AMLO incomoda a magnates mexicanos en una cena de caridad

FT Mercados

Los empresarios comprometieron millones de dólares en una cena de beneficencia con Andrés Manuel López Obrador, pero muchos se quedaron con un sabor amargo.

“Muchos de los asistentes se tragaron sus recelos. Como dijo uno: ‘el gobierno puede crear cualquier tipo de problema para ti’”
Jude Webber
Ciudad de México /

Fueron los tamales más caros de mi vida”, bromeó Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario de México, luego de que este mes el presidente Andrés Manuel López Obrador invitó a cenar a 75 de los líderes empresariales más importantes del país.

En el menú, además del tradicional platillo de masa de maíz al vapor y una taza de chocolate caliente, que López Obrador definió como una comida “austera pero suculenta”, les esperaba una sorpresa.

A cada invitado se le presentó un formato  en el que se leía “me comprometo a participar voluntariamente en la compra de boletos de la Lotería Nacional.… para beneficiar a hospitales y la compra de equipo médico equivalente a….” Había cuatro casillas con la suma de la donación elegida: 20, 50, 100 o 200 millones de pesos.

Los líderes empresariales que asistieron sabían que López Obrador planeaba solicitar su apoyo para lo que, inicialmente, había prometido sería la rifa de un avión presidencial valorado por la ONU en 130 millones de dólares, algo que él considera demasiado lujoso para usar, pero que no ha podido vender. 


Sin embargo, fueron tomados por sorpresa por lo flagrante del truco político, a pesar de que el presidente ha demostrado ser un maestro de la comunicación con apenas un año en el cargo.

Aplicar “manita de puerco” a los ricos no es nada nuevo, aunque López Obrador se esforzó por distanciar su cena “transparente” de buenas causas del “banquete de multimillonarios” del presidente Carlos Salinas en 1993. En esa ocasión invitó a los líderes empresariales a una comida secreta, a fin de que cada uno comprometiera 25 millones de dólares para la campaña electoral de su partido.

Desde hace mucho tiempo, el presidente critica a la “mafia del poder” por fomentar la corrupción y la desigualdad, pero en el Palacio Nacional del siglo XVI, construido por el conquistador español Hernán Cortés, todo eran sonrisas. 

Flanqueado por el hombre más rico del país, el magnate de las telecomunicaciones Carlos Slim, y por María Asunción Aramburuzabala, una multimillonaria que dirige una compañía de capital de riesgo y es heredera de una empresa de cerveza, el presidente nacionalista de izquierda dominó a la élite capitalista de México. 

A pesar de la profunda desconfianza en ambas partes, el mandatario logró asegurar apoyo público para su prometida transformación económica y moral del país. Pero la inversión permanece en gran medida en suspenso y, en privado, las empresas se muestran cautelosas.

Mientras que algunos empresarios encontraron sus agendas llenas, o convenientemente estaban de viaje, algunos asistentes tuvieron que tragarse sus recelos. Como dijo uno: “el gobierno puede crearte cualquier problema”.

El exjuez de la Corte Suprema, Eduardo Medina Mora, renunció el año pasado después de que congelaron sus cuentas bancarias (se desbloquearon rápidamente una vez que renunció). Algunos temían que quedar mal con el presidente podría ser arriesgado.

Andrés Manuel López Obrador niega que su gobierno recurra a trucos tan sucios, sin embargo, la táctica del boleto de la rifa —comparada por los comentaristas con la extorsión de “o pagas o te mueres” de los cárteles del narcotráfico— dejó un sabor amargo. “Muchos se sintieron incómodos al respecto”, admitió un miembro de alto nivel del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el mayor grupo de cabildeo privado de México, creado en la década de 1970 para contrarrestar las políticas centralistas del entonces presidente Luis Echeverría.

Los ejecutivos dicen que tuvieron que permanecer en buenos términos con el presidente al principio, para generar confianza. “Pero el segundo año es distinto. Continuaremos colaborando y participando en el diálogo, pero daremos declaraciones más críticas sobre las cosas que vemos y no nos gustan”, agregó el miembro del CCE. El presidente elogió a los líderes empresariales por “portarse bien”. 

No todos en la cena donaron, pero dijo que generó 80 millones de dólares en promesas de dinero para comprar ambulancias, máquinas de rayos X y otros equipos para hospitales.

El mecanismo de pago preciso todavía no está claro (las donaciones a instituciones son deducibles de impuestos, pero la compra de boletos para la rifa no lo es). La Lotería ha sido criticada desde que se reemplazó el premio mayor del avión por premios en efectivo para el sorteo del 15 de septiembre, aniversario del inicio de la guerra de independencia de México.

Es posible que los líderes empresariales del país todavía no estén listos para levantarse, pero López Obrador, que alarmó a los inversionistas con sus proyectos de un aeropuerto, una refinería y sus planes nacionalistas para la petrolera estatal Pemex, debe mantenerlos de su lado si quiere revivir la inversión y la moribunda economía.

“Hay que unir fuerzas”, dijo de la Vega. “Pero hay algunas ideologías en el gobierno que no nos gustan para nada”.


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