Economía brasileña se estanca en medio de los retos de Lula

Incertidumbre. El PIB se contrajo 0.2% durante el cuarto trimestre de 2022, lo que complicará la capacidad del político de izquierda de cumplir sus promesas electorales

El ex obrero metalúrgico inició un tercer mandato presidencial en enero. ERALDO PERES/AP
Michael Pooler
Sao Paulo /

La economía brasileña se estancó en el último trimestre de 2022, lo que subraya los retos a los que se enfrenta el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en su intento de mejorar el nivel de vida y reducir la pobreza después de elecciones marcadas por la división.

El producto interno bruto (PIB) se contrajo 0.2 por ciento en los últimos tres meses del año en comparación con el trimestre anterior, cuando se expandió 0.3 por ciento, de acuerdo con datos oficiales publicados ayer. El débil desempeño, impulsado por la contracción de la producción industrial y el enfriamiento de la actividad del sector servicios, interrumpieron cinco periodos consecutivos de crecimiento.

Alexandre de Ázara, economista jefe de UBS BB en Sao Paulo, dijo que la desaceleración refleja el efecto retardado de la política monetaria. El Banco Central de Brasil emprendió un agresivo endurecimiento en un esfuerzo por contener la inflación, elevando su tasa de interés básica desde un mínimo histórico de 2 por ciento hace dos años hasta 13.75 por ciento en agosto. “También se produjo un aumento de la incertidumbre después de las elecciones que provocó una desaceleración de la inversión, que había sido el motor del crecimiento”, señaló.

La economía más grande de América Latina creció 2.9 por ciento en general en 2022, impulsada la eliminación de las restricciones por el covid-19 y las medidas de estímulo, incluidos recortes de impuestos a los combustibles y pagos adicionales de bienestar social, implementadas bajo el anterior presidente Jair Bolsonaro en su fallida candidatura a la reelección; sin embargo, se trata de un descenso respecto a la tasa de crecimiento de 5 por ciento que se registró en 2021, cuando el país se recuperaba de la pandemia.

Como las altas tasas de interés pesan sobre la actividad, las perspectivas son más sombrías para el primer año de mandato de Lula. Los analistas pronostican una expansión económica anual por debajo de 1 por ciento para 2023.

“El lento ritmo de crecimiento mundial puede contribuir a que el PIB de Brasil siga siendo débil este año”, dijo Cristiane Quartaroli, economista del Banco Ourinvest.

La desaceleración va a complicar la capacidad de Lula para cumplir sus promesas electorales. El veterano político de izquierda inició un tercer mandato presidencial en enero después de una apretada victoria sobre el populista de extrema derecha Bolsonaro en las votaciones de segunda vuelta.

Lula prometió erradicar el hambre y elevar los ingresos con un aumento del salario mínimo, prestaciones sociales y obras públicas, pero se enfrenta a unas finanzas públicas en dificultades con poco margen de maniobra en el presupuesto.

El ex obrero metalúrgico, de 77 años, que gobernó por última vez entre 2003 y 2010, arremetió contra el banco central por su tasa de interés de referencia, la segunda más alta de los países del G20 después de la de Argentina, su país vecino.

Lula cree que esto está perjudicando a la economía en general y cuestionó si la institución debe seguir siendo independiente, lo que provocó el nerviosismo en los mercados y llevó a los inversionistas a elevar sus expectativas de inflación.

Aunque el índice general de precios al consumidor de Brasil cayó por debajo de las tasas de dos dígitos, la inflación de 5.8 por ciento sigue por encima del objetivo oficial de 3.25 por ciento.

Financial Times Limited. Declaimer 2021


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