Faltan décadas para que Reino Unido regrese al eurobloque

Cambio de enfoque. Revertir el brexit y retornar a la Unión Europea creará una serie de incertidumbres nuevas y perjudiciales y puede destrozar la política británica

Keir Starmer, líder de la oposición laborista. Reuters
Martin Wolf
Londres /

En dos ocasiones durante el último mes, los europeos que viven en el continente me preguntaron si Reino Unido volverá a unirse a la Unión Europea. No durante muchas décadas, si es que alguna vez lo hace, respondí. Esto es así a pesar del cambio en la opinión británica sobre la sensatez del brexit. Si el electorado hubiera sabido en 2016 lo que sabe hoy, habría votado a favor de permanecer. El resultado fue un salto hacia la oscuridad. Como nos decía el antiguo filósofo Heráclito, “no puedes bañarte dos veces en el mismo río”: ni tú ni el río serán iguales. Esto también es cierto ahora: la decisión de volver a presentar una solicitud no revertirá la de separarse: ambos territorios cambiaron.

Es evidente que la opinión pública británica cambió. De acuerdo con el Centro Nacional de Investigaciones Sociales, el promedio de seis encuestas recientes muestra que 56 por ciento de los encuestados está a favor de reincorporarse, aunque de forma individual varió de 60 a 49 por ciento a favor. Aún más revelador es un informe de Reino Unido en Changing Europe y Public First (del cual mi hija es socia fundadora), que se publicó en septiembre. Según este informe, 22 por ciento de los votantes a favor de separarse pensaba que el brexit salió mal o muy mal, en comparación con solo 18 por ciento que pensaba que resultó bien o muy bien. Entonces, el bregret (regreso de Reino Unido a la Union Europea) está muy extendido.

El hecho de que los votantes a favor de salir se sientan tan decepcionados no es una sorpresa, pero tampoco es bueno para la reputación de nuestra democracia.

¿Por qué, dado este despertar a una realidad (completamente predecible), no debe hacerse el esfuerzo de reincorporarse? Hay tres razones determinantes: Primero, creará una serie de incertidumbres nuevas y perjudiciales; segundo, destrozará la política británica; tercero, el acuerdo para Reino Unido será bastante diferente del que tenía, sobre todo porque, como dijo Michel Barnier, antiguo negociador,  a Financial Times: “La Unión Europea hoy ya no es la misma que abandonó Reino Unido… comenzamos a aprender las lecciones del brexit”.

La incertidumbre que creará es clara. La batalla para volver a presentar su candidatura consumirá gran parte de un parlamento. Será necesario llevar a cabo un nuevo referendo, o dos: uno para iniciar negociaciones y otro para evaluar sus condiciones. Entre ambas, habría otra negociación más, con resultados impredecibles. Reino Unido parecerá trastornado al hacer esto tan pronto. Para los negocios será una pesadilla.

Causará profundas divisiones. Las personas a favor de salir lo verán como una traición y los que están a favor de permanecer como una oportunidad de venganza. Los laboristas, si realmente estuvieran en el gobierno, estarían locos si emprenden un proyecto tan divisivo. Peor aún, desviará la atención y la energía de abordar otros desafíos económicos y sociales.

Lo más importante es que el resultado no lo decidirá Reino Unido. La Unión Europea deseará tener bastante confianza en que el nuevo miembro será más cooperativo y comprometido que el anterior. Al tener en cuenta los numerosos desafíos que enfrenta, no puede darse el lujo de aceptar un miembro grande y hostil.

Será razonable que la Unión Europea insista en que no habrá cláusulas de exclusión ni de exención también es importante la decisión de coordinar la respuesta a la invasión a Ucrania. La reincorporación debe incluir, sin duda, un compromiso con la creación de una Unión Europea más integrada. Eso todavía no es lo que al parecer quiere una pequeña minoría de británicos.

Por el momento, el planteamiento de Keir Starmer, líder de la oposición en Reino Unido, es el único sensato: sustituir las posturas ideológicas por pasos pragmáticos hacia una relación más estrecha y de cooperación. ¿Hay algo que pueda sustituirlo? Sí. Si Trump saca a EU de la OTAN, todo puede cambiar, pero esa no puede ser una solución que desee una persona en su sano juicio.

Financial Times Limited. Declaimer 2021


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