Después de seis meses de negociaciones y semanas de filtraciones tácticas, Nissan y Renault finalmente anunciaron un acuerdo, que se presentó al mundo como una renovación de votos matrimoniales, que frenaría el desplome de la alianza de 24 años de antigüedad de los grupos automotrices.
Pero tras bambalinas, las consecuencias de las conversaciones, de acuerdo con directivos de alto nivel de ambas partes, eran más ambiguas: para algunos, se puso en marcha una posible separación en los próximos años.
Es posible que la intención original fuera sacar la cooperación funcional del abismo creado por la salida de Carlos Ghosn en 2018. Pero en realidad es un marco que facilita que ambos sigan vidas separadas.
“El número de malentendidos que se produjeron entre estas dos compañías, incluso en los últimos meses, es simplemente increíble”, dijo uno de los altos directivos. “Es un poco parecido a un divorcio”.
El principal pilar de su nuevo acuerdo consiste en igualar las participaciones de una y otra compañía, eliminando un desequilibrio en la estructura de capital que desde hace mucho tiempo había desestabilizado la alianza. El trato también incluiría un acuerdo de una participación minoritaria de Nissan en Ampere, la compañía de vehículos eléctricos de la automotriz francesa.
Algunas de las conversaciones para llegar a este punto fueron productivas y otras caóticas, de acuerdo con personas con conocimiento de la situación, se interrumpieron entre gritos e individuos que abandonaron las conversaciones. Pero sin ese acuerdo, dijeron los directivos de ambas partes, la supervivencia de la empresa se podría medir en meses, no en la posibilidad de años.
Ahora la esperanza es que las empresas se enfoquen en proyectos conjuntos de producción, en lugar de las disputas entre accionistas, en un momento en el que los grupos automotrices de todo el mundo tienen que invertir miles de millones para sacar al mercado vehículos eléctricos y otras innovaciones.
Una tensa negociación
La profundidad de los problemas en la relación, dijeron personas involucradas en las conversaciones, se hizo más evidente a medida que ambas partes pasaban tiempo negociando formas de colaborar más estrechamente en el futuro. En Renault están hartos de Nissan y en Nissan están hartos de Renault: no hay nada en este momento que parezca capaz de cambiar eso, dijo uno de ellos.
15 por ciento
Será la nueva participación de Renault en Nissan.
Las tensiones llegaron a un punto crítico cuando Makoto Uchida, el director ejecutivo de Nissan, inauguró a mediados de enero una reunión entre altos directivos y el consejo de administración de la empresa, que él imaginaba que no sería un acontecimiento. Según las personas que participaron, la sorpresa fue instantánea y espectacular.
Uchida llegó ese día con un acuerdo provisional sobre la mesa, pero en lugar del fuerte respaldo que esperaba, se encontró con una rebelión. Un pequeño grupo de directores no ejecutivos expresó su alarma por el hecho de que la dirección de la compañía japonesa no estuviera negociando de forma agresiva con el grupo automotriz francés, para proteger los intereses de Nissan y acusó a Uchida de ceder demasiado al lado de Renault.
Una de las preocupaciones, según personas familiarizadas con las discusiones, era el reparto de los derechos de propiedad intelectual de Nissan con la compañía china Geely, que se va a asociar con Renault y potencialmente con Saudi Aramco en el negocio de motores de combustión del grupo francés.
Y lo que es más importante, necesitaban ver que el reequilibrio de las participaciones de la alianza entre ambas automotrices se hubiera acordado sobre el papel como punto de partida básico para el acuerdo. Uchida, dijeron, parecía demasiado ansioso por seguir adelante sin esa garantía crucial de que los franceses cumplirían el acuerdo.
Al final, los miembros del consejo de administración aceptaron con renuencia que Uchida siguiera adelante con las negociaciones, después de darles garantías sobre las preocupaciones que plantearon.
“Había un visto bueno sobre la dirección general de las negociaciones, pero no había nada por escrito y era imposible juzgar sin ver los detalles reales. Todavía no había acuerdo”, dijo una persona cercana al consejo de administración de Nissan.
“A las directores no ejecutivos les preocupaba si la dirección de Nissan estaba protegiendo los intereses de la empresa. Fue una situación extraña en la que los directivos tuvieron que decirle a la administración que el acuerdo tenía que ser beneficioso para Nissan”, agregó.
Otra persona cercana a las conversaciones añadió: “Sobre la propiedad intelectual, es como si hubieras llegado al final de 20 años de matrimonio, pero nunca hubieras discutido quién iba a cuidar de los niños”.
El reequilibrio
Incluso para Renault, el resultado de las conversaciones no era ideal. Reduciría su participación de 43% en la japonesa Nissan al 15%, al transferir una participación de 28% a un fideicomiso francés, donde los derechos de voto serían neutralizados para “la mayoría” de las decisiones. Mientras tanto, el grupo japonés mantendría su participación de 15% en Renault como parte del acuerdo y obtendría los derechos de voto que solicitaban desde hace mucho tiempo.
“No es exactamente un acuerdo espléndido para Renault”, dijo un banquero en París sobre la más reciente reestructuración.
1999
Fue el año en que Nissan y Renault firmaron su primer acuerdo
El grupo automotriz renunciaría a lo que otro denominó su “opción nuclear” en Nissan, es decir, su capacidad para ejercer todos los derechos de voto vinculados a su participación de 43% en el grupo japonés, incluso si Renault hubiera acordado históricamente con Nissan no hacerlo.
También eliminó cualquier esperanza que Francia, accionista de 15% de Renault, pudiera haber albergado alguna vez de una fusión total entre las compañías.
La llegada de Luca de Meo a Renault, como director ejecutivo, en 2020, fue uno de los detonantes que contribuyeron a allanar el camino para las conversaciones sobre el reequilibrio, dijeron varias personas cercanas a las conversaciones.
Mientras que la primera tarea del exjefe de la marca Seat de Volkswagen era ayudar a sacar a Renault de los números rojos, incluso a través de recortes de costos, su nuevo jefe también estaba dispuesto a tratar de destrabar algunos de los proyectos conjuntos en discusión con Nissan, pero pronto se enfrentó con el estado de casi parálisis en la alianza.
En enero de este año, después de que se cayeron las esperanzas de un avance inicial en un acuerdo en noviembre, el presidente francés Emmanuel Macron dio sus garantías al gobierno de Japón de que el Estado iba a respaldar una reestructuración, dijeron personas cercanas a las conversaciones.
Las negociaciones se volvieron tóxicas cuando empezaron a filtrarse detalles minuciosos de la reestructuración de la asociación de París a Tokio, lo que obligó a la Autoridad de Mercados Financieros (AMF), el regulador de mercados de Francia, a presionar a Renault para que hiciera una declaración sobre el estado de sus conversaciones con Nissan en las últimas semanas, dijeron tres personas cercanas a la situación.
“Se había convertido en una noticia muy política y con mucha cobertura, y había filtraciones de todo tipo, detalles que salían a la luz por todas partes. Eso irritaba mucho a la AMF”, dijo una de las personas.
Esto obligó a las dos automotrices a revelar su acuerdo esta semana antes de que sus respectivos consejos de administración lo aprobaran, lo que representó un caos al tener que redactar y concluir un comunicado horas antes de que se anunciara el lunes pasado.
La siguiente etapa, una vez que el acuerdo sea aprobado formalmente por ambas juntas directivas, consistirá en que los accionistas evalúen si se trata del principio de un divorcio o del primer paso hacia una verdadera reconciliación, y a qué costo llegó este nuevo acuerdo en términos de concesiones hechas por ambas partes.
Para los inversionistas de Nissan, en particular, está la cuestión de si, en sus esfuerzos por asegurar el reequilibrio de la alianza, se tuvo que ceder demasiado en términos de tecnología y propiedad intelectual.
“Creo que lo que se anunció el lunes es relativamente poco”, mencionó Christopher Richter, analista de CLSA, un grupo de inversión y mercados de capital.
“No creo que, ni siquiera ahora, los altos directivos de Nissan crean que la empresa pertenece a sus accionistas. Por eso, en este caso, sacrificaron los intereses de los accionistas a favor de este estrecho deseo de independencia de Renault”, dijo Richter.
SGS