.3 millones de mexicanos en el último año, 2.7 millones pasaron a ser subocupados y 3.1 millones han abandonado el mercado laboral. En total 8.1 millones de mexicanos han sido afectados en su empleo.
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En Nuevo León la pandemia aumentó en un 20 por ciento la pobreza extrema y la pobreza laboral se incrementó en un 9 por ciento, según un estudio que elaboró ANEI.
Aseguró que este plan estimularía la generación de 350 mil a 450 mil empleos adicionales por año, beneficiando de manera directa a más de 1.5 millones de mexicanos, y un crecimiento económico arriba del 5.0 por ciento, acelerando en varios años la recuperación económica.
Turner Dávila dijo que la tasa de interés debe bajar a niveles de 2.5 por ciento para reducir la carga financiera del gobierno federal, aumentar el crédito a las Pymes y que el gobierno adopte un plan de gasto fiscal robusto, sin aumentar impuestos, como respuesta a la emergencia.
“Debemos apoyar a los trabajadores y las Pymes antes de que el daño se vuelva irreparable y deje la economía del país atascada sin manera de avanzar”, señaló.
ANEI hizo un llamado al gobierno federal para trabajar en un verdadero plan de reactivación económica, dejar a un lado el conservadurismo ortodoxo en la política fiscal y monetaria que ha limitado el crecimiento del país en las últimas tres décadas.
Turner Dávila, quien en el 2012 había sido propuesto como titular de la Secretaría de Economía si ganaba Andrés Manuel López Obrador las elecciones a la Presidencia, mencionó que dicho plan debe tener dos enfoques: estimular y acelerar el crecimiento.
Sostuvo que la política monetaria debe ser expansiva, para lo cual las tasas de interés deben ser competitivas sin exceder el costo de la tasa de interés de Estados Unidos, más el indicador de bonos de mercados emergentes (EMBI), lo cual debiera situar en una tasa de referencia de 2.5 por ciento para México.
Además, recomendó adoptar una política de gasto fiscal contra cíclica, sin aumentar impuestos, aprovechando el buen estado de las finanzas públicas y bajo costo de financiarse (con deuda), para lanzar un ambicioso programa de inversiones en infraestructura productiva para detonar la economía de muchas regiones del país.