Tras la elección presidencial en Estados Unidos, para México será esencial el defender el acuerdo T-MEC en sus términos actuales, pues empresarios de comercio exterior del país prevén altamente probable que éste pase de revisión a renegociación en 2026.
Fuentes de alto nivel consultados por MILENIO apuntan que el acuerdo llega debilitado a este proceso electoral tras los incumplimientos tanto de la administración de Andrés Manuel López Obrador, que lo violó con la reforma energética, y que Estados Unidos (EU) dejó en suspenso por casi dos años. Y de manera semejante México decidió no ejercer las sanciones contra la Unión Americana tras ganar el panel de reglas de origen automotriz.
Además, el gobierno de Joe Biden prefirió ignorar las faltas de México a las reglas del acuerdo, al dar preferencia a la cooperación para frenar la migración. Ante esto, un cambio en la administración estadunidense modificará estos impases de forma radical, señalan.
Refieren que en 2016, cuando Trump quiso echar abajo el Tratado, solo consiguió modificar clausulas y que se revise cada 6 años. Ahora se requiere de la firma de una carta expresa de cada mandatario para ratificarlo por los siguientes 16 años.
En el actual escenario, especialmente si el republicano Donald Trump gana la elección, conseguir esa firma podría salir “muy caro” a México, pues tratará de modificar al menos cuatro puntos: los mecanismos laborales, los contenidos de origen que excluyen a China del tema automotriz y de infraestructura, así como el tema de garantizar la seguridad y confianza al capital estadunidense.
“Esto tiene muy preocupados a los americanos, pues consideran que no habrá juez que falle en contra del gobierno mexicano aunque el demandante tenga la razón”, dijo una de las fuentes.
La ruta a seguir
Para los expertos, una vía posible es que México aplique los aprendizajes obtenidos tras el anterior mandato de Trump, quién busca más triunfos políticos que cambios de fondo.
Según los especialistas nacionales para preservar el T-MEC se debe facilitar una victoria en temas como pueden ser el control migratorio y evitar la presencia china en algunas manufacturas, especialmente en autos.
“Hay que escoger nuestras batallas, Estados Unidos tiene algunos temas de seguridad nacional e infraestructura fronteriza en las que se tiene un rotundo no a la inversión que venga de China, pero hay otros sectores en los que no hay problema si ellos participan. Tenemos que hacer ese mapa sobre dónde pueden llegar, acordar esto con Estados Unidos y Canadá y anunciarlo como una política común, pero sobre todo tenemos que cuidar que las reglas sean parejas” expuso otra persona con conocimiento del caso.
México, explican, puede optar por presentar como una política conjunta de América del Norte la relación con China, “en la que nos cerramos como bloque y nos protegemos ante la amenaza del gigante asiático, estableciendo los términos permitidos y los que no, en la inversión”.
Otra vía es la seguridad. “El tema de drogas es muy delicado y en la Casa Blanca hace muchísimo ruido el tráfico de fentanilo, entonces esta es una prioridad”, reiteró uno de los consultados que pidió no ser citado.
Y por último ser más proactivos en la protección a las inversiones dentro del acuerdo, “vamos a tener que generar esquemas de más protección al capital americano”, apuntó uno de los especialistas.
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