Cuando la leyenda de la salsa Willie Colón tuitea, “Black Beans Matter”, los frijoles negros”, ustedes saben que la política de Estados Unidos realmente generó una pelea de comida.
El músico y partidario del presidente Donald Trump tocaba metafóricamente su trombón para apoyar a la compañía de alimentos hispana Goya, que enfrenta un boicot de los consumidores después de que su director ejecutivo elogió efusivamente al presidente estadounidense desde el jardín de la Casa Blanca.
El furor es el punto álgido más reciente de las guerras culturales de EU. Incluso puede cambiar las elecciones presidenciales, dado que los hispanos representan 13% de los votantes elegibles y son decisivos en estados electorales clave como Florida y Texas.
Los boicots no son nada nuevo, pero adquirieron una nueva intensidad durante una presidencia tan envuelta con las marcas y el comportamiento. Tan solo Donald Trump pidió hacer boicots a las empresas como Apple, Harley-Davidson, Macy's e incluso Italia. Los críticos realizaron sus propios boicots. La disputa actual comenzó cuando Robert Unanue, el descendiente de 66 años de edad del inmigrante español Prudencio Unanue, que fundó Goya Foods en 1936 en el centro de Manhattan, dijo que el país estadounidense fue “realmente bendecido” por tener un líder como “Trump, que es un constructor”, como su propio abuelo. Más tarde, en Fox News, Unanue descartó ofrecer una disculpa.
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Para la mayoría de los 60 millones de hispanos en Estados Unidos, que regularmente se abastecen de frijoles negros, garbanzos y especias de Goya Foods, la declaración fue incongruente.
Goya Foods, con sede en Nueva Jersey, de propiedad privada, pero con un valor estimado de 3,000 millones de dólares (mdd), es un elemento esencial de la Soul Food (la comida afroamericana del sur de Estados Unidos). Mi familia una vez protagonizó un spot televisivo de la década de 1980 que presentaba el típico cuadro latino de hombres jugando al dominó y mujeres cocinando, con un jingle: “te chuparás los dedos después de nuestro deliciosos buñuelos de bacalao”.
Y, sin embargo, aquí, desde la Casa Blanca, estaba el director ejecutivo de Goya Foods elogiando a un presidente que habitualmente desacredita a los hispanos, una población afectada de manera desproporcionada por la pandemia de coronavirus y que compra los productos de Goya Foods para sobrevivir al confinamiento. “Nuestros frijoles vuelan de los estantes”, como dijo Unanue.
Esto da pie a una batalla de consumidores que ha dividido a las familias de EU, dejó perplejos a los compradores y sumó a la “gran división” que está “matando a nuestra nación”, dice Unanue.
Desde la esquina azul (liberales), avanzando con #goyaway y representando a 74% de los hispanos que no apoyan a Donald Trump, estaban los latinos liberales como Lin-Manuel Miranda, creador de Hamilton, la demócrata Alexandria Ocasio-Cortez y el chef con estrellas Michelin. Juan Andrés. Desde la esquina roja (conservadores), los derechistas. “Goya Foods es un alimento básico de la comida cubana...la izquierda trata de cancelar la cultura hispana y silenciar la libertad de expresión”, tuiteó el senador republicano por Texas, Ted Cruz.
Por su parte, Marco Rubio, el senador de Florida, tuiteó un punto inusualmente relevante: “La mayoría de estas personas al frente de #GOYABOYCOTT no usan @Goyafoods... y la mayoría de los que lo hacen van a ceder para NocheBuena”.
Él dice...Los boicots no son nada nuevo, pero adquirieron una nueva intensidad durante una presidencia tan envuelta con las marcas y el comportamiento.
Los estudios demuestran que los boicots pocas veces tienen un gran efecto financiero en las empresas. Cuando la Convención Bautistas del Sur boicoteó a Disney en 1997 por proporcionar seguro de salud a las parejas homosexuales de los empleados, el precio de sus acciones pasó el resto del año aumentando 18%. El boicot de Goya Foods puede ser solamente una tormenta pasajera. Como la empresa no cotiza en bolsa, tampoco enfrenta la presión de los inversionistas.
Además, ¿cómo debería cambiar la empresa? Unanue, un republicano registrado, tiene derecho a sus opiniones. También apoyó al expresidente Barack Obama, y Goya Foods tiene un historial de filantropía, y recientemente donó 1 millón de latas de garbanzos.
Aun así, intervenir en la política antes de una elección presidencial es un mal negocio. Los boicots pueden afectar a las compañías de bienes de consumo donde los productos son fáciles de sustituir. Rivales como Conchita, Badia e Iberia deben estar frotándose las manos. Antes de que Unanue comparara a Donald Trump con su abuelo, también debería haber invocado el espíritu del nombre de Don Prudencio.
srgs