Si bien la mayoría de los países acogería con beneplácito la sobriedad entre sus jóvenes, Japón da un giro en la dirección contraria: con una campaña para que beban más alcohol.
La agencia tributaria del país del este asiático solicita ideas sobre cómo tentar a los ciudadanos más jóvenes para que aumenten su consumo de alcohol, mientras el Ministerio de Hacienda se preocupa por las implicaciones fiscales del cambio generacional.
El poco ortodoxo concurso de The Sake Viva!, respaldado por el gobierno, se cierra a principios de septiembre y pide a las personas de entre 20 y 39 años que ayuden a concebir ideas de negocio para revitalizar un sector afectado por los cambios demográficos, la pandemia y la disminución del interés.
La intervención planeada se produce después del fracaso de la industria de bebidas en Japón, a pesar de todos sus poderes de mercadotecnia, para frenar una caída a largo plazo del consumo de alcohol en el país que comenzó mucho antes de la pandemia.
Los impuestos sobre los productos de alcohol representaron 3 por ciento de los ingresos fiscales del gobierno en 2011, pero estos cayeron a 2 por ciento en 2020, de acuerdo con la agencia tributaria. El gobierno de Japón tiene un déficit presupuestario crónico y una deuda total equivalente a más del doble del producto interno bruto de la nación.
La caída del volumen total de alcohol consumido en Japón era inevitable desde que la población autóctona comenzó a reducirse hace más de una década y la proporción de ciudadanos mayores de 65 años aumentó hasta superar la cuarta parte del país hace ocho años.
De acuerdo con las cifras publicadas por la agencia tributaria, el promedio anual de consumo de alcohol por adulto en Japón cayó de 100 litros al año en 1995 a 75 litros durante el ejercicio de 2020.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubicó en 2018 la tasa anual de consumo per cápita de Japón —expresada en términos de alcohol puro— en ocho litros al año, por encima de los 7.2 litros de China, pero menos que los 11.4 de Reino Unido.
Los japoneses más jóvenes, al igual que muchos otros de su generación en el resto del mundo, beben menos que sus antecesores y cada vez más gente no bebe en lo absoluto.
“Sake Viva!” es el último de una larga historia de planes diseñados para contrarrestar los efectos del envejecimiento y la reducción de la población japonesa, así como el cambio de actitud hacia la salud y el consumo.
La agencia tributaria puso en marcha a principios de este año el proyecto Enjoy Sake! (¡Disfruta el sake!), con el que el gobierno solicitaba ideas de eventos para promover la venta de bebidas alcohólicas.
El último concurso tiene como objetivo sacar ideas que reconozcan los cambios fundamentales en el estilo de vida, no solo los que fueron causados por la pandemia de coronavirus, sino también los factores a largo plazo que influyen en los hábitos de consumo de Japón.
Los organizadores esperan que los participantes presenten “nuevos productos y diseños”, así como planes para fomentar el consumo de alcohol en casa. También esperan encontrar formas de utilizar el metaverso para generar el tipo de afabilidad que de manera tradicional lleva a abrir una botella.
El Ministerio de Salud de Japón indicó que no cooperó con la agencia tributaria en su concurso, pero que mantiene un contacto estrecho y regular con ella sobre cuestiones de alcohol y salud. El ministerio añadió que espera que la campaña tome en cuenta la “cantidad adecuada de consumo de alcohol” que evita problemas de salud importantes.
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