Directores ejecutivos -sobre todo los de compañías orientadas al consumidor- tengan cuidado. Los responsables de la formulación de políticas, los economistas y, cada vez más, el público se muestran cada vez más escépticos ante las justificaciones de los incrementos de precios. Las grandes utilidades y los márgenes más amplios no pasaron desapercibidos y ya comenzó a surgir una nueva palabra, greedflation •inflación por codicia•.
En los dos últimos años, a las compañías de Estados Unidos (EU) y Europa les ha ido bien a pesar de la pandemia de covid y la guerra en Ucrania. Incluso con los cuellos de botella en las cadenas de suministro y el abastecimiento de energía y materias primas, las utilidades corporativas aumentaron.
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Las empresas trasladaron estos costos más altos de los insumos a sus clientes, y fueron más allá: los márgenes alcanzaron máximos históricos. Las utilidades antes de intereses e impuestos alcanzaron un máximo en el transcurso de 2022, de casi 18 por ciento de los ingresos en promedio para las compañías que cotizan en EU, y de más de 15 por ciento para los que lo hacen en Europa, según datos recopilados por Refinitiv.
Los bancos centrales y los responsables de la formulación de políticas, más preocupados al principio por una posible espiral salarial e inflacionaria, tardaron algún tiempo en darse cuenta. Pero ahora identificaron el llamado “excuseflation” •cuando las empresas con poder de mercado aprovechan las disrupciones para crear justificaciones legítimas para subir los precios• como un comportamiento problemático porque acentúa las presiones inflacionarias.
Es posible que los responsables de la formulación de políticas hayan llegado demasiado tarde a la fiesta. Aunque siguen siendo históricamente altos, los márgenes de utilidades empezaron a reducirse en los dos últimos trimestres y las compañías advierten a los inversionistas de que se avecinan tiempos difíciles.
En parte, esto se debe a que los consumidores, cuyos ahorros aumentaron durante los confinamientos, algo que les hizo estar más dispuestos a pagar precios más altos, son menos propensos a eso. Muchos también tienen que hacer frente a pagos hipotecarios más elevados debido al aumento de las tasas de interés.
Esto no frenó los llamados a una acción directa en contra de las empresas, de las que se sospecha que especularon con los precios. Se corre el riesgo de que la desconfianza en ese tema dure más que la misma tendencia.
En EU, el gobernador de California, Gavin Newsom, firmó una ley contra la especulación con los precios de la gasolina, mientras que en Nueva York, la fiscal general, Letitia James, esbozó planes para reforzar los poderes de investigación del Estado sobre los aumentos de precios al consumidor. Los precios récord de los huevos también dieron lugar al escrutinio de las legisladoras demócratas Elizabeth Warren y Katie Porter.
Isabella Weber, profesora de economía en la Universidad de Massachusetts Amherst, que sugiere un monitoreo del comportamiento de las empresas y algunos controles de precios, acogió con satisfacción la reacción legislativa, pero dijo que llegaba tarde.
Una consecuencia, señaló, puede ser una relación laboral más tensa, a medida que los trabajadores empiecen a exigir una mayor parte del pastel. “Las empresas tienen que redistribuir estas utilidades”, dijo.
srgs