Juan Andrés se despertó tres veces en la noche después de colocar sus valiosas ampolletas de vacunas en la parte trasera del camión de entregas.
A finales de febrero, Moderna, un grupo de biotecnología con sede en Boston, rompió el récord del tiempo entre identificar un virus •en este caso el coronavirus Covid-19• y crear una vacuna lista para hacer pruebas en humanos: solo 42 días.
En el laboratorio, el equipo estaba emocionado, pero en las primeras horas, Andrés, un veterano de 30 años dentro de la industria farmacéutica, revisaba con nerviosismo su teléfono para monitorear el camión de entregas que se dirigía a una ubicación discreta. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) comenzarían los ensayos para probar si funcionaba.
“El orgullo viene de que esto es una carrera”, dice. “Hacer esto lo más rápido posible, esa es la tarea”. Moderna es una entre más de 20 compañías privadas y organizaciones del sector público que compiten para desarrollar una vacuna contra el Covid-19, que en poco más de dos meses se propagó de la ciudad china de Wuhan a ser una pandemia con 140,553 casos y 5,350 muertes en todo el mundo hasta el cierre de esta edición.
En el carril de salida
La Coalición Para las Innovaciones en Preparación para las Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés), una alianza de gobiernos, industria y organizaciones benéficas que se creó hace tres años para combatir las enfermedades emergentes, ya patrocina cuatro proyectos de vacunas para el Covid-19, entre ellos el de Moderna. También está a punto de firmar contratos para cuatro más, dice Richard Hatchett, director ejecutivo de CEPI. Estima que el desarrollo de vacunas para el Covid-19 a la velocidad requerida costará alrededor de 2,000 millones de dólares (mdd) durante los próximos 12 a 18 meses.
Moderna se encuentra en la salida más rápida, cree el doctor Hatchett, pero muchos otros están muy cerca. “Recibimos 48 solicitudes de todo el mundo después de nuestra convocatoria en febrero”, agrega. “Hay un verdadero sentido de urgencia... porque la amenaza a la que nos enfrentamos no tiene precedentes en los últimos 100 años en términos de velocidad y gravedad potencial”, dice, refiriéndose a la gripe española.
El detonante para Moderna se produjo cuando Stéphane Bancel, su director ejecutivo •que había trabajado en la pandemia de gripe porcina H1N1 de 2009 en México• llamó a un contacto en los Institutos Nacionales de Salud. En otoño, las dos organizaciones acordaron realizar una prueba para ver con qué rapidez podrían responder a una pandemia. Pero antes de que fuera posible un ensayo, el coronavirus proporcionó una prueba real.
La fábrica de Moderna en Norwood empezó a desarrollar la vacuna para el Covid-19 tan pronto como los científicos chinos publicaron en línea el genoma del coronavirus •las 30,000 letras bioquímicas de su código genético• el 10 de enero. “Con la secuencia genómica, comenzó la carrera”, dice Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (EU).
Antes de un brote, no se puede predecir qué virus vendrá después. “En lugar de tratar de desarrollar una vacuna para un patógeno (virus), lo cual es un poco difícil... deben trabajar en tecnología para facilitar el rápido desarrollo de las vacunas”, dice el doctor Fauci.
Una de esas plataformas consiste en la producción de vacunas de Moderna basadas en genética viral. Para el 7 de febrero, los científicos de la compañía habían fabricado docenas de dosis de vacunas de grado clínico, suficientes para el ensayo inicial de NIH en voluntarios sanos, programado para abril. Luego, los investigadores tuvieron que esperar para ver si el lote era estéril, dado que las bacterias tardan dos semanas en crecer.
A pesar de la prisa, los expertos en vacunas dicen que pasarán al menos de un año a 18 meses antes de que una esté disponible para un uso generalizado, el proceso habitual tarda varios años. Después de un ensayo de seguridad inicial, ahora debe haber estudios clínicos más grandes para evaluar la eficacia.
El Dato.30,000
letras
bioquímicas de
su código genético
trae el Covid-19
Prueba y error
Es posible que Moderna sea la primera en hacer pruebas en humanos, pero muchas otras están tratando de crear un antídoto, desde grandes compañías farmacéuticas como Johnson & Johnson y Sanofi hasta grupos académicos, como la Universidad de Queensland.
Shane Crotty, profesor del Instituto de Inmunología de La Jolla en California, dice que el objetivo es buscar la mejor respuesta inmune en un paciente, y tratar de copiarla para que la vacuna pueda provocar una defensa más sólida. “Ese ha sido el avance más grande en los últimos cinco años”, agrega.
Bancel firmó el contrato de CEPI para financiar la vacuna de Moderna en un iPhone, durante el Foro Económico Mundial en Davos. Le dijo al doctor Hatchett que “rápidamente” significaba ahora; el acuerdo se firmó dos días después de que comenzara a expandirse el virus.
Moderna no pudo asumir los costos de crear una vacuna de Covid-19 por sí sola. Incluso las grandes farmacéuticas se muestran renuentes a invertir en vacunas para brotes sin financiamiento público.
Ahora que Moderna ya superó el primer obstáculo, debe prepararse para aumentar el tamaño. La instalación de Norwood podría producir un lote más grande para el próximo ensayo, pero no crear una vacuna a gran escala. Bancel está en conversaciones con gobiernos sobre cómo fabricarían millones o incluso miles de millones de dosis. Inevitablemente, la farmacéutica tendrá que llegar a un acuerdo con un productor grande.
Vacunas para todos
La capacidad de producción será clave siempre y cuando los productos con licencia surjan con éxito de los ensayos clínicos, dice Roger Connor, presidente de vacunas globales de GSK. “Todo el mundo los querrá de inmediato. Puede tomar algún tiempo crear la organización de suministros después de eso”, advierte.
GSK anunció una asociación con Clover Biopharmaceuticals de China. GSK también hizo que su tecnología “adyuvante”, que demostró ser efectiva en la pandemia de gripe H1N1, esté disponible de forma gratuita para cualquier compañía.
Por ahora, cualquier ganancia comercial por participar en la creación de una vacuna exitosa es una preocupación secundaria para quienes tratan de encontrar el tratamiento, dice Connor.
En EU, más de 40 miembros del Congreso escribieron a Donald Trump en febrero para exigir que el presidente se asegure de que cualquier financiamiento gubernamental de una vacuna venga acompañado con un importante compromiso: todos podrán acceder a él. “Estamos muy preocupados por el acceso”, dice el doctor Hatchett de CEPI.
CEPI ha planeado diferentes escenarios, uno de ellos consiste en preguntar si se necesitará una vacuna para el Covid-19 cuando esté lista el próximo año. “No creo que sea plausible que la contención sea un éxito y que la enfermedad desaparezca”, dice.
Por su parte, Bancel presume que el Covid-19 demostró que la tecnología de la empresa era más rápida de lo que nadie imaginaba. Y piensa que podría ser aún más rápida la próxima vez.
Sin embargo, a medida que aumenta el número de muertos, su colega Stephen Hoge, presidente de la compañía, teme que no sea lo suficientemente rápido. Justo cuando pensaba que Moderna tendría tiempo después de que salió el primer lote de su vacuna, vio cómo el brote se propagó a todo el mundo.