Mario Dragui busca salvar a Italia de su peor crisis

FT MERCADOS

Su trayecto será un campo minado para una recuperación por la pandemia.

Mario Draghi, expresidente del BCE.
Martin Arnold y Miles Johnson
Ciudad de México /

Asumir la responsabilidad después de una tragedia es algo que Mario Draghi, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE), se vio obligado a aprender a una edad temprana. 

A los 15 años perdió a su padre, un ejecutivo italiano que inculcó una firme ética de trabajo en su hijo. Poco después también perdió a su madre, una farmacóloga, con lo que el adolescente quedó responsable de los asuntos de la familia. “Regresé de unas vacaciones en el mar con un amigo”, recordó más tarde Draghi. “Él se fue a casa y podía hacer lo que quisiera. Yo, por el contrario, me enfrenté a un montón de cartas que lidiar, facturas que se tenían que pagar”. 

En sus 60, Mario Draghi como jefe del BCE luchó contra una crisis económica tan grande que amenazó con resquebrajar la eurozona. Salió del trabajo como un héroe, y con el cariñoso apodo de “Super Mario”. Ahora, a la edad de 73 años, el expresidente del banco europeo se enfrenta a una tarea que es probable que sea igual de titánica. Elogiado como el hombre que salvó el euro, se le pidió que trate de salvar a Italia de su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. 

Con el colapso del gobierno de coalición de Italia en enero, Mario Draghi fue convocado por el presidente Sergio Mattarella para tratar de formar un gobierno de unidad nacional para organizar planes de recuperación de la pandemia. La reacción en algunos sectores fue un poco eufórica, pero también reflejó el temor a lo que podría ocurrir si fracasaba. Massimo Giannini, un destacado columnista político, calificó a Draghi como la “última esperanza” de Italia. 

Un amigo de Draghi que habló con él en los días previos al anuncio dice que su fuerte sentido del servicio público hizo que le fuera “imposible rechazar” la solicitud de ayudar a su país y a la Unión Europea en la crisis. 

Educado en una escuela jesuita en Roma, Draghi brilló como alumno y era un aficionado del basquetbol, cuyo ídolo era Bill Bradley, estrella de los Knicks de Nueva York. En 2009 una fundación de basquetbol le dio un premio por ser un “importante embajador” para el deporte. 

Después de graduarse en economía en la Universidad La Sapienza de Roma, obtuvo un doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Casado y con dos hijos, Draghi hasta ahora se encontraba en un relajado semi retiro en su casa en la pequeña ciudad umbría de Città della Pieve. 

Su ascensión está asegurada. Mario Draghi logró la semana pasada el apoyo casi unánime de los líderes de los partidos políticos de Italia para formar un gobierno. El proceso para convertirse en primer ministro podría concluir este lunes con la votación en las cámaras. 

Lo dice...

“Él no quiere permanecer en la política a largo plazo, y comienza con mucha autoridad moral, por lo que puede lidiar bien con los desafíos más urgentes y ayudar a Italia y Europa"

Es, según los que lo conocen bien, un actor renuente. “Él no quiere permanecer en la política a largo plazo, y comienza con mucha autoridad moral, por lo que puede lidiar bien con los desafíos más urgentes y ayudar a Italia y Europa”, dice Vítor Constâncio, que fue vicepresidente del BCE bajo la dirección de Draghi. 

La pandemia debilitó aún más una economía que apenas creció en términos reales durante dos décadas. Se espera que la deuda pública aumente a casi 160 por ciento del PIB este año. La economía se contrajo 8.8 por ciento el año pasado en una recesión récord en la era de la posguerra. 

El año pasado, en uno de los pocos discursos que Draghi pronunció desde que dejó el BCE en noviembre de 2019, comparó la reconstrucción de Europa tras la pandemia con las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Dijo que los niveles de deuda pública serían altos durante mucho tiempo, pero que solo serían sostenibles si la “deuda buena” se “utiliza con fines productivos” en lugar de una “deuda mala” que se utilice con fines no productivos. 

Promulgar las reformas que Draghi instó repetidamente a los gobiernos a realizar en su puesto de banquero central no será fácil. Si Draghi logra formar un gobierno, tendrá que adaptarse al mundo rencoroso e inestable de la política italiana, un entorno muy diferente al mundo sólidamente coreografiado de las conferencias de los bancos centrales. 

“Se estaba comunicando con el mercado en el BCE, pero como primer ministro tendrá que comunicarse con los ciudadanos y encontrar una voz diferente”, dice Jörg Asmussen, quien estuvo en el comité del BCE durante la presidencia de Draghi. 

Lorenzo Codogno, exjefe del Tesoro italiano, dice que dirigir un gobierno tecnocrático es “una tarea casi imposible en Italia” y presentaría “un campo minado” para Mario Draghi. 

Muchos creen que ningún otro italiano es capaz de imponer el mismo nivel de respeto en todo el espectro político en el país y en la Unión Europea. “Normalmente Europa está liderada por Alemania y Francia y una combinación de (Angela) Merkel y (Emmanuel) Macron, pero si Draghi se convierte en primer ministro italiano, la política europea podría pasar a ser más un triángulo”, dice Asmussen. 

Lorenzo Bini Smaghi, quien trabajó con Mario Draghi en el Tesoro italiano y el BCE, dice que su “mayor logro no fue tanto decir que haría ‘lo que fuera necesario’ para salvar el euro, sino lograr que Angela Merkel no dijera nada y siguiera apoyando, esto demuestra que es muy hábil políticamente”. Dentro del campo de batalla de la política italiana, y frente a un país profundamente frustrado con sus líderes, estas habilidades se pondrán a prueba al limite.


srgs

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