Producir, generar ideas de negocio y servir a los demás, es parte de la filosofía de vida de Beatriz Camacho Ruiz, presidenta de la Comisión de Equidad de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), quien se define como una orgullosa madre soltera, empresaria y apasionada de la ciencia del derecho.
Originaria de Teziutlán Puebla, describe que su día empieza con una rutina de meditación. Refiere que los caballos son una de sus grandes pasiones.
Hoy en día, encabeza un despacho de consultoría empresarial, una cadena de restaurantes de cortes brasileños, una boutique dedicada la distribución de carne de res, y confiesa que solo come carne una vez por semana.
Beatriz Camacho, es egresada de la Escuela Libre de Derecho (ELD), en la actualidad cursa su tercera maestría y es la primera mujer, en 85 años de historia de la Coparmex Puebla, en integrarse a la Comisión Ejecutiva del sindicato patronal.
“Desde estudiante siempre me fui fijando objetivos, siempre enfocados en producir, generar ideas de negocio. Soy mamá soltera. Ser empresaria no significa que tengas que dejar a tu familia, ni sacrificio, implica generar, contribuir a la sociedad, a tu entorno y a la economía del país”.
¿Cuál fue su primer trabajo?
“Como estudiante empecé a trabajar. He recorrido muchos lugares, muchos puestos, siempre me ha gustado servir en donde estoy. Como estudiante fui directora jurídica de Coparmex fue mi primer trabajo, por eso llevo a Coparmex tatuado en el corazón porque ahí me formé, con su filosofía, principios, valores, humana y empresarial. Estuve trabajando siete años, pero lo que siempre me apasionó fue trabajar por la filosofía con el mínimo de recursos, porque los organismos no tienen recursos, pero te enseñas a trabajar con lo poco que hay. Desde Coparmex empecé a generar negocio en lo individual y empecé como proveedora de frutas y verduras a Volkswagen”.
¿A qué dedica su tiempo libre?
“Soy apasionada de correr, me encanta el deporte, nunca me pierdo levantarme 5:30 de la mañana para poder hacer mi rutina de ejercicio. Hago yoga y meditación, estar conectada es un tema importante. Me encanta montar a caballo, yo creo que una de mis fascinaciones”.
¿Colecciona algo?
“En realidad, no soy coleccionista. Creo que mi oficina es el único lugar donde tengo algunas piezas, pero mi casa es la más austera. No me gustan los adornos, no me gusta que haya tanta contaminación visual. Me encantan los caballos y los toros. De niña, mi familia tenía un rancho. Entonces crecí en corrales, caballos, y es algo que me conecta con mi niñez”.
¿Y actualmente practica montar a caballo?
“Mi yegua acaba de morir, Zaina, dejé de montar hace tres meses, pero no he querido retomarlo, porque era mi yegua. Espero regresar otra vez. Uno de mis hijos está en equitación y todo el amor a los caballos, ahora lo disfruto viéndolo; estoy guardando mi luto y cuando sea el momento volveré a montar. Mi yegua estuvo conmigo, no soy especialista aficionada ni gran jinete”.
¿Qué significan los caballos?
“Libertad, nobleza, fuerza, eso me identifica con los caballos, la fuerza, y que son libres”.
Como teziuteca, ¿cuál es su platillo favorito?
“En Teziutlán estuve hasta los 14 años. Mi platillo favorito son los tlayoyos de alberjon, el pan y el chilposo”.
¿Y come carne?
“Como carne de res una vez a la semana, como pescado, verduras, el pollo no me gusta. Una vez cuando me tocan las pruebas para probar los cortes que ofrecemos”.
¿Qué le disgusta?
“La falta de conciencia. Que nos tomemos tan en serio el papel que venimos a desempeñar. Si viene a desempeñar papel de mamá, esposa, casada, divorciada, empresaria, trabajadora, el problema es cuando te tomas alguno de ellos muy a pecho No hay que perder el equilibrio y que hay cosas más importantes como la familia, la salud, el bienestar individual, el bienestar interno, no hacer daño a los demás porque vivimos en una sociedad donde todos contra todos”.
¿Lectura favorita?
“El coaching ontológico, es algo que me apasiona, la parte de desarrollo humano y organizacional, siempre me ha encantado”.
¿Qué música prefiere?
“Me encanta bailar, si no me hubiera dedicado a esto que soy, sería bailarina. Me encantan los bailes folclóricos. Desde niña me encantó bailar, de adolescente cuando hacia presentaciones en los teatros, era muy feliz. Pero por falta de tiempo no me he metido, pero es algo que tengo que hacer”.
AFM