En mi artículo anterior, aproveché lo que pensé que sería una oportunidad poco común para comentar la política del Reino Unido. Resulta que no es tan poco común, gracias a Donald Trump, Elon Musk y la guerra tecnolibertaria contra la democracia.
La semana pasada, Musk anunció que los miembros del Parlamento del Reino Unido “serán convocados a Estados Unidos de América para explicar su censura y amenazas contra los ciudadanos estadunidenses”. Esto se produjo después de que el parlamentario laborista Chi Onwurah, jefe del comité selecto de ciencia y tecnología de los Comunes, hizo un llamado para que Musk que testificara sobre la difusión de desinformación en línea relacionada con los disturbios contra la inmigración de agosto pasado en Inglaterra e Irlanda del Norte.
Parece bastante claro que las empresas de redes sociales como X desempeñaron un papel en ayudar a propagar mentiras racistas en línea, algo que a su vez ayudó a poner en marcha estos horribles acontecimientos. Onwurah (que, como ingeniero de telecomunicaciones y ex director de tecnología de Ofcom, es una de las pocas personas en el gobierno del Reino Unido con experiencia en tecnología en el mundo real) tiene toda la razón al criticar a Musk.
Gracias a Dios que alguien en el Partido Laborista tiene las agallas de enfrentarse a Musk. Como escribí la semana pasada, Peter Kyle, el ministro de tecnología del Reino Unido, cometió un grave error cuando opinó que las compañías globales de tecnología son tan grandes y poderosas que países como el Reino Unido deben tratarlas como estados nacionales. Los gobiernos deberían mostrar un “sentido de humildad” y utilizar el “arte de gobernar” cuando tratan con empresas como Google, Microsoft y Meta.
Bueno, no tanto, especialmente cuando el objetivo de esas empresas, y las personas que las dirigen, es crear un mundo libre de cualquier restricción pública sobre los mercados, o sobre ellos mismos. El hecho de que este tipo de intimidación se dirija al Reino Unido solo muestra la estrategia de Trump / Musk de eliminar primero a las naciones y a los jugadores más débiles en un juego global de divide y vencerás. Es de esperar que ejerzan presión sobre otras naciones europeas, dado el caos que se vive actualmente en el continente en relación con su propio futuro.
Pero volvamos al tema más amplio del tecnolibertarismo: una de las mejores lecturas recientes sobre este tema es The End of Reality: How Four Billionaires Are Selling a Fantasy Future of the Metaverse, Mars, and Crypto (El fin de la realidad: cómo cuatro multimillonarios venden un futuro fantástico de metaverso, Marte y criptomonedas), de Jonathan Taplin.
En el libro se analiza la enorme influencia que tienen en nuestra economía y política personas como Musk, los capitalistas de riesgo Marc Andreessen y Peter Thiel, y el fundador de Meta, Mark Zuckerberg, y las formas en que impulsan el sueño de un mundo sin ningún tipo de gobierno. Los escépticos deberían echar un vistazo a este fascinante artículo de la revista del New York Times sobre Próspera, la ciudad con fines de lucro de Honduras, cuyo nombre no tiene nada de irónico. Está financiada en parte por Andreessen, Thiel y Sam Altman. Aquí, las empresas pueden crear sus propios marcos regulatorios a medida, los empresarios pueden realizar ensayos médicos absurdos sin cumplir con las normas de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EU (FDA, por sus siglas en inglés) y los ciudadanos están protegidos de la delincuencia (aunque presumiblemente no de los delitos de cuello blanco) por una empresa privada de guardias armados. Su objetivo lo dice todo: “construir el futuro de la gobernanza humana: que es dirigida de forma privada y con fines de lucro”, que también podría ser el eslogan de la administración Trump.
Nuestro colega Ed Luce argumentó en la última edición de Swamp Notes que Musk puede estar en camino de colisión con Trump y corre el riesgo de que lo expulsen del círculo íntimo del presidente electo. Bien puede ser el caso, pero la pregunta es si eso importaría en términos de los objetivos a largo plazo de este presidente de un “mundo sin regulación”, que seguirán siendo impulsados por nuestros señores digitales. Según Taplin: “Ellos ya están a cargo”.
Después de todo, me dijo la semana pasada, “Estas son las entidades que construyen la computación en la nube y la infraestructura de inteligencia artificial para los estados nacionales, los cables submarinos que alimentan el comercio y la comunicación digitales, los drones militares y la tecnología satelital que son cruciales para la defensa y, ahora, los nuevos sistemas monetarios internacionales que bien pueden estar en el corazón de la próxima crisis financiera”.
Peter, cuando se trata del poder en la administración Trump, ¿apuestas por los tecnolibertarios, Wall Street, los magnates del petróleo, el grupo de gente MAGA, o alguna facción que todavía no nombro?
Una nota de programación: Swamp Notes se tomará un breve descanso. Volveremos a estar en sus bandejas de entrada el viernes 6 de diciembre. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
Lecturas recomendadas:
- Algunos artículos muy inteligentes del FT de esta semana, incluida la opinión de mi colega Janan Ganesh sobre cómo Gran Bretaña desperdició el mejor mercado global y la mejor mano política.
- También echen un vistazo a este inteligente artículo de Big Read que cuestiona el mercado alcista estadunidense bajo Trump y cuánto durará. Luego, compárenlo con este artículo de Marieke Blom sobre por qué estamos siendo demasiado pesimistas sobre los aranceles, y mi colega Katie Martin sobre por qué “TINA”, que significa “No hay alternativa al dólar”, regresó como filosofía, a pesar de los riesgos que plantea Trump.
- El artículo de portada de David Brooks en The Atlantic sobre por qué las universidades de la Ivy League representan gran parte de lo que está mal en Estados Unidos es absolutamente digno de leer. Coincide con una revisión que hice en 2020 sobre por qué la meritocracia no está funcionando.
Peter Spiegel responde
Rana, tus preguntas me incitan a hacerte otra: ¿Quién es John Galt?
Sé que suena un poco irónico, pero no lo digo de ese modo. Bueno, no del todo. Menciono al protagonista de La rebelión de Atlas porque esta utopía tecnolibertaria que Musk y sus aliados defienden suena mucho a Galt’s Gulch, el valle ficticio de Colorado que solo estaba abierto a los talentosos y brillantes, donde ningún burócrata del gobierno se interpondría en el camino de la grandeza.
En otras palabras, Musk no es la primera persona que piensa que la solución a lo que aflige a la sociedad es algún tipo de sistema político libre, liberado de las cargas de las monedas fiduciarias, los impuestos a las ganancias de capital y el agua fluorada. De hecho, parece ser un cliché bastante habitual entre los plutócratas estadunidenses de centroderecha, desde Henry Ford (fundador de la proto-utópica Fordlandia en Brasil) hasta Walt Disney (su concepto original para Epcot no era un parque temático sino una Comunidad Experimental Prototipo del Mañana).
Lo que tienen en común todos los intentos anteriores de una utopía tecnolibertaria es que todos fracasaron, excepto, tal vez, el Galt’s Gulch, que tenía la ventaja de ser ficticio. Esa es la razón por la que la mayoría de la gente deja de fantasear con utopías tecnolibertarias poco después de los seminarios de historia intelectual de segundo año sobre el pensamiento libertario. Resulta que las sociedades realmente necesitan cosas como reguladores de valores, límites de velocidad y recolección de basura.
Así que sí, Rana, soy escéptico. Tal vez debería estar más alarmado por la creciente influencia de Musk y los de su tipo. Pero, con excepción de ciertos círculos de Silicon Valley, no veo una oleada política a favor de este tipo de políticas entre los votantes de Trump. Es posible que Trump complazca a los libertarios que lo rodean, pero no ha mostrado ningún compromiso personal con ninguna de sus políticas, salvo una nueva dedicación a las criptomonedas, que parece más un intento más de ganar dinero que una creencia de principios en la necesidad de acabar con los bancos centrales.
Por desgracia, Rana, creo que vamos a tener que conformarnos con nuestro presente distópico durante un tiempo más.
Sus comentarios
Y ahora una palabra de nuestros lectores de Swam Notes…
En respuesta a “¿Musk y Trump se van a pelear?”
“En una autocracia, por definición, solamente puede haber un autócrata. Así como Trump 45 defenestró a Steve Bannon, aunque sea brevemente, y a Anthony Scaramucci por tratar de opacar al jefe, es difícil imaginar que alguien con un ego tan inflado como Elon Musk se quede a la sombra de alguien. Por más propensos que sean Trump y Musk a hacer berrinches, la división será ruidosa y fea. Pero solamente puede haber un ganador, y para bien o para mal será Trump”. -Charles Krakoff