Durante casi dos décadas, la alianza entre Renault y Nissan la mantuvo unida un solo hombre: Carlos Ghosn. El ejecutivo que avanzaba por el mundo superó las distancias culturales y geográficas entre los dos grupos, los acercó y desarrolló para convertirlos en las automotrices más grandes en el mundo. La alianza, que a partir de 2016 incluyó a Mitsubishi Motors, reconfiguró gran parte de la industria, lanzando nuevos segmentos de productos con un empuje hacia los autos eléctricos años, antes que sus rivales.
La pregunta de si la alianza que formaron puede durar más que su principal arquitecto, tendrá que ser respondida. La semana pasada, Nissan destituyó a Carlos Ghosn de su cargo como presidente de la marca, después de las acusaciones por engañar a los inversionistas sobre el monto de su remuneración, utilizar los activos de la compañía para obtener beneficios personales y falsificar los estados financieros de la compañía.
La automotriz japonesa dijo que la medida se producía después de varios meses de investigación interna, luego de una denuncia.
Por su parte, Mitsubishi, empresa en la que Nissan es el principal accionista, siguió los mismo pasos de la japonesa al destituir a Ghosn de su puesto como presidente, pero será hasta la próxima semana, en su reunión de Consejo, cuando discutan el tema.
Renault, donde Ghosn sigue siendo el director ejecutivo y presidente, nombró a un equipo de liderazgo interno con la batuta de Thierry Bolloré, el director operativo del grupo francés. Además, insistió a Nissan para que revelara los resultados de su investigación.
Cabe destacar que Carlos Ghosn, además de presidir Nissan, era director ejecutivo y presidente de Renault, y presidente de Mitsubishi. También es director ejecutivo y presidente de la alianza de las tres automotrices.
El Dato.43%
de las acciones de Nissan pertenecen a Renault.
En busca de una alianza fortificada
La salida de Ghosn de Nissan se produce cuando las tres compañías tratan de profundizar su alianza, con objetivos agresivos de ahorro de costos y planes para la fabricación en conjunto de la mayoría de sus vehículos para 2022.
Actualmente, las automotrices comparten algunos de los gastos de compras, manufactura e investigación. En conjunto, son el segundo grupo automotriz más grande del mundo, solo detrás de la alemana Volkswagen, con ventas de más de 10 millones de autos al año.
Pero los inversionistas van a preguntar “si el acontecimiento marca ‘la rejaponización’ de Nissan y el final de la alianza entre las tres automotrices”, dice Max Warburton, analista del sector de Bernstein. Varios de los anteriores ejecutivos de Nissan y Renault, quienes hablaron en anonimato, le dieron crédito a Ghosn por ser la fuerza que unió a dos miembros improbables.
“No confían el uno en el otro. Además, tienen culturas muy diferentes, con grandes historias de marca”, dice un exejecutivo de Renault, y agrega: “Solo puedes decir que es un gran éxito gracias a él”.
Ghosn mantuvo unidas a las compañías a través de un agotador calendario de viajes, pasando, al menos, una semana en cada sede durante los años que ocupó los dos puestos como director ejecutivo.
Tambien pasó un tiempo considerable viajando para revisar las operaciones globales de las compañías. “Su dominio de los detalles es enorme”, dice un antiguo colega. Ghosn, un libanés-brasileño, también proyectó algo de destreza cultural, reuniéndose con frecuencia con todo el mundo, desde jefes de Estado hasta trabajadores de las plantas en varios países, viajando en su avión privado durante horas antes de dirigirse al siguiente lugar.
Sin embargo, para Hiroto Saikawa, CEO de Nissan, y los críticos del liderazgo totémico de Ghosn, su presencia dominante era demasiado.
El lunes de la semana pasada, en una conferencia de prensa en Japón, Saikawa criticó a su antiguo jefe, al decir que tenía demasiado poder dentro de las empresas que dirigía.
“Esta no es la única causa, pero es uno de los factores detrás de la presunta mala conducta”, dijo. “Es un aspecto negativo del régimen de largo tiempo de Ghosn; es un hecho que tenemos que admitir”, agregó Saikawa.
Cuando se le preguntó si Ghosn era un “dictador”, el CEO hizo una pausa, antes de decir que necesitaba más tiempo para considerar la pregunta. Ghosn dejó el cargo como director ejecutivo de Nissan a principios de 2017, y permaneció como presidente para enfocarse más en la alianza.
Además, tenía previsto mantenerse como jefe de Renault hasta 2022, pero podría dejar el cargo antes, le dijo al Financial Times a principios de este año.
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Un reemplazo difícil
Desde que dejó el puesto de liderazgo de Nissan, la alianza nombró a más de dos docenas de directores de las automotrices, creando nuevas funciones conjuntas que supervisarán una variedad de áreas, desde la fabricación y la calidad hasta los servicios al cliente y nuevas empresas.
De acuerdo con personas cercanas a Ghosn, el objetivo era crear su propia súper compañía, que le permitiera dirigir las operaciones globales mientras los directores ejecutivos de las tres automotrices operaban debajo de él.
Esto hace que sea difícil encontrar un reemplazo. En la actualidad no hay un candidato claro capaz de liderar las tres empresas.
En el pasado, los ejecutivos prometedores que operaban bajo su mando a menudo dejaban la compañía antes de recibir la oportunidad de dirigir, como es el caso de Carlos Tavares de PSA.
Saikawa dio a entender la necesidad de reducir la dependencia a un solo líder. “En el futuro, nos vamos a asegurar de no depender de una persona en específico, en su lugar vamos a buscar una estructura más sustentable”.
El jueves pasado, después de la reunión de la Junta del Consejo de Administración en Tokio, Nissan dijo que se crearía una área de asesores de directores externos para elegir al nuevo presidente de la alianza. Se espera que la elección del nuevo líder salga de la próxima reunión de Consejo en diciembre. Sin embargo, el poder de Nissan sobre el futuro de la alianza es limitado.
Renault, con una participación de 43% en las acciones de Nissan, tiene el poder de nombrar al presidente de la compañía japonesa, y en última instancia tiene mucho más control sobre toda la alianza, de acuerdo con varias personas que trabajaron en la empresa.
Las cuestiones políticas, como la participación de 15% que tiene el estado francés en Renault, siempre evitaron que las tres empresas buscaran una fusión total.
Un analista de JPMorgan dice que Ghosn era el “conductor” de la alianza, y los “inversionistas necesitan sentirse tranquilos respecto de la cooperación entre Renault y Nissan a la luz de los recientes acontecimientos, ya que es esencial para la estrategia de Renault en el futuro”. Saikawa dijo que trabajará con las otras dos automotrices. “La asociación entre las tres entidades no se verá afectada por este acontecimiento”, insistió el directivo.
“Vamos a trabajar en estrecha colaboración; vamos a contener cualquier posible confusión”. El gobierno francés también dijo que la estabilidad de Renault es de suma importancia. “Creo que en este tipo de situación, más que nunca, necesitamos mantener la calma, para ver cuáles son las diferentes opciones y decidir después de eso”, dice el ministro de finanzas francés, Bruno Le Maire.
La fusión planeada
Carlos Ghosn estuvo planeando una fusión entre Renault y Nissan antes de su arresto, un acuerdo al que se opuso el Consejo de Administración de la automotriz japonesa. Varios miembros del Consejo de Nissan esperaban que se concretara una oferta en los próximos meses, según dice una persona cercana al acuerdo.
Otra fuente menciona que la fusión estaba bajo consideración activa. Renault y Nissan poseen acciones mutuas, en una estructura que se diseñó hace casi 20 años. Pero Ghosn, como jefe de la alianza de estas automotrices y presidente de Nissan, había estado planeando una fusión para hacer que la asociación fuera “irreversible”.
De acuerdo con personas familiarizadas con el acuerdo, Ghosn fue la fuerza motriz detrás de los planes de fusión, pero con una feroz resistencia de parte de Nissan. “La automotriz siempre dijo que se opondría a cualquier reorganización que afianzara su condición de segundo nivel”, dice una persona cercana al Consejo. “Nissan también consideraba a Renault como el negocio más débil y temía que la compañía francesa tuviera acceso a su efectivo, cuya cifra fue de 10,700 millones de dólares (mdd) en sus resultados semestrales”, agrega esta persona, que prefirió el anonimato.
Mientras Nissan se preparaba para una propuesta de fusión total, crecían las tensiones entre Hiroto Saikawa, el director ejecutivo de Nissan, y Ghosn. Esto provocó el deterioro de una relación que había sido cálida cuando Saikawa asumió el cargo el año pasado. Los fiscales de Tokio investigan las propiedades inmobiliarias que compró Nissan para Ghosn, incluyendo las residencias en Líbano y Brasil, según los medios japoneses.
Si lo declaran culpable, Ghosn podría enfrentar una pena de hasta 10 años de prisión o pagar una multa de hasta 89,000 mdd, o ambas. El lunes pasado, pareció que Carlos Ghosn había sido tomado por sorpresa cuando aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Haneda, donde lo esperaban los fiscales de Tokio y los periodistas del diario Asahi.
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