La elección de Joe Biden para encabezar un importante regulador bancario de Estados Unidos respondió a sus críticos en el Congreso y Wall Street, acusando a algunos de ellos de señalar a Saule Omarova por ser mujer y una candidata de minoría.
El presidente de Estados Unidos anunció el mes pasado que tiene la intención de nombrar a Omarova como contralor de la moneda, que supervisa los bancos nacionales, incluidos Bank of America y Wells Fargo.
Sin embargo, desde entonces se ha enfrentado a reacciones negativas por parte de los republicanos y la industria bancaria. Los críticos se enfocan en su educación soviética y su carrera profesional más reciente como académica con propuestas como un sistema de cuentas bancarias manejado por el Estado.
“Definitivamente se aplica un estándar diferente a personas como yo”, dijo Omarova, quien nació en lo que ahora es Kazajistán, en entrevista con Financial Times.
“Soy un blanco fácil: como inmigrante, como mujer, como minoría”, agregó. “No me veo como el típico contralor de la moneda, y tengo una historia diferente. Soy fácil de satanizar y vilipendiar”.
Cuando se le preguntó si cree que parte de la crítica contra ella es racista, Omarova respondió: “Creo que eso es cierto”.
La Oficina del Contralor de la Moneda (OCC, por su sigla en inglés) supervisa los bancos con 14.9 billones de dólares en activos, emitiendo reglas sobre cómo los bancos pueden hacer negocios y otorgando licencias para que las nuevas instituciones puedan operar. Es una división independiente del Departamento del Tesoro y es potencialmente importante para regular las criptomonedas.
La oposición de los republicanos y los cabilderos del sector bancario a Omarova provocó preocupación en la administración Biden de que puede no lograr un respaldo de los demócratas moderados y obtener la confirmación del Senado.
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Pat Toomey, el republicano de mayor nivel en el comité bancario del Senado, le dijo a los senadores la semana pasada: “No creo haber visto nunca una elección más radical para algún puesto como regulador en nuestro gobierno federal”.
Rob Nichols, director ejecutivo de la American Bankers Association, señaló en un comunicado: “Tenemos serias preocupaciones sobre sus ideas para reestructurar fundamentalmente el sistema bancario, que sigue siendo el más diverso y competitivo del mundo”.
Los críticos de Omarova se enfocaron en dos partes de su formación: su educación en la Unión Soviética, donde escribió un artículo sobre Carlos Marx mientras estudiaba en la Universidad Estatal de Moscú, y un documento que escribió el año pasado en su papel como profesora de derecho en Cornell.
En su artículo más reciente aboga por un sistema de cuentas bancarias manejado por el Estado donde todos los estadunidenses tengan cuentas de depósito con la Reserva Federal, en lugar de con un banco privado. Aunque también abogó por la creación de un vehículo independiente manejado por la Fed que pueda ayudar a financiar los proyectos de infraestructura pública.
En una referencia a un libro de 2014 con el título The End of Banking, escribió: “Al separar las funciones de préstamos de su función monetaria, la reforma propuesta efectivamente ‘terminará con la banca’ como la conocemos’”.
La semana pasada, Toomey le pidió a Omarova que presentara una copia de su artículo universitario sobre Marx, y agregó: “¿Cómo es posible que a alguien se le ocurra siquiera pensar en estas cosas? Tal vez un factor que contribuye puede ser si la persona creció en la antigua Unión Soviética, estudió en la Universidad Estatal de Moscú y asistió con una beca académica V. I. Lenin”.
Ante eso, Omarova señaló: “Estaba en la Unión Soviética, donde no había libertad académica, y este era un tema asignado obligatorio. Lo que escribí en ese artículo no tiene nada que ver con lo que creía en aquel entonces o en lo que creo ahora”.
También negó las sugerencias de que tiene simpatías comunistas. “Mi abuela quedó huérfana porque Stalin envió a toda su familia a Siberia y murieron allí. Su familia fue destruida porque eran kazajos educados que no se unieron al partido”, explicó.
“Tuve suerte de llegar a la Universidad Estatal de Moscú… tenía 18 años y en un año me convertí en anticomunista como la mayoría de mis compañeros de clase. Leíamos cosas prohibidas. Escuchábamos a Pink Floyd, que era ilegal, hablábamos de Solzhenitsyn (autor y disidente soviético)”.
Los senadores que la apoyan están organizando una campaña de cabildeo para salvar su nominación, encabezada por Sherrod Brown, el presidente demócrata del comité bancario del Senado.
Brown dijo: “Pese a que ella puede ser la primera mujer, la primera inmigrante y la primera persona no blanca en liderar la agencia en sus 158 años, aún estoy sorprendido de lo agresivas que han sido las difamaciones y los ataques personales republicanos”.