¿Quién hubiera imaginado que la búsqueda de un internet más rápido desataría la batalla más feroz en una guerra comercial? Huawei lidera el mercado de equipos 5G de próxima generación. Washington sospecha que miles de millones en subsidios chinos son la razón de esto. El gigante de las telecomunicaciones de China lo niega. No obstante, Estados Unidos planea ampliar las sanciones. Las mayores víctimas serán sus proveedores.
A medida que el gasto en 5G se acelera, Huawei se beneficia más. El pequeño grupo de rivales que tiene —Nokia, de Finlandia; Samsung, de Corea del Sur, y Ericsson, de Suecia— no puede igualar los bajos precios de Huawei. EU no tiene una alternativa local.
El Departamento de Comercio de EU redactó nuevas reglas para bloquear envíos, incluyendo productos no técnicos, a Huawei. También planea controlar cualquier componente fabricado en el extranjero hecho con tecnología estadunidense que se envíe a Huawei.
Como Huawei gana más de 40 por ciento de los ingresos totales de su negocio de redes, esto llega en un momento difícil. Por delante hay un año complicado. Depende de los mercados fuera de China para la mitad de sus ventas. Sus proveedores de respaldo fuera de Estados Unidos podrían estar bajo amenaza.
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La mayoría de sus componentes extranjeros provienen de socios estadunidenses. De estos, los fabricantes de baja tecnología serían los que más sufrirían por una prohibición más amplia. Los proveedores coreanos y japoneses -SK Hynix, Japan Display y TDK- también podrían recibir un golpe. Pero TSMC es el más expuesto. El fabricante de chips por contrato de Taiwán, el mayor proveedor de Huawei fuera de China, utiliza equipos que se construyen en Estados Unidos.
Ser un proveedor clave de Huawei ha sido lucrativo. A diferencia de los proveedores estadunidenses, cuyas acciones ya registraron el peor efecto en el precio, las acciones de TSMC subieron 56 por ciento en el último año y cotizan a un precio muy alto de 21 veces las ganancias anticipadas. Sin embargo, el crecimiento del ingreso neto se desaceleró de más de 40 por ciento a poco más de 2 por ciento en los últimos cinco años.
La lista negra de Estados Unidos crea un problema estructural para las empresas que son incluidas. China tendrá que aumentar aún más la producción nacional. Hasta ahora, la tecnología de los rivales locales ha quedado rezagada. Ponerse al día significará una reducción permanente de negocios para proveedores extranjeros.