China está enviando más bienes a Estados Unidos a través de México, eludiendo los fuertes aranceles impuestos por la administración Trump y que mantuvo la Casa Blanca deJoe Biden , de acuerdo con un análisis de datos de comercio de Financial Times.
Las cifras de Container Trades Statistics, analizadas por Xeneta, muestran que el número de contenedores de 20 pies que se envían de China a México alcanzó 881 mil en los primeros tres trimestres de 2023, los último datos disponibles, en comparación con 689 mil en el mismo lapso de 2022.
El aumento se produjo cuando México superó a China como el mayor exportador de bienes a EU el año pasado, y cuando los envíos por camión que cruzan la frontera aumentaron rápidamente.
Las cifras también señalan la dificultad a la que se enfrenta la administración Biden, mientras se mueve agresivamente para frenar la dependencia que tiene EU de las cadenas de suministro globales dominadas por rivales geopolíticos como China, cuya capacidad de fabricación le otorgó un papel preeminente en el suministro de todo tipo de productos, desde electrodomésticos hasta vehículos eléctricos.
“EU es el mayor consumidor mundial de cosas; China es el mayor productor mundial de bienes”, dijo Robin Brooks, ex economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales. “De un modo u otro, estas dos fuerzas tienen que encontrarse”.
Las medidas estadunidenses para reorientar las cadenas de suministro lejos de China y deslocalizar la capacidad de fabricación comenzaron en serio en 2018, cuando el entonces presidente Donald Trump impuso fuertes aranceles al comercio con China. Su sucesor, Biden, los mantuvo en vigor en medio de una persistente competencia comercial y geopolítica entre ambas potencias.
Como resultado de los aranceles, los envíos que llegan directo de China representan ahora menos de 15 por ciento de las importaciones estadunidenses, frente a más de una quinta parte en 2017.
Sin embargo, algunos productos chinos que se habrían enviado directamente a EU todavía llegan al país a través de México, sin enfrentar los mismos gravámenes.
“Reducir la dependencia de China es una frase fácil para los políticos, pero la realidad es muy diferente”, dijo Erik Devetak, director de productos y datos de Xeneta.
Una auténtica realineación de la fabricación global será “una enorme tarea que va a requerir muchos años y una cantidad colosal de inversión e intervención estatal para que pueda lograrse”, añadió.
México no es el único que se beneficia de la decisión de China de exportar primero a un tercer país y más tarde terminar en EU.
Pekín también tiene superávits comerciales con países como Vietnam, Singapur y Filipinas, que a su vez tienen superávits cada vez mayores con EU, lo que sugiere que los fabricantes chinos siguen beneficiándose de la demanda de sus productos por parte de los consumidores estadunidenses, dijo Brooks.
Los grupos automotrices chinos parecen ser beneficiarios en particular. Las cifras del organismo mexicano Instituto Nacional de Autopartes muestran que 33 empresas de propiedad china con operaciones mexicanas enviaron repuestos por valor de mil 100 millones de dólares a EU en 2023, en comparación con 711 millones en 2021. México importó casi 9 mil millones de dólares en autopartes de China el año pasado, indicó INA.
Los automóviles importados a EU desde México están sujetos a un impuesto estadunidense de 2.5 por ciento, mientras que las piezas ensambladas en México incurren en un arancel de 0 a 6 por ciento.
En contraste, los coches y autopartes importados directo de China pagan un impuesto adicional de 25 por ciento bajo el régimen que introdujo Trump y se mantuvo bajo el gobierno de Biden.
Gary Hufbauer, del grupo de expertos Peterson Institute, sugirió que las reglas escritas hace años para el acuerdo comercial entre EU, México y Canadá fueron superadas por el ascenso de China como potencia automotriz, dando a las empresas chinas una forma de evitar los aranceles. Es probable que Estados Unidos “presione para lograr normas de origen nuevas y más estrictas”, dijo.
Las normas estadunidenses actuales impiden los transbordos directos, por lo que los bienes que se envían a través de México sin ningún ensamblaje o insumo mexicano pagan los aranceles completos.
Pero Biden enfrentó presiones de los sindicatos y el Congreso para imponer un régimen aún más estricto, en medio de señales de que componentes chinos llegan a EU a través de México. Los planes de compañías chinas como el fabricante de vehículos eléctricos BYD de abrir plantas en México también generó preocupación en Estados Unidos.
Katherine Tai, representante comercial de EU, reconoció en una carta al Congreso en enero que las normas estadunidenses actuales dejan oportunidades no deseadas para las empresas chinas y se comprometió a trabajar con los legisladores para abordar los “desafíos”.
México es consciente del problema y el año pasado anunció la imposición de aranceles de entre 5 y 25 por ciento a productos procedentes de países como China, aunque no está claro hasta qué punto el nuevo régimen se aplicará o afectará a las importaciones.
También firmó en diciembre un memorando de intenciones con EU para examinar las inversiones extranjeras —incluidas las nuevas plantas chinas de vehículos eléctricos que se planean en México— en busca de riesgos para la seguridad nacional.
Sin embargo, los analistas de comercio se muestran escépticos ante la posibilidad de que los aranceles y las normas comerciales sean suficientes para desincentivar que los productos del mayor fabricante del mundo lleguen a su mayor consumidor.
“La historia de México pone de relieve la verdadera paradoja”, dice Ilaria Mazzocco, investigadora del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “EU quiere crear cadenas de suministro alternativas en los países socios… pero ¿qué ocurre cuando son empresas chinas las que desarrollan esas cadenas?”.
Con información de: Valentina Romei, Alan Smith y Aime Williams