Andrés Manuel López Obrador, el presidente de izquierda de México, tiene grandes planes para Petróleos Mexicanos. La empresa productiva del Estado, que está cargada de deuda y que tiene fugas en su flujo de efectivo, necesita ayuda. La producción de petróleo de los campos mexicanos está en descenso, en parte debido a la falta de inversión. López Obrador tiene el objetivo de restaurar las débiles finanzas de Pemex, mientras que al mismo tiempo eleva el gasto de capital. Su plan cayó como un globo de plomo.
México necesita más oro negro de la empresa estatal. Sus ingresos generan, hasta el momento, alrededor de 20 por ciento del presupuesto nacional. Pero la producción de la empresa cayó. En cinco años, hasta enero, la extracción de crudo cayó 35 por ciento para llegar a 1.65 millones de barriles diarios. En el norte, la producción de Estados Unidos subió casi la mitad en ese periodo.
Lo que es todavía peor, Petróleos Mexicanos no reemplaza sus reservas de petróleo. En términos de años de producción, en 2014 la empresa tenía casi una década de reservas probadas totales, una cifra que va a caer a menos de ocho este año.
Pemex necesita administrar mejor el consumo del flujo de efectivo. Esta semana, el gobierno propuso recortar la carga fiscal de la compañía en 6 mil 700 millones de dólares en 2020-21. También tiene planes para reducir los robos de combustible. Pemex prometió ahorros aquí de mil 700 millones de dólares. Por último, el gobierno tiene planes de encabezar una inyección de capital de 16 mil millones de dólares en la que el sector privado y el mismo Pemex van a participar.
Los inversionistas tienen razón de mostrarse escépticos. El Presidente parece hostil al apoyo del sector privado, especialmente cuando se trata de empresas petroleras extranjeras. La política es inestable: el secretario de Hacienda y Crédito Público renunció la semana pasada. Una gran preocupación del mercado se centra en la insistencia del gobierno en construir una costosa refinería de 8 mil millones de dólares en Tabasco, el estado natal de López Obrador.
Las agencias calificadoras de crédito ya tenían dudas. El flujo de efectivo disponible negativo de Pemex, según las estimaciones de Moody's, se va a cuadruplicar a 9 mil 500 millones de dólares tan solo para 2020. Sus bonos de 6.5 por ciento que tienen vencimiento en 2027 aumentaron su rendimiento ya que los inversionistas los vendieron durante el último mes. El costo de asegurar su deuda aumentó más de lo que lo hicieron los bonos soberanos mexicanos.
A medida que el país respalda las finanzas de Pemex, la disparidad no podrá durar. Esperen más degradaciones para ambos.
CLAVES
ADVERTENCIA
El 6 de junio Moody’s recortó la perspectiva de calificación de Pemex de estable a negativa, un día después de que hiciera lo propio con la perspectiva del país.
SIN ENGAÑO
El miércoles, Moody's consideró que el impredecible proceso de creación de políticas en México socava la confianza de los inversionistas.