Google utiliza en secreto páginas web ocultas que suministran los datos personales de sus usuarios a los anunciantes, socavando sus propias políticas y eludiendo las regulaciones de privacidad de la Unión Europea que requieren consentimiento y transparencia, de acuerdo con uno de sus rivales más pequeños.
Nueva evidencia que se presentó a una investigación que lleva a cabo el regulador de datos irlandés, que supervisa los negocios europeos de Google, acusó a la compañía estadunidense de tecnología de “explotar los datos personales sin suficiente control o preocupación por la protección de información”.
El regulador investiga si Google utiliza datos sensibles, como la raza, la salud y las inclinaciones políticas de sus usuarios, para dirigir los anuncios. En sus pruebas, Johnny Ryan, director de políticas del navegador web de nicho Brave, dijo que descubrió las páginas web secretas mientras intentaba monitorear cómo se negociaban sus datos en el intercambio de publicidad de Google, el negocio que anteriormente se conocía como DoubleClick.
El intercambio, ahora llamado Authorized Buyers, es la casa de subastas de publicidad en tiempo real más grande del mundo, que vende espacios de exhibición en sitios web en todo internet.
Ryan descubrió que Google lo etiquetó con un rastreador de identificación que alimentaba a compañías de terceros que iniciaban sesión en una página web oculta. La página no mostraba contenido, pero tenía una dirección única que la vinculaba con la actividad de navegación de Ryan.
Utilizando el rastreador de Google, que se basa en la ubicación y el tiempo de navegación del usuario, las empresas podrían hacer coincidir sus perfiles de Ryan y su comportamiento de navegación en la red con los perfiles de otras empresas, para dirigir los anuncios.
Ryan encontró seis páginas independientes desplazando su identificador después de una hora de ver sitios web con el navegador Chrome de Google. El identificador contenía la frase “google_push” y se envió a al menos ocho empresas adtech (tecnología de publicidad).
“Esta práctica está oculta de dos maneras: la forma más básica es que Google crea una página que el usuario nunca ve, está en blanco, no tiene contenido, pero permite... a terceros espiar al usuario y el usuario no se entera”, aseguró Ryan. “No tenía ni idea de que esto estaba sucediendo. Si consultara el registro de mi navegador, tampoco habría tenido una idea”.
Un portavoz de Google comentó que la compañía no había visto los detalles de la información que Ryan envió al regulador y que coopera con las investigaciones en Irlanda y Reino Unido sobre su negocio de publicidad. El portavoz agregó: “No publicamos anuncios personalizados ni enviamos solicitudes de oferta a los postores sin el consentimiento del usuario”.
Al proporcionar a los compradores potenciales un nivel tan granular de la orientación, Google podría ganar una ventaja competitiva significativa sobre otras compañías que realizan subastas de publicidad, según los ejecutivos de mercadotecnia.
El experimento de Ryan fue reproducido por el analista de adtech Zach Edwards, quien dirige la firma de consultoría técnica Victory Medium, después se lo encargó Brave. Reclutó a cientos de personas para probar el comportamiento de Google durante un mes. Descubrieron que el identificador era realmente único y que se compartía entre varias compañías de publicidad para mejorar sus capacidades de orientación.
En la actualidad, las propias reglas de Google prohíben que los compradores de anuncios comparen con perfiles dispares en el mismo usuario. El 5 de septiembre de 2018, Google anunció que ya no compartiría ID cifradas (identificaciones cifradas) de cookies en las solicitudes de licitación con compradores en su mercado de Authorized Buyers, “como parte de nuestro compromiso permanente con la privacidad del usuario”. En el análisis de Ryan también se encontró que Google continuó compartiendo esto con las empresas de publicidad.
Ioannis Kouvakis, asesor jurídico de Privacy International, destacó que Google tenía una posición dominante en la publicidad en línea y que debería informar a los usuarios qué datos está recopilando el identificador de seguimiento. “Google necesita liderar con el ejemplo”, agregó.
MRA