Estados Unidos instó en privado a los comercializadores de materias primas más grandes del mundo a dejar sus preocupaciones por el envío de petróleo ruso con tope de precios, en un intento por mantener estables los suministros y recuperar cierta supervisión de las exportaciones de Moscú.
Funcionarios del Departamento del Tesoro de EU se reunieron con ejecutivos y operadores comerciales de Trafigura y Gunvor, entre otros, de acuerdo con cinco personas familiarizadas con las conversaciones, y ofrecieron garantías sobre ampliar su papel en el comercio de crudo y combustibles rusos sin violar las restricciones de Occidente.
Aunque Washington nunca se ha opuesto al comercio de petróleo ruso dentro de los topes de precios que se acordaron dentro del G7, los comercializadores independientes de petróleo más grandes se mostraban cautelosos del mercado. “Los estadunidenses nos animaron para que volvamos a mover el petróleo”, dijo un operador comercial que habló con el Tesoro.
Las palabras de garantías de EU, pronunciadas en reuniones con los principales comercializadores independientes de petróleo en las últimas semanas, se producen cuando Rusia amenazó con cortar el suministro este mes después de que las potencias occidentales intensificaron su apoyo a Ucrania.
La administración Biden lideró la iniciativa del G7 de poner un tope a los precios para reducir los ingresos del sector de energía de Vladímir Putin, pero también trató de mantener el flujo de petróleo ruso a los mercados internacionales, por temor a las consecuencias de un colapso en los suministros de uno de los principales exportadores de energía del mundo.
“Depende de cada empresa tomar sus propias decisiones. Nuestro objetivo es comunicar lo que está permitido bajo la arquitectura de los topes de precios”, dijo un funcionario de la administración Biden, añadiendo que las discusiones se centraron en la estructura del mercado.
Desde la invasión a Ucrania, comercializadores globales como Trafigura, Vitol y Gunvor cerraron la mayor parte o la totalidad de sus negocios en Rusia. Los grupos temían una reacción pública negativa o la pérdida de apoyo de los bancos de los que dependen para financiar los millones de barriles que diario envían por transporte marítimo a todo el mundo.
Pero lo que hizo esto es que Rusia dependa cada vez más de casas comerciales más pequeñas para transportar su petróleo a los nuevos mercados asiáticos. Crece la preocupación por la seguridad de los buques petroleros más viejos, que se utilizan sin seguros ni servicios de transporte occidentales, en un comercio cada vez más opaco.
Las conversaciones de la administración Biden con los comercializadores occidentales ilustran la delicada cuerda floja en la que se encuentran la Casa Blanca y el G7 en su intento de reducir los ingresos petroleros del Kremlin sin causar una disrupción en el mercado.
“Uno de los objetivos del tope de precios es garantizar que el petróleo siga en el mercado, aunque a un precio más bajo para privar al Kremlin de ingresos”, dijo otro funcionario estadunidense. “Nos alienta que los mercados del petróleo se hayan mantenido estables en los últimos meses, a pesar de que los ingresos rusos han bajado 60 por ciento desde la invasión”.
En diciembre, el G7 introdujo un tope de precios para el petróleo ruso de 60 dólares por barril, que se aplicaba a los comercializadores que utilizaban servicios occidentales para transportar los barriles de Moscú.
La mayoría de los países del G7 y la Unión Europea también prohibieron la importación de cargamentos marítimos de petróleo ruso, pero las ventas a otros países siguen permitidas.
Casas comerciales como Vitol, Glencore y Trafigura compitieron en su día por el derecho a exportar barriles rusos, cortejando a Igor Sechin, aliado de Putin y máximo responsable de la compañía petrolera estatal rusa Rosneft.
Muchos de los grandes operadores de materias primas se encontraron en la mira del Departamento de Justicia de EU, enfrentándose a multas e investigaciones por presuntos sobornos en países en desarrollo.
En 2014, el Departamento de Estado de EU alegó que Putin podía tener “acceso a los fondos de Gunvor” cuando sancionó a su cofundador, Gennady Timchenko, un colaborador cercano del presidente ruso.