El mes pasado Rusia y China provocaron un nuevo nerviosismo en Washington. Esto se debe principalmente a sus escenificadas demostraciones de unidad diplomática.
Pero también se debe al dinero: durante una visita de Xi Jinping a Moscú, Vladimir Putin se comprometió a adoptar el yuan para “los pagos entre Rusia y países de Asia, África y América Latina”, en un intento de desplazar al dólar.
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Y esto se produce cuando Moscú ya utiliza cada vez más el yuan en su creciente comercio con China y lo incluye en las reservas de su banco central para reducir su exposición a los activos “tóxicos” estadounidenses.
¿Importa esto? Hasta hace poco, la mayoría de los economistas occidentales habrían dicho “que no”. Pero ahora el anuncio de Putin tiene un impacto emocional inusitado. Uno de los motivos es que hay preocupación de que las turbulencias bancarias, la inflación y la inminente batalla por el techo de la deuda en EU hagan ver menos atractivos los activos en dólares.
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Pero el otro factor es que, incluso antes de la visita de Xi a Moscú, el gobierno saudita anunció que empezará a facturar en yuanes algunas exportaciones de petróleo a China. Por otra parte, Francia acaba de realizar su primera venta de gas natural líquido en yuanes y Brasil adoptó esta moneda para su comercio con China.
No hay absolutamente ninguna señal de que estos gestos simbólicos están perjudicando al billete verde en este momento.
El dólar sigue dominando los mercados de deuda, y el volumen de dólares en el extranjero se disparó este siglo. Pero un documento del Centro de Investigación en Política y Economía sugiere que esto podría estar cambiando lentamente: a medida que el comercio chino se ha expandido en los últimos años, también aumentó el uso del yuan.
Según el centro, es que en los próximos años podría surgir un mundo monetario “multipolar”. No sería un cambio tan drástico como Putin o Xi desearían, o como temen los alarmistas de Washington.
Pero parece una apuesta sensata a mediano plazo e incluso “solo” un modelo multipolar podría suponer una conmoción para EU. Las bravuconadas de Vladimir Putin pueden resultar inútiles; pero también podrían ser una pequeña señal de lo que podría ocurrir en el futuro.
gaf