LVMH y Kering, los grupos de artículos de lujo más grandes del mundo, dijeron a sus empleados que participarían en un plan de ayuda gubernamental de emergencia, pero dieron marcha atrás después de que Hermès y Chanel se comprometieron a sobrellevarlo sin apoyo del Estado, en un espíritu de “solidaridad nacional”.
Los correos electrónicos internos y los documentos que revisó Financial Times muestran que, poco después de que Francia entró en un cierre de emergencia el 15 de marzo, LVMH comenzó a incluir a algunos trabajadores en el llamado esquema de “actividad parcial” del gobierno en sus diversos negocios.
El esquema, la pieza central de los esfuerzos de emergencia de Francia para apuntalar su economía durante la pandemia de coronavirus, permite a las empresas poner a los trabajadores en horarios reducidos o con licencia, mientras el Estado financia la mayor parte de sus salarios en un intento por evitar despidos masivos.
Los trabajadores de Louis Vuitton, la marca más importante de LVMH que representa casi la mitad de las utilidades operativas del grupo, y el minorista de belleza Sephora, son dos de las empresas que dijeron que serían incluidas en el programa del gobierno en marzo, solo para revertir la decisión hace dos semanas.
Acontecimientos similares ocurrieron en Kering, el propietario de Gucci. Un representante sindical en Boucheron, una marca de relojes y joyas, dijo en una entrevista que se habían celebrado tres juntas en las últimas semanas para incluir al personal en el esquema de “actividad parcial”. Pero el lunes pasado se le informó al sindicato que el plan no seguiría adelante, dijo Yannick Blaise, un representante de CFDT en Boucheron.
El hecho de recurrir a la ayuda estatal se ha convertido en una cuestión delicada para algunas de las compañías más grandes de Francia, ya que al pedir ayuda se corre el riesgo de convertir asuntos internos, como el pago de ejecutivos o los dividendos, en asuntos de debate público.
Algunos grupos como Total y Société Générale se comprometieron a no usar el esquema de actividad parcial para no pesar en las cuentas públicas. Hasta hoy, alrededor de 473,000 compañías han solicitado ayuda para cubrir los costos de aproximadamente cinco millones de trabajadores, entre ellos Airbus, Renault y Air France-KLM, a un costo de más de 11,000 millones de euros para el Estado.
En el sector de lujo, la ecuación se complica por el hecho de que LVMH y Kering están controlados por el primer y tercer hombres más ricos del país, de acuerdo con la clasificación de la revista Forbes.
Los dos multimillonarios, Bernard Arnault de LVMH y François-Henri Pinault de Kering, son feroces competidores y figuras de alto perfil en Francia, cuyos movimientos se examinan estrechamente. Los dos donaron dinero y recursos para la lucha contra el Covid-19 en las últimas semanas, y LVMH recibió elogios por adaptar las fábricas de perfumes para producir desinfectantes de manos para los trabajadores de salud.
Jenny Urbina, una representante laboral de CGT en Sephora, dijo que la compañía les había dicho a los empleados que la marcha atrás de su decisión para no depender del esquema se aplicaría en todo LVMH, excepto en sus periódicos Les Echos y Le Parisien.
“Creo que avanzaron demasiado rápido y no pensaron en cómo se vería, y quedaron atrapados cuando los competidores hicieron sus anuncios”, dijo a FT.
“Si bien estamos contentos de que la compañía hizo esto, en CGT pensamos que era escandaloso que LVMH quisiera buscar ayuda del Estado. Se supone que estos programas ayudan a las empresas frágiles y a los trabajadores que realmente lo necesitan, no a los grandes y rentables”.
Chanel, que es de propiedad privada y de control familiar, dijo el 28 de marzo que no tenía intención de utilizar el programa de ayuda de “actividad parcial” en esta etapa de la crisis. “Nuestro objetivo no es pesar sobre las cuentas públicas, sino que el Estado francés pueda dar prioridad a la ayuda a las empresas más vulnerables y centrar sus recursos en el sistema de salud y sus médicos y enfermeras”, dijo en un comunicado.
Hermès, que también tiene respaldo familiar, fue más allá el 1 de abril al prometer que mantendría los salarios de sus 15,500 empleados en todo el mundo y que no caería en ninguna “actividad parcial” durante la crisis.
Un portavoz de LVMH dijo que la compañía no acostumbra tomar decisiones basadas en lo que hacen sus competidores. Kering no hizo comentarios.
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