Desde sus minas de plata del siglo XVI hasta sus modernas fábricas de alta tecnología, la región central del Bajío de México ha sido durante mucho tiempo una historia de éxito.
El historiador de la Universidad de Georgetown, John Tutino, le atribuye el fomento del capitalismo global al ayudar a satisfacer la demanda de plata de China desde el siglo XVI y, como la destacada región de fabricación de México, ha disfrutado de tasas de crecimiento a más del doble del promedio nacional en los últimos 20 años.
Pero incluso antes del covid-19, la región del Bajío —que abarca los estados de Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes y parte de Michoacán— estaba viendo cómo se evaporaba el crecimiento estelar. En lugar de una expansión anual promedio de entre 4 y 5 por ciento, la mayor parte de la economía de la región se contrajo entre 2019 y 2020.
Los empresarios responsabilizan en parte a las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador que, según ellos son poco amigables con los inversionistas. Citan la cancelación del aeropuerto parcialmente construido en la Ciudad de México y un proyecto de una cervecería de propiedad estadunidense en Mexicali, así como cambios abruptos en las normas del sector energético para favorecer a las empresas estatales.
Claudia Jañez, presidenta del Consejo Ejecutivo de Negocios Globales de México, se quejó el año pasado de que la incertidumbre estaba haciendo cada vez más difícil que las empresas persuadieran a sus oficinas centrales para invertir.
De hecho, la Inversión Extranjera Directa en el primer trimestre en México fue 29 por ciento menor que en el mismo periodo del año pasado, de acuerdo con el Banco de México.
El Bajío ha sentido la incertidumbre. La tienda departamental Liverpool tenía previsto trasladar las operaciones administrativas a Michoacán, donde tiene un call center, “pero la política nacional puso freno a ese plan”, mencionó Javier Olavarrieta, director comercial de la promotora Grupo Tres Marías.
Si a eso se le suma el aumento de la violencia, las perspectivas para una región que concentra más de una cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB) de fabricación de México se ven considerablemente menos brillantes que en el pasado.
Los líderes empresariales locales decidieron que es hora de dar un paso adelante: la región representa casi una décima parte del PIB nacional, por lo que un Bajío vibrante es bueno para todos.
Después de que López Obrador eliminó ProMéxico para ahorrar dinero después de asumir el poder en 2018, “pensamos que teníamos que ser más agresivos, desde el sector privado”, dijo Marcelo López, exsecretario de desarrollo económico en Querétaro. Ayudó a ser pionero en el desarrollo del estado como un centro aeronáutico, ahora hogar de Airbus, Bombardier y Safran. “Queremos estar orgullosos de esta región nuevamente”, dijo.
Ella Dice...“Lo que hemos construído no desaparecerá de un día para otro y el crecimiento de EU va a crear más oportunidades (en el Bajió)”
Federico Quinzaños, especialista en mercadotecnia detrás de una serie de exitosas campañas turísticas, incluyendo el logo “Caribe Mexicano”, ideó un plan maestro para unir al sector privado y renovar la imagen de la región como “El Gran Bajío”, “para impulsarla hacia el futuro y hacia el mundo”.
El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (EU) y Canadá, que se actualizó con el acuerdo comercial del T-MEC, le da al Bajío un papel fundamental en las cadenas de suministro de América del Norte, como en el sector automotriz, donde cuenta con una docena de plantas de automóviles, incluyendo Ford, General Motors, Nissan, Volkswagen, Toyota, BMW y Honda. El Bajío también produce 4 millones de rastrillos Gillette al día y tres cuartas partes del brócoli que se consume en EU, según Luis Hernández, secretario de Economía de Irapuato en el estado de Guanajuato.
Los lugareños ahora quieren desarrollarlo más como un centro para la tecnología de la información y la biotecnología. “Acabamos de establecer tres grandes centros de datos en nuestros desarrollos”, dijo Francisco Estrada, vicepresidente de Vesta, el principal proveedor de parques industriales de México, quien agregó que está viendo un “crecimiento exponencial” en e-commerce y logística en el Bajío.
Pero Diego Bocard, cuyo Grupo Argo es uno de los principales proveedores de parques industriales en San Luis Potosí, apunta: “Me atrevería a decir que todavía estamos en pañales en lo que se refiere a logística y centros de datos”.
Estrada vio evidencia de que también estaba comenzando el reshoring (reubicación de las operaciones para que estén más cerca de su país de origen) desde China, impulsada por las tensiones comerciales globales y la pandemia. Y Bocard señaló que si bien las empresas que están reubicando sus operaciones naturalmente querían estar cerca de la frontera con EU, el costo de las rentas y de adquirir tierras “es mucho más barato en el Bajío”.
Con la recuperación de 90 por ciento de los trabajos perdidos por la pandemia, la región está comenzando a recuperarse.
Las elecciones del próximo 6 de junio podrían complicar el panorama al aumentar la incertidumbre: un buen resultado para el partido en el gobierno podría envalentonar a López Obrador; uno malo podría impulsarlo a emprender impugnaciones legales a los resultados.
“Sin embargo, creo que tenemos que ver esto como lo hicimos hace 30 años, a largo plazo”, dijo Hernández. “Lo que hemos construido no desaparecerá de un día para otro y el crecimiento de EU va a crear más oportunidades”.
srgs