El presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, trató de contener la revuelta de los legisladores de derecha que se oponen a su acuerdo sobre la deuda con el presidente Joe Biden, mientras ambas partes se esforzaban por vender a sus partidos un convenio que evite el inminente incumplimiento de pagos de Estados Unidos.
McCarthy defendió el pacto en vísperas de una votación en la que está mucho en juego que se espera para el miércoles en la cámara baja del Congreso, que deja pocos días antes del 5 de junio, fecha que se proyecta en que EU se quedará sin liquidez para pagar todas sus facturas.
Algunos republicanos de base están furiosos con el acuerdo, ya que consideran que suaviza las exigencias iniciales del partido a cambio de un aumento del límite de la deuda.
Gran parte de la resistencia proviene del incondicionalmente derechista Freedom Caucus, que incluye a muchos aliados del ex presidente Donald Trump y legisladores que se opusieron a la campaña de McCarthy en su búsqueda para ser el líder de la Cámara a principios de año.
“Este ‘acuerdo’ es una locura”, dijo Ralph Norman, republicano de Carolina del Sur, en un tuit. “No voy a votar para llevar a nuestro país a la bancarrota. El pueblo estadunidense se merece algo mejor”, añadió.
Aun así, McCarthy predijo que podrá obtener el apoyo de suficientes miembros de su propio partido para el acuerdo, al decir que “95 por ciento” de los republicanos está “muy entusiasmado” con el acuerdo. También espera el apoyo de algunos demócratas.
"Tal vez no complazca a todos, pero es un paso en la dirección correcta en el que nadie pensaba que estaríamos hoy”, dijo McCarthy a Fox News Sunday.
El hecho de que no se lograra la aprobación de la ley puede desencadenar turbulencias en los mercados financieros, ya que enviará a EU a toda velocidad hacia la “fecha X” del 5 de junio, cuando se espera que el Tesoro se quede sin efectivo para pagar todas sus facturas.
Aunque se esperan algunas deserciones republicanas, McCarthy tiene que evitar que la reacción negativa se extienda de forma que ponga en peligro la votación o lleve a un intento de quitarle el cargo como presidente de la Cámara.
McCarthy había prometido dar a los legisladores al menos 72 horas para considerar cualquier legislación, lo que significa que la incertidumbre y el debate sobre el destino del proyecto de ley del techo de deuda van a perdurar los próximos tres días.
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“Esto es digno del pueblo estadunidense. Quiero que lo lean. Quiero que lo entiendan”, expresó McCarthy.
El acuerdo eleva el techo de deuda hasta 2025 y establece topes al gasto no relacionado con la defensa para los dos próximos ejercicios fiscales, al tiempo que permite que el presupuesto del Pentágono crezca según lo previsto por Biden.
También agrega nuevos requisitos de trabajo a algunos programas de la red de seguridad social, acelera las revisiones ambientales de los grandes proyectos y revierte parte de un aumento del financiamiento del Servicio de Impuestos Internos para que pueda fiscalizar de forma más agresiva a los ciudadanos ricos y a las grandes empresas.
Pero la Casa Blanca rechazó los esfuerzos republicanos por imponer recortes del gasto más profundos y durante más tiempo, así como por recortar la legislación económica estrella de Biden de los dos últimos años, incluidos los créditos fiscales para energías limpias.
Mientras McCarthy intentaba convencer a sus legisladores para que apoyaran el acuerdo, los funcionarios de la Casa Blanca también trataban de convencer al mayor número posible de demócratas para que lo respalden.
Algunos demócratas también se quejan de que Biden cedió demasiado en las negociaciones, sin obtener mucho a cambio. Jim Himes, demócrata de Connecticut, dijo a Fox News Sunday: “Ninguna de las cosas que contiene el proyecto de ley son prioridades demócratas”.