¿Cuál es el nuevo enfoque de EU en el comercio?

Opinión. El reto en este proceso ha sido encontrar una forma de equilibrar las dos grandes prioridades que tiene Joe Biden

Katherine Tai, representante del ramo en Estados Unidos. AP
Rana Foroohar
Londres /

A pesar de la importancia de la política comercial en el mundo actual, la representante del ramo en Estados Unidos, Katherine Tai, ha sido una de las personas nombradas por la administración Biden con menor perfil en los últimos dos años. Hay muchas razones para eso. En primer lugar, es una persona discreta, poco dada a la grandilocuencia y la politiquería. En segundo lugar, la propia administración se ha esforzado por elaborar y articular una nueva política comercial para el mundo posneoliberal (lo siento, Ed, sé que odias la expresión, pero muchos la utilizan dentro y fuera de la Casa Blanca para describir un mundo más multipolar en el que se cuestionan muchos tópicos económicos antiguos).

El reto en este proceso ha sido encontrar una forma de equilibrar las dos grandes prioridades de Joe Biden —los trabajadores estadunidenses y los aliados de EU— de forma que no menoscabe ninguna de ellas. Por supuesto, hay muy poco margen de maniobra para lograr el objetivo. China se ha convertido con demasiada frecuencia en un punto de referencia negativo allí, una amenaza común para que Estados Unidos y sus aliados critiquen en torno a cuestiones como el comercio sin enfocarse en las disfunciones internas que han llevado a este punto. Por ejemplo, el Partido Comunista Chino no llegó por sí solo a arrebatar millones de puestos de trabajo y propiedad intelectual. Las grandes corporaciones estadunidenses los subcontrataron, como parte de un paradigma económico neoliberal que se centró solo en subir los precios de las acciones y bajar las tarifas al consumidor (la disrupción tecnológica fue en gran medida parte de ese proceso, que analizo en mi columna del lunes).

Aunque creo que el régimen de Xi Jinping y el Partido Comunista en general representan una amenaza estratégica no solo para Estados Unidos, sino para cualquier democracia liberal, no creo que la política exterior de EU deba caer en una narrativa sobre mantener a China a raya. En primer lugar, nadie puede (excepto los propios chinos, como dije en mi respuesta a la última nota de Ed). En segundo lugar, aunque hay algunos políticos de línea dura que defienden la “contención”, cualquier cosa que esto signifique, no creo que este presidente se dedique a eso. Creo que EU no encontrado una narrativa clara sobre cómo deben entrelazarse las preocupaciones económicas internas y las de política exterior.

En este sentido, me interesó el discurso que Tai pronunció la semana pasada, en el que empezó a dar más sustancia sobre un nuevo enfoque de EU al comercio, que obviamente será fundamental para una nueva política interior y exterior. A continuación algunas de mis principales conclusiones, con citas específicas del discurso:

1. “Estamos invirtiendo en las comunidades estadunidenses. Estamos escribiendo una nueva historia sobre el comercio, una que nos haga más resilientes, nuestra economía más sustentable y nuestros resultados más inclusivos. Independientemente de si tienes un título universitario o no, si tienes cinco empleados o 500, si eres un pequeño productor lácteo en Wisconsin o un trabajador del acero en Pensilvania, el comercio debe funcionar para más estadunidenses y ayudar a construir la economía desde abajo hacia arriba y desde el centro hacia fuera”. No se trata de mantener a China a raya. Se trata de empujar a EU hacia arriba.

2.”Hoy está claro —incluso para muchos que están acostumbrados a un enfoque más tradicional de la política comercial— que debemos adaptarnos a las realidades de la economía global actual. Eso significa hacer inversiones inteligentes aquí en el país para aumentar nuestra propia competitividad. También invertir en investigación y desarrollo y en tecnología de energías limpias y fortalecer nuestra base de fabricación. La política industrial es ahora parte integral de la política comercial. Esto es absolutamente necesario si queremos ganar la competición económica del siglo XXI”. La política industrial y la política comercial deben ir de la mano.

3. “La economía es algo más que números: son personas. Así que nuestra política económica debe funcionar para nuestra gente. Con este objetivo en mente, perseguimos iniciativas nuevas e innovadoras con socios clave de todo el mundo, pero también nos enfocamos en medidas de sentido común que faciliten el comercio. Eso incluye abordar las barreras no arancelarias, que son reales y pueden ser obstáculos más importantes que los aranceles, en especial para nuestras pequeñas y medianas empresas”. Los modelos económicos neoliberales (o, si se prefiere, neoclásicos) asumen con frecuencia que los mercados son perfectos. No lo son, y necesitan un ajuste más activo por parte del gobierno.

4. “El comercio debe trabajar para el bien común y ayudar a establecer estándares responsables en materia de fuerza laboral, medio ambiente y otras prioridades que reflejen los valores estadunidenses. También debe promover una cooperación justa y saludable que eleve a los trabajadores y a las comunidades, y ese es el enfoque para (el Marco Económico del Indo-Pacífico para la Prosperidad)”. Sí, necesitamos una nueva alianza comercial en Asia para competir con China, pero no si traiciona a la mano de obra estadunidense o pone en riesgo la transición ecológica.

5. “Estoy orgullosa de un reciente acuerdo que concluimos con Japón sobre minerales críticos. Nos hemos vuelto demasiado dependientes de ciertos países o regiones para obtener insumos importantes. Esa es una de las razones por las que el presidente Biden firmó el año pasado la Ley de Reducción de la Inflación, la mayor inversión de la historia de Estados Unidos para hacer frente a la crisis climática. Incentivará la fabricación de tecnología de energía limpia aquí en casa. También creará puestos de trabajo bien remunerados, en la fabricación de energía eólica, solar y de vehículos eléctricos. Y reforzará y diversificará las cadenas de suministro de productos de energía limpios”. La resiliencia y la redundancia se imponen a la eficiencia. Tenemos que alejarnos de las concentraciones de poder, ya sea en países o en compañías.

Si tuviera que resumir todo esto en una sola conclusión, diría algo así: “El comercio no es un objetivo en sí mismo, sino una forma de mejorar la situación de los trabajadores en el país y en las naciones aliadas, y de reforzar objetivos económicos más amplios como la creación de mejores empleos, la lucha contra el cambio climático y la reducción de las concentraciones de poder”. Ed, ¿qué opinas?

Lecturas recomendadas

—La carta anual a los accionistas de Jamie Dimon, director ejecutivo de JP Morgan Chase, siempre merece una lectura atenta. Hay muchas cosas en las que hay que adentrarse, pero el aspecto que me pareció más interesante fue la visión optimista de Dimon sobre la política industrial, que, en su opinión, debe desarrollarse “específicamente para salvaguardar nuestra seguridad nacional y, en segundo lugar, para contrarrestar la competencia económica desleal, en especial cuando nuestra seguridad nacional está implicada”. Por ejemplo, la fabricación de bicicletas no entrará en el segundo ejemplo. Pero China, utilizando subsidios y su poderío económico para dominar las baterías, las tierras raras, los semiconductores o los vehículos eléctricos, puede llegar a poner en peligro la seguridad nacional al disrumpir nuestro acceso a estos productos y materiales. No podemos ceder estos importantes recursos y capacidades a otro país”.

—Me encantan los libros de suspenso y disfruté una reseña del New York Review of Books sobre dos nuevos libros de John le Carré, y me imagino que muchos lectores de Financial Times también lo harán.

—En Financial Times no se pierdan las lecciones aprendidas por Gillian Tett después de cubrir tres crisis bancarias. Y echen un vistazo a mi entrevista en “Economists Exchange” con Tim Wu, ex asesor de la Casa Blanca en materia de competencia, que explica muy bien cómo los cambios en la política antimonopolio anuncian otros cambios económicos posneoliberales.

Edward Luce responde

Rana, el discurso de Tai no me convence: mucha retórica y poca sustancia. Si el objetivo es combatir el mercantilismo a gran escala de China, lo cual es razonable, Estados Unidos debe forjar tratados de comercio e inversión con otras naciones, en especial de la región. O, de no ser así, debe liderar el establecimiento de estándares digitales globales, incluida la inteligencia artificial, pero eso no está ocurriendo. El Marco Económico Indo-Pacífico (para la Prosperidad) es poco más que una tertulia, pero es lo más lejos que la administración Biden está dispuesta a hacerlo.

En cambio, China es la que está presionando para conseguir acuerdos a diestra y siniestra. Creo que Xi tiene más posibilidades de que China entre en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico en los próximos dos o tres años, lo que representará un desastre geopolítico para EU y también cobrará un precio económico. Los socios de EU en particular Japón, Australia, Singapur y Corea del Sur, preferirán que Estados Unidos volviera a lo que originalmente fue el TPP y que fue en gran medida una iniciativa estadunidense. Pero empiezan a perder la esperanza de que esto ocurra. Si no pueden recuperar a EU, al final se verán obligados a admitir a China, que es el mayor socio comercial de dos tercios de los países del mundo.

Siento una gran simpatía por los objetivos de inversión interna de la administración Biden, en especial el impulso de la tecnología verde pero, como ya dije antes, se están equivocando en aspectos económicos cruciales. Ni siquiera creo que la política funcione. Lo que hacen puede equivaler a un cambio de paradigma, como tú dices, pero ninguna política que empiece con el prefijo “posneo…” saldrá de Washington DC. También pueden comercializar su política en chino. Mientras, y en el espíritu del debate ecuménico, te deseo a ti y a todos los lectores una feliz Pascua / Ramadán / Pascua judía / fin de semana largo laico.

Sus comentarios

Y ahora unas palabras de nuestros lectores…

En respuesta: “Xi se aprovecha magistralmente como una serpiente de los agravios de Putin. El gran ganador de esta guerra es China y el gran perdedor es Rusia, ya que este último es ahora solo otro país “stan” en el patio trasero euroasiático de China.

Financial Times Limited. Declaimer 2021

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