Hola lectores de Swamp Notes, y bienvenidos al previo al supermartes. Financial Times seguirá en directo las elecciones primarias de hoy en 15 estados de EU, con una mezcla de noticias, análisis y comentarios de periodistas y escritores de opinión.
Una vez que concluya nuestra cobertura, puedo admitir que los resultados en sí van a ser anticlimáticos. Joe Biden y Donald Trump son claramente los presuntos candidatos de sus respectivos partidos; sin embargo, eso no significa que no valga la pena seguir las elecciones primarias, sobre todo por lo que dirán las encuestas de salida sobre lo que motiva a los votantes (para más información sobre lo que probablemente sea por factores económicos, les recomiendo leer mi columna del lunes).
Una cosa a la que estaré atenta es a la continuación de la tendencia que hemos visto entre los votantes republicanos de las primarias, que es un menor apoyo a Trump de lo que se puede esperar. Claro, está obteniendo 60 por ciento o más del voto en las primarias (obtuvo 68 por ciento en Michigan) y Nikki Haley ni siquiera pudo ganar en su estado natal de Carolina del Sur; sin embargo, no se puede pensar en Trump como un aspirante ordinario en estos primeros comicios. Hay que juzgarlo como un candidato en ejercicio, lo que significa que debe obtener 80 por ciento de los votos, o incluso más. Biden, por ejemplo, obtuvo 95 por ciento de los votos en las primarias demócratas de Carolina del Sur y más de 80 por ciento en Míchigan, a pesar del rechazo en torno a la política estadunidense en Gaza.
¿A qué se debe esto? Porque el extremismo de Donald Trump aleja a más conservadores de lo que podemos pensar. Desde pisotear las libertades personales con una postura antiaborto e incluso contra los métodos anticonceptivos, hasta alienar a los patriotas al retirar su apoyo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o ignorar cualquier apariencia que queda de independencia del partido al tratar de poner a su nuera a cargo del Comité Nacional Republicano (que presumiblemente solo usará el dinero para fines dirigidos por Trump), el ex mandatario estadunidense está pisoteando todo lo que de hecho le importaría a un conservador independiente. Y ni siquiera hemos llegado a los 91 cargos penales y cientos de millones de dólares en multas que seguro hacen que los donantes piensen mucho sobre en qué lugar puede terminar yendo su dinero.
La recreación del Partido Republicano en una especie de culto a la muerte de Trump puede resultar espectacularmente contraproducente. Los republicanos se han enganchado a un meteoro político que puede terminar estrellándose en algún lugar del desierto. Durante un viaje reciente a Washington, me sorprendió bastante ver cómo tantos políticos y pensadores republicanos con los que me reuní en realidad no querían ser llamados republicanos, sino más bien “conservadores”. Se avecina un gran momento de cambio y el partido no está en absoluto preparado para eso, ni política ni ideológicamente (sí, hay unas primeras señales en la forma de pensadores como Oren Cass y Julius Krein, pero son incipientes, nadie ha presentado nada que sustituya al reaganismo aparte de Trump y MAGA o Make America Greeat Again).
Entonces, ¿qué pueden decirnos las primarias del supermartes sobre todo esto? Consideremos que en las primarias de 2016, Trump superó en gran medida los pronósticos de las encuestas. Esta vez, su desempeño es inferior por varios puntos porcentuales.
Eso me dice que puede haber un voto oculto por Biden, en forma de independientes frustrados, pero también de republicanos hartos. Creo que hasta ahora se le ha restado importancia a esto como noticia política, probablemente debido en parte al hecho de que los periodistas que no vieron el fenómeno Trump la primera vez se muestran renuentes a hacer lo mismo esta vez. Peter, ¿qué opinas de mi teoría? ¿Y a qué le vas a prestar atención en el supermartes?
Lecturas recomendadas
-Me sorprendió mucho el artículo de David Brooks en The New York Times sobre cómo el mensaje actual de MAGA refleja el de los republicanos pesimistas de la década de 1930. Vaya. Sin embargo, yo diría que el mundo no es binario y que dos cosas pueden ser ciertas: ¡comprar bienes inmuebles y algo de oro no es una mala idea en mi opinión!
-Nicholas Wade, antiguo editor científico de The New York Times, tiene razón al tomarse en serio la teoría del laboratorio de Wuhan. Es interesante que tuviera que escribir esto en The Washington Post, y preocupante además que nuestra división partidista parezca impedir pensar con seriedad en la posibilidad de que el virus que causó la pandemia de covid-19 fuera un producto de síntesis de laboratorio.
-En Financial Times se publican dos estupendas opiniones sobre el mercado, una de nuestro John Plender, sobre por qué los bonos del Tesoro no son tan seguros como pensamos en un mundo en el que la influencia y el poder económico de Estados Unidos están disminuyendo, y otra de Yves Bonzon sobre la empresa de inversión Julius Baer. Bonzon argumenta que, después de todo, no estamos en una burbuja tecnológica.
-También en Financial Times, no se pierda el almuerzo de Demetri Sevastopulo, corresponsal para Estados Unidos y China, con el general Mark Milley, que comparte sus reflexiones sobre Taiwán y Ucrania, y guarde espacio para el último paseo de Jemima Kelly por Maga Palm Beach. Esta mujer es una gran reportera: las etiquetas “Hecho en China” de los favores del Super Bowl en el Trump International Golf Club son perfectas.
Peter Spiegel responde
Rana, lo que expusiste aquí es esencialmente lo que la campaña de Haley tiene semanas argumentando: que a Trump se le debe de ver como alguien en funciones, y una persona en ejercicio que no puede lograr casi la unanimidad de su propio partido es, de hecho, un candidato lastimado. Y el hecho de que este haya sido un tema de conversación de la campaña de Haley no significa que sea algo equivocado.
Tú y yo tenemos la edad suficiente como para recordar la campaña de 1992, cuando el comentarista en medios de derecha Pat Buchanan obtuvo 37 por ciento del voto republicano en las primarias de Nuevo Hampshire contra el entonces presidente George W. Bush. Los comentaristas de Beltway de inmediato comenzaron a dar la sentencia de muerte para las perspectivas de Bush en noviembre. Comparemos eso con el 43 por ciento que Haley obtuvo contra Trump en Nuevo Hampshire el mes pasado y podremos ver por qué suelo estar de acuerdo contigo en esto.
Sin embargo, hay otra cosa que mencionaste, Rana, en la que quiero centrarme. Es la mención que hiciste de un “voto oculto por Biden”, porque es algo que he estado escuchando de nuestros reporteros durante la campaña electoral. Los describes como “independientes frustrados” o “republicanos hartos”; sin embargo, no estoy seguro de que el análisis lo capte por completo, porque creo que hay una razón más basada en los temas para este fenómeno.
Lo que he estado escuchando es que muchos de estos “votantes secretos por Biden” son mujeres de comunidades por lo general republicanas que empiezan a tener temores genuinos de la capacidad que van a tener para acceder a servicios básicos de salud reproductiva, ahora que los ideólogos republicanos parecen perseguir lo que antes se consideraba como el más rutinario de los procedimientos obstétricos y ginecológicos. Testigo de esto es el reciente fallo de la Corte Suprema de Alabama sobre la fertilización in vitro.
En este punto, estos informes sobre “votantes secretos por Biden” siguen siendo anecdóticos; sin embargo, no hace falta un salto de lógica para entender por qué un gran número de mujeres republicanas pueden decidir votar por Joe Biden sin admitirlo ante los encuestadores, o sus familias.