‘Mucho oro’: el negocio de vestir a los sacerdotes para Navidad

La empresa de propiedad familiar Watts & Co presta servicios a lugares de culto, ceremonias oficiales en el Reino Unido, como coronaciones, e incluso a estudios de Hollywood.

Celebración tridentina con los ornamentos tradicionales. ESPECIAL
Franklin Nelson
Londres /

La Navidad es uno de los momentos más álgidos del año para las iglesias del Reino Unido, con miles de servicios durante el Adviento y aún más en el mismo 25 de diciembre. También es una de las épocas de mayor actividad para los que trabajan para garantizar que todo salga según lo previsto y que todos luzcan a la perfección.

En Watts & Co, que se ubica en el corazón de Westminster, el personal trabaja intensamente para darle los últimos toques a las vestimentas clericales, tanto nuevas como restauradas, y al mobiliario eclesiástico en el sótano de Faith House, diseñada por Edwin Lutyens.

“Hay mucho oro (en esta época del año)…y todos estamos manos a la obra”, dice la costurera Rachel Whittington, cuyo proyecto actual es un frontal de altar de seda color crema.
“Las cosas no siempre salen como uno quiere. Las telas son tan delicadas y las piezas tan diferentes. Se requiere una gran cantidad de resolución de problemas…y atención al detalle”.

Fundada en 1874 por un trío de arquitectos de estilo neogótico, entre ellos George Gilbert Scott Jr., hijo del diseñador del Albert Memorial, la misión de Watts & Co era proporcionar accesorios y telas a las iglesias construidas por los tres hombres.

En la actualidad, la empresa -que cuenta con una filial secular que produce telas y tapices para interiores- presta servicio a lugares de culto de todo el mundo, grandes ocasiones de Estado del Reino Unido, como coronaciones, y a estudios de Hollywood.

Con un precio de hasta 1,715 libras por una casulla -la prenda exterior sin mangas que usa un sacerdote- y 495 libras por una estola -que se coloca alrededor del cuello- las vestimentas cosidas a mano de Watts no son para uso diario ni para cualquier clérigo. Los artículos a medida cuestan aún más.

Pero Robert Hoare, descendiente de Gilbert Scott Jr. y director ejecutivo de la quinta generación, insiste en que estos precios, si bien “no son económicos”, deben considerarse en el contexto de la producción, con hilos de seda inglesa teñidos antes de tejerse.

“Nuestras vestimentas durarán 100 años. Si compras poliéster barato, es feo, te da una descarga eléctrica y tendrás que cambiarlo con mucha frecuencia”, dice Hoare, quien se unió al negocio familiar en 2010 luego de dirigir una compañía de eventos.
“Los sacerdotes católicos más jóvenes aprecian la belleza más que la generación anterior y quieren algo que puedan conservar durante toda su carrera”, añade. Y cualquiera puede comprar las prendas, porque “no es necesario presentar un documento de identidad para comprar una camisa clerical”.

Las iglesias católicas, conocidas por sus elaborados interiores, representan ahora más de la mitad del negocio de Watts, que estima unas ventas de 2.5 millones de libras en los últimos 12 meses. Logró una utilidad de poco menos de 279 mil libras esterlinas en el año hasta diciembre de 2024, de acuerdo con los documentos presentados ante Companies House.

Esto a pesar de que la empresa históricamente ha sido reconocida como anglicana debido a sus vínculos con la Abadía de Westminster, donde George Gilbert Scott fue el “inspector de la tela” y está enterrado.

Después de empezar a funcionar en Baker Street, Londres, lleva más de 70 años a la vuelta de la esquina de la iglesia real gracias a un contrato de arrendamiento de largo plazo de la organización benéfica Society of the Faith. El grupo participa activamente en el ala anglocatólica del anglicanismo, centrado en rituales y liturgias de estilo católico.

En un episodio casi bíblico, Watts sufrió una inundación “realmente catastrófica” el 24 de junio de 2016, justo cuando Gran Bretaña se daba cuenta de su histórica decisión de abandonar la Unión Europea. Vote Leave, el grupo oficial de la campaña a favor del Brexit, tenía su sede originalmente en la misma calle.

El diluvio -que se produjo días después de que Hoare tomara el mando- destruyó casi todo el inventario y eso obligó a la tienda a cerrar durante un año para las reparaciones.

“Apenas pudimos sobrellevarlo, pero estuvimos cerca”, dice, elogiando el “increíble” equipo de 35 personas y la “leal” base de clientes de la empresa, que incluía a Lord Rowan Williams durante su periodo como arzobispo de Canterbury de 2002 a 2012.
“Si todos nuestros clientes hubieran dicho ‘queremos nuestros pedidos de inmediato’, habría sido muchísimo más difícil”.

Más recientemente, el aumento de las contribuciones patronales a la seguridad social, que estableció la canciller Rachel Reeves en su primer presupuesto del año pasado, y los aranceles de importación aque aplicó el presidente estadunidense Donald Trump este año, aumentaron la presión.

Sin embargo, “como no competimos con los rivales que compran estas vestimentas chinas o polacas baratas…de cierta manera eso nos facilita un poco la vida”, dice Hoare, quien acaba de completar un pedido de la Catedral Nacional de Washington, la segunda más grande de Estados Unidos.

La adquisición por parte de Watts en 2024 de su mayor rival, J Wippell & Co, que cerró luego de la pandemia, condujo a una expansión hacia la indumentaria ceremonial y nuevos clientes, entre ellos el sultán de Brunéi.

Mientras tanto, el próximo año se lanzará una nueva colección de vestimentas inspiradas en la Sainte-Chapelle, una capilla gótica de París con 1,113 paneles de vitrales.

“A nuestros antepasados les apasionaba el diseño. Siempre se centraba principalmente en la estética y en la pregunta: ‘¿Cómo podemos crear algo más bello?’”, dice Hoare. “Eso es lo que tratamos de mantener hoy, aunque sea un poco”.

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