El director ejecutivo de BlackRock, Larry Fink, arremetió contra los candidatos a la nominación presidencial republicana por sus críticas al gestor de activos de 9.1 billones de dólares durante el debate del miércoles pasado, calificando las referencias como un “lamentable comentario sobre el estado de la política estadunidense”.
Tanto Vivek Ramaswamy como Ron DeSantis se refirieron específicamente a BlackRock en múltiples ataques a Nikki Haley, quien ya subió en las encuestas y obtuvo el respaldo de algunos donantes ricos para su campaña. Los hombres trataron de retratarla como un peón de intereses financieros secretos, ademas de vinvularla a las críticas que hicieron de la inversión basada en factores ambientales, sociales y de gobernanza.
“Algunos candidatos mencionaron a BlackRock en el debate de anoche (el miércoles), más que la inflación o la deuda nacional. Es un lamentable comentario sobre el estado de la política estadunidense”, escribió Fink en una publicación en LinkedIn ayer. “Ahora sé por qué llaman a esto la temporada tonta política”, agregó.
Durante el debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, el adminsitrador de activos salió a colación en tres ocasiones distintas.
“Larry Fink, el rey del complejo industrial progre (woke), del movimiento ESG (ambiental, social y gobernanza), el director ejecutivo de BlackRock, la compañía más poderosa del mundo, apoya ahora a Nikki Haley. Y decir que eso no le afecta es falso”, dijo Ramaswamy, quien se ha posicionado como el defensor de lo que está en contra de la agenda ESG. El empresario de biotecnología también acusó a Fink de “decir a Exxon y Chevron que no pueden perforar aquí”.
Ron DeSantis, que actualmente es gobernador de Florida, se jactó de que le “quitó 2 mil millones de dólares a BlackRock”, en referencia a la decisión del estado de trasladar algunas inversiones a otro gestor de activos.
Fink dijo a través de su publicación en la plataforma LinkedIn que se ha reunido con al menos cinco candidatos presidenciales, pero que no ha respaldado a ninguno de ellos. “Me reúno con responsables de la formulación de políticas todo el tiempo para entender las implicaciones para nuestros clientes”, escribió. “Ese es mi trabajo”, añadió el empresario.
También se mostró en desacuerdo con las afirmaciones sobre las compañías de energía, al decir que “los clientes de BlackRock tienen más de 170 mil millones de dólares invertidos en empresas estadunidenses del sector energético” y pregonó la inversión de 550 millones de dólares que realizó el mes pasado un fondo de BlackRock en el proyecto de captura de carbono de Occidental Petroleum.
En los últimos dos años, BlackRock y Fink se han convertido en un saco de boxeo para los políticos republicanos como parte de su campaña más amplia para aprovechar las preocupaciones de los “antiprogres” sobre los programas de fomento de la diversidad y lucha contra el cambio climático. Dieciocho estados ya aprobaron algún tipo de ley contra los temas de responsabilidad social y gobernanza, y Texas y Virginia Occidental, entre otros, están boicoteando los fondos de BlackRock.
En respuesta, el mayor gestor de fondos a escala mundial reformó su división de política pública bajo la dirección del recién llegado jefe de asuntos corporativos globales, John Kelly.
“Está claro que tenemos que cambiar cómo estamos organizados para hacer frente a nuestras amenazas políticas”, escribió Kelly al personal el mes pasado. En las últimas semanas, el administrador de activos aumentó de cuatro a siete sus contratos con empresas externas de cabildeo que trabajan en el Capitolio, de acuerdo con las declaraciones de divulgación de información.