¿Qué puede pasar si Elon Musk dirige la economía estadunidense?

Otra gran pregunta es cómo afrontará el jefe de Tesla los aranceles de Trump tras oponerse a las tasas de Biden contra los autos chinos

Donald Trump invitó al magnate a encabezar una nueva comisión de eficiencia. REUTERS
Rana Foroohar
Nueva York /

Es una pregunta que vale la pena hacerse ahora que Donald Trump, en caso de ser reelegido, invitó al jefe de Tesla a encabezar una nueva comisión de eficiencia “encargada de realizar una auditoría financiera y de desempeño completa de todo el gobierno federal y hacer recomendaciones para una reforma drástica”.

Musk escribió en X que estará “ansioso por servir a Estados Unidos si surge la oportunidad. No se necesita salario, ni título, ni reconocimiento”. Eso es apropiado, en mi opinión, ya que ya está en la nómina federal: Tesla y SpaceX reciben más fondos federales que la Radio Pública Nacional.

De todos modos, lo que promete Trump, como parte de su plataforma económica, es “derrotar rápidamente la inflación, reducir los precios y reavivar el explosivo crecimiento de la economía”. Dejemos de lado el hecho (como hace tan a menudo el ex presidente) de que la inflación y los precios ya están cayendo, y el crecimiento bajo la administración Biden-Harris es el mejor del mundo desarrollado.

En lugar de eso realicemos una pregunta diferente: ¿cuáles pueden ser las contribuciones de Musk a esos objetivos? Podemos empezar por analizar cómo valora el mercado a Musk, lo que no tiene buena pinta si se utiliza la capitalización de mercado de X (que ya bajó 72 por ciento desde que tomó el control), o la valoración y el flujo operativo ajustado de Tesla en los últimos años. El valor de mercado de Tesla aumentó considerablemente durante la pandemia, pero se redujo a la mitad desde su máximo de 2021. Del mismo modo, Tesla ha tenido dificultades para seguir el ritmo del fabricante chino de vehículos eléctricos BYD, que produce sus coches a un precio mucho más barato.

Musk dijo que se opone a los aranceles a los vehículos eléctricos que la administración Biden impuso a China, lo que plantea la pregunta de cómo afrontará las tasas que propone Trump. Goldman Sachs y muchos otros dicen que los gravámenes de Trump acabarán con la economía y que el plan económico de Kamala Harris, aunque no es ideal, será mejor para el crecimiento en general.

Trump dice ahora que pondrá los ingresos procedentes de los aranceles en un fondo de riqueza soberana. Estos fondos se utilizan a menudo para pagar cosas como educación e infraestructura en los países que las tienen. Tengo la ligera sospecha de que si Musk estuviera a cargo, parte de ese dinero se destinaría a construir estaciones de recarga para Tesla y capacidad para SpaceX.

¿Eso será bueno para el crecimiento? Tal vez, pero también aumentará el control de la economía por parte de un oligarca estadunidense, lo que es problemático cuando se trata de cosas como la privatización del espacio.

Como sucede con toda privatización, la idea es reducir los costos y aumentar la innovación. Para ser justos, los datos de la NASA de 2014 muestran que SpaceX pudo entregar 1 kilogramo de carga a la Estación Espacial Internacional (ISS, por su sigla en inglés) a alrededor de un tercio del precio del transbordador espacial. Los vuelos privados ahora realizan la mayoría de las misiones de reabastecimiento, e incluso transportan a algunos tripulantes. Todos hemos visto con asombro cómo Boeing abandonó a los astronautas en órbita, dejando a Musk para rescatarlos.

Pero como argumenta el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard Matthew Weinzierl, aunque la privatización redujo los costos y aumentó la innovación, también impulsó el poder monopólico. Algunas empresas espaciales selectas y bien financiadas pueden aprovechar las tecnologías de la NASA que tardaron décadas en desarrollarse, mientras que los contratistas establecidos que ayudaron a construirlas salieron perdiendo. Los contribuyentes que financiaron la investigación básica no obtuvieron participación en la riqueza creada por los multimillonarios en el espacio, el mayor bien público común de todos.

En muchos sentidos esto refleja las asimetrías de poder público/privado que se observaron en la construcción de las fortunas ferroviarias del siglo XIX (que llevaron a la última gran era de la lucha contra los monopolios en EU en la década de 1930) o en la comercialización de internet (en la que un puñado de compañías de tecnología, como las dirigidas por Musk, se beneficiaron más que todas las demás). ¿Eso será bueno para la economía? Depende de si eres Musk o el resto de nosotros. Tal vez la verdadera solución aquí sea hacer lo que hicimos en ese entonces y convertir las plataformas de Musk en servicios públicos.

Peter, ¿estás de acuerdo?

Lecturas recomendadas

-Me sorprendieron varios artículos de Financial Times esta semana, empezando por la columna de mi colega Camilla Cavendish sobre cómo la crianza de los hijos se ha convertido en un trabajo que produce tanta ansiedad. Su opinión encaja muy bien con el libro de mi amiga Judy Warner, Perfect Madness: Motherhood in the Age of Anxiety, que escribió al regresar a EU después de una temporada como periodista en Francia, donde las cosas eran más relajadas. Según el artículo de Camilla, parece que la ansiedad ya cruzó el Atlántico. Creo que es fascinante cómo esto coincide con la epidemia de soledad sobre la que escribí hace un tiempo.

-También me encantó el artículo de Big Read sobre cómo la seguridad nacional y la económica están cada vez más interconectadas, que es el subtexto de mi propia columna de hoy sobre algunas de las nuevas iniciativas del Departamento de Comercio en torno a la seguridad de la cadena de suministro. Incluye una entrevista exclusiva con la secretaria Gina Raimondo.

-En un tono más ligero, hace tiempo que soy fan de la famosa chef Ina Garten, la Barefoot Contessa (su marido, el economista Jeffrey Garten, es un amigo y fuente de información desde hace mucho tiempo). El perfil que se escribió sobre ella en The New Yorker fue una lectura excelente. Y sí, los cupcakes de coco son realmente geniales…

-La semana pasada dejé a mi hijo en la Northeastern University para su primer año y estoy emocionada al ver su modelo de educación, que implica pensar mucho más profundamente sobre la experiencia posterior a la universidad y conectar la educación con el mundo del trabajo (de maneras que no socaven la educación liberal básica). La universidad está recibiendo elogios de varias publicaciones. Como los lectores de Swamp Notes ya saben, estoy a favor de la reforma educativa secundaria y terciaria desde hace algún tiempo. Creo que los tipos de experiencias laborales profundas que se ofrecen en lugares como Northeastern son una excelente manera de asegurarse de que la educación en escuelas con un costo de seis cifras al final rindan frutos.

Peter Spiegel responde

Rana, a menos que quieras que pontifique sobre los pros y contras de nacionalizar SpaceX y Tesla (estoy en contra, para que conste), la pregunta que estás haciendo creo que es doble: en primer lugar, cómo será una “comisión de eficiencia” encabezada por Musk, y en segundo lugar, qué hará Musk si fuera algo más que un simple jefe de la comisión, tratando de “dirigir” la economía como una especie de zar de la política.

Primero déjame abordar la primera de esas preguntas, porque es lo que Trump (y el propio Musk) proponen. También quiero abordarla porque, a pesar de todo el bombo publicitario que ha generado, en realidad es la regurgitación de una idea que sigue asomando su fea cabeza más o menos una vez cada década.

No muchas personas fuera de la industria química y los ámbitos de la pericia política probablemente recuerden el nombre de J. Peter Grace, fue el director ejecutivo del grupo químico multinacional fundado por su abuelo, WR Grace. En 1982, Ronald Reagan lo nombró presidente de —esperen— una comisión de eficiencia, para ayudar a “drenar el pantano”. ¿Les suena familiar?

La llamada Comisión Grace presentó algunas recomendaciones valiosas, como una mejor administración de las tierras federales y la privatización de algunas funciones gubernamentales. Pero sus propuestas fueron en gran medida ignoradas o enterradas por los opositores en el Congreso.

Ahora mismo puedo pensar en al menos otros dos esfuerzos similares en mi vida política: Bill Clinton eligió a su vicepresidente, Al Gore, para encabezar una comisión de “reinvención del gobierno”, formalmente llamada Revisión Nacional del Desempeño. Para ser honesto, lo único que recuerdo del esfuerzo de Gore fue su aparición en el programa de David Letterman rompiendo un cenicero en un esfuerzo tortuoso por demostrar lo tontas que eran las regulaciones federales.

Luego estaba la comisión Simpson-Bowles, designada por Barack Obama y copresidida por el demócrata Erskine Bowles, ex asesor principal de Clinton, y el republicano Alan Simpson, ex senador de Wyoming. Al igual que la Comisión Grace, Simpson-Bowles tenía algunas recomendaciones inteligentes, de las cuales, pocas fueron adoptadas.

Menciono estos ejemplos para señalar lo que debe ser evidente sobre la propuesta de Trump-Musk: personas inteligentes, algunas con radares políticos que tienen una mucho mejor sintonía que la que tiene Musk, ya intentaron esto antes y lograron muy poco.

En cuanto a la pregunta en tu titular, Rana, no estoy seguro de que tengamos que adivinar qué hará Musk si “dirigiera” la economía. Ha sido bastante abierto sobre su defensa del tipo de visión del mundo criptolibertaria que se ha vuelto popular en muchos rincones de Silicon Valley: desregular, privatizar y deconstruir el estado administrativo.

Pero seamos honestos: ni Musk, ni ningún otro individuo va a “dirigir” la economía estadunidense. El poder presidencial está limitado por el Congreso, agencias independientes como la Fed y actores del sector privado como los mercados de capital internacionales y las corporaciones multinacionales.

Musk puede pensar que obtendrá un trabajo de Trump con vastos poderes, pero sospecho que acabará tan decepcionado como J. Peter Grace.

Sus comentarios

Y ahora unas palabras de nuestros lectores. En respuesta a: “Un dato de contexto sobre la historia de Musk y Brasil que no he visto que se haya cubierto es que X y Musk sí eliminan contenido de gobiernos de otros lugares como Turquía e India. La diferencia aquí parece ser que a él no le gusta eliminar el contenido de derecha para los gobiernos de izquierda...Creo que ese contexto es importante. Sin eso puede parecer que está tomando una postura sobre este tema de manera integral, pero él y X no lo hacen en absoluto”. - Metin Toksoz-Exley.

Financial Times Limited. Declaimer 2021

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