Ante la inflación, la pérdida del poder adquisitivo y problemas económicos, el costo de una canasta digna, es decir, que permita a una familia disfrutar una vida con el goce y satisfacción de diversos derechos humanos como la alimentación, educación y vivienda, subió a 817 pesos en Puebla.
De acuerdo con el Informe "Salario Mínimo Constitucional", realizado por investigadores del Observatorio de Salario de la Universidad Iberoamericana Puebla, se requiere cuadruplicar el salario mínimo real que asciende a 172.87 pesos para que las familias puedan cubrir sus necesidades básicas.
A pesar de la recuperación del salario en los últimos años, apenas representa el 40.7 por ciento del valor máximo registrado en el año 1976. El valor del salario mínimo actual ya se duplicó con respecto al año 2009; sin embargo, resulta insuficiente para cubrir las necesidades reales de los hogares y se sitúa en un contexto de amplias brechas salariales. Menos del cuatro por ciento de los trabajadores asalariados ganan más de 25 mil pesos mensuales, es decir, los recursos que se requieren para comprar una canasta digna.
“La actual crisis inflacionaria está teniendo un impacto considerable en el poder adquisitivo del Salario Mínimo. Mientras que la inflación general se encuentra en alrededor del ocho por ciento anual, la inflación en alimentos alcanza más del 15 por ciento. Esto afecta más a las personas con bajos ingresos ya que dedican una proporción mayor a la compra de alimentos”, detalla el análisis.
Nadia Castillo Romero, directora del Departamento de Ciencias Sociales, resaltó la importancia de que se mantenga la estrategia de recuperación del salario mínimo para resarcir la perdida histórica de los ingresos de las personas trabajadoras y para garantizar que puedan hacer frente a la escalada de precios, especialmente en alimentos. Miguel Calderón Chelius, coordinador del Observatorio de Salario de la Ibero Puebla, comentó que, en medio de la pandemia de al covid-19, los problemas de ingresos en las familias aumentaron, ante lo cual, una persona cuenta con dos y hasta tres empleos; sin embargo, disminuye la calidad de vida.
“Trabajan dos o más personas en los hogares justamente porque los salarios se cayeron. Muchos tienen un segundo y hasta un tercer empleo. El problema es la disminución de la calidad de vida de las personas”, apuntó.
Durante los años noventa, en el auge del neoliberalismo, se estableció un vínculo en el que el salario mínimo solo se ajustaba para recuperar lo perdido durante cada año por la inflación. A partir del año 2018, con el arribo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el salario ha observado una recuperación continua en términos reales; sin embargo, se mantiene sin responder a las necesidades de las familias.
“El Salario Mínimo Constitucional es un referente que nos permite evaluar la brecha entre el salario mínimo real y el mínimo de bienestar y dignidad que contempla la Constitución y al que deberíamos aspirar como sociedad. No está concebido como una propuesta de incremento radical del Salario Mínimo sino como una guía que acompañe la recuperación paulatina y constante de los salarios de las personas trabajadoras en México”, apuntó.
CHM