El árbol de Navidad es quizá el mayor símbolo de esta temporada decembrina, pero desde 2014, el consumo de pinos naturales ha caído en 50 por ciento en México, en perjuicio de los productores forestales del país que dedican entre 6 y 7 años en promedio al cultivo de cada ejemplar, y que además se enfrentan a una fuerte competencia de árboles importados, así como a artificiales y a las nuevas tendencias con un sinfín de materiales.
“La producción de árboles de navidad es un arte que tiene que ver con la formación o la poda que se le va dando con el paso de los años, mucha gente piensa que es un negocio fácil y la verdad no es así, su cultivo se lleva entre 6 y 7 años”, señaló Ramón Burciaga Verduzco, gerente de plantaciones forestales comerciales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en entrevista con MILENIO.
Los registros de Conafor de 2010 a 2018, muestran que 2014 fue el año en que más árboles naturales de Navidad se consumieron en el país: 2 millones de ejemplares, pero más del 50 por ciento era importado. A partir de esa fecha, el consumo fue cayendo, hasta llegar apenas un millón de árboles vendidos en 2018, y aunque no se tiene registros claros de 2019 y aún no registran el consumo de este 2020, el funcionario de Conafor asegura que la tendencia sigue a la baja.
“Los datos que nosotros tenemos de Conafor, Semarnat y algunas estimaciones muestran una tendencia a la disminución, hay algunas teorías de que los árboles están dejando de ser usados, la gente está haciendo menos tradicionalista en su costumbre, pero la importación ha estado bajando, la producción nacional también”, indicó Burciaga Verduzco.
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A lo largo de ese periodo, más del 50 por ciento de los árboles consumidos en México ha sido importado. En el 2010 ingresaron cerca de 973 mil ejemplares, para 2014 subió a un millón 116 mil 555 árboles, pero a partir de esa fecha el número de piezas que ingresaron también fue bajando, en 2019 importamos 618 mil árboles y en 2020, la cifra fue similar.
En México, el apoyo para los plantadores es insuficiente –reconoció Ramón Burciaga–, detalló que en el periodo 2009-2019, un total de 287 pequeños plantadores se establecieron 2 mil 879 hectáreas de plantaciones forestales comerciales de árboles de Navidad con subsidios de la Conafor por apenas 13 mil pesos por hectárea en 2019 y 2020, distribuidas en 17 entidades del país.
“Desafortunadamente, los apoyos oficiales no son suficientes para atender a toda la gente que se dedica a esta actividad. Son productores muy pequeños, la mayor parte de las plantaciones, la superficie no rebasa las dos hectáreas, hay inclusos plantaciones de media hectárea y unas decenas”.
“Para el próximo año, en enero empieza la temporada, estamos considerando apoyarles con 15 mil pesos por hectárea que cubriría una parte de los costos del establecimiento y del mantenimiento del primer año de la plantación por hectárea”, indicó.
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El experto resaltó que los árboles de Navidad tienen ciclos largos de producción, los más cortos van desde los 5 años y se extienden a los 8 años. “El cultivo de árboles con fines comerciales es muy reciente en México y pensamos que es muy fácil con un clima como el de nuestro país, bajar esos ciclos de producción”, confío.
Indicó que la principal especie plantada en México es el género Pinus con un 87 por ciento de la superficie apoyada por Conafor, ya que es altamente apreciado en el centro del país por su conformación, color y aroma; sin embargo, debido a la demanda en el mercado nacional, el uso del género Pseudotsuga (Abetos), comienza a formar parte importante de las estadísticas, con 11 por ciento de la superficie establecida apoyada y el 2 por ciento restante corresponde a especies del género Abies.
A pesar de la pandemia, el espíritu navideño sigue presente, aunque las familias mexicanas cada día encuentran más opciones para sustituir sus árboles naturales, ya sea por los clásicos artificiales o nuevas tendencias de todo tipo de materiales. Pero el funcionario destacó que el consumo responsable de árboles naturales no solo beneficia a los productores, sino al medio ambiente, siempre y cuando, al concluir estas festividades se le brinde un destino final óptimo, entregando el árbol en centros de acopio, para que pueda cerrar su ciclo en la composta.
La Conafor sostiene que a través de los subsidios que se otorga para el establecimiento de estas plantaciones forestales comerciales, contribuye a generar desarrollo económico en las zonas rurales del país, a satisfacer la demanda del mercado nacional y, por tanto, a disminuir el déficit de la balanza comercial forestal.
Pero además, destaca que estas plantaciones se establecen en terrenos sin cobertura forestal o de reconversión productiva, por lo que se contribuye a mitigar los efectos del cambio climático, al incorporar terrenos desprovistos de vegetación al uso forestal, que con un manejo adecuado, pueden ser cultivos permanentes en constante captura de carbono.
Al final de su vida útil, los árboles de navidad se pueden reciclar para la elaboración de compostas que sirven como sustratos en viveros para producir nuevos árboles, por lo que gran parte del carbono capturado se recicla, de aquí la importancia de llevarlos a los centros de acopio establecidos por los municipios y los gobiernos estatales.
AMP