Se calcula que la economía estadunidense ha crecido a un ritmo de 3 por ciento o más este trimestre, tan vertiginoso como imprevisto. Los especialistas no habían pronosticado una recesión antes del año pasado, pero entonces la mayoría empezó a pensar que el fenómeno era inevitable, como consecuencia de las alzas a las tasas de interés. En lugar de eso, lo que obtuvimos fue un minimilagro de crecimiento. ¿Qué ocurrió?
Las explicaciones más populares incluyen el gasto históricamente elevado de la administración de Joe Biden y los resistentes consumidores de Estados Unidos, alentados por la bonanza de los precios del petróleo y la ola de la inteligencia artificial. La combinación de estos factores explica en gran medida el impacto inusualmente leve del endurecimiento de la Reserva Federal hasta la fecha.
El año pasado, todos estaban pendientes de las alzas de las tasas de interés del banco central. Estos incrementos normalmente desaceleran la economía y, de hecho, estaban produciendo señales que han precedido con confiabilidad a las recesiones en el pasado. El endurecimiento comenzó en marzo del año pasado, y aunque por lo general se tarda alrededor de 18 meses en enfriar la economía, los aumentos de las tasas fueron tan rápidos que la mayoría de los analistas preveían que el crecimiento se iba a desacelerar antes.
Eso subestimó al consumidor. Desde la última recesión real, en 2008, los estadunidenses redujeron su carga de deuda y asentaron sus finanzas sobre una base más sólida. La proporción de deuda que tienen a tasas fijas subió hasta de 75 a 90 por ciento. Y el endurecimiento aún no aumenta sus pagos de intereses, aunque es posible que la Fed todavía no termine, según las señales de la semana pasada. El titular promedio de una hipoteca en EU sigue pagando 3.6 por ciento, la mitad de la tasa vigente en las nuevas hipotecas.
A principios de año, muchos consumidores aún disponían de dinero de estímulo. Algunos programas para hacer frente a la pandemia seguían activos, como los créditos fiscales de hasta 20 mil millones de dólares al mes para ayudar a las empresas a conservar a sus empleados. A principios de la pandemia, el gobierno suspendió los pagos de los préstamos estudiantiles, algo que puso 8 mil mdd al mes en los bolsillos de los jóvenes, y ese programa llegará a su fin el próximo mes. Sin embargo, el gran impulso provino de los cheques de ayuda y otros ahorros que los estadunidenses acumularon.
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En el punto máximo de exceso de ahorro a finales de 2020, los estadunidenses habían acumulado 2.1 billones de dólares, pero eso lo han gastado rápidamente y queda menos de un tercio. Esta fuga de ahorros ayuda a explicar por qué la economía crece más rápido que sus pares de los países desarrollados. Los ahorros aumentaron en los últimos años en muchos países, pero los consumidores europeos y japoneses se muestran cautelosos al gastar ese efectivo.
Luego, aunque apenas necesitaban otra inyección de confianza, los consumidores estadunidenses la obtuvieron gracias a la bonanza petrolera. Los precios bajaron, cayendo en las gasolineras desde un máximo de 5.50 dólares por galón en diciembre de 2022 a menos de 4 dólares hasta agosto de este año.
Aún más significativo es que el gasto posterior a la pandemia de Biden equivale a la expansión del gobierno más ambiciosa desde Franklin Roosevelt. De los casi 8 billones de dólares en nuevos gastos desde 2021, alrededor de 6 mil millones de dólares se destinaron al ejército, a programas de prestaciones sociales y a la “nueva política industrial estadunidense” del presidente, que subsidia a las empresas de EU para competir con China.
Las empresas están aprovechando los subsidios. Tan solo la industria de la computación y la electrónica anunció 100 mil millones de dólares en planes de nuevas construcciones en el segundo trimestre, diez veces más que en el mismo trimestre de hace dos años; La investigación de Piper Sandler sugiere que casi la mitad de ese aumento se inspiró en los subsidios de la era Biden. Y la zona cero del entusiasmo de la industria de tecnología es, por supuesto, la inteligencia artificial.
Desde finales de 2022, cuando el lanzamiento de ChatGPT generó rumores sobre la inteligencia artificial generativa, el sector estadunidense de tecnología ha crecido 40 por ciento y sumó más de 2 billones de dólares a su capitalización de mercado, algo que hizo que los accionistas estadunidenses se sientan más ricos.
Si un aumento en las búsquedas de “aterrizaje suave” y una caída en las de “recesiones” son un indicio, los estadunidenses esperan que el milagro continúe, pero una regla general para hacer pronósticos —lo inevitable rara vez sucede, lo inesperado sí— es más relevante que nunca en un año de sorpresas.
Muchas naciones ya lamentaron las enormes campañas de estímulo, ya que las deudas que tuvieron como resultado pesan sobre el crecimiento. A China se le atribuyó el mérito de “salvar al mundo” después de 2008, pero desde entonces ha registrado un crecimiento lento.
Después del milagro, EU enfrentará vientos en contra similares. Cuando el estímulo y otros impulsos temporales desaparezcan, la economía puede caer en una lenta y larga rutina.
*El autor es presidente de Rockefeller International