Los líderes republicanos y la Casa Blanca aseguraron el respaldo de los principales legisladores a su acuerdo para evitar el incumplimiento de pagos de la deuda de Estados Unidos, algo que aumenta la confianza en que en el Congreso se apruebe un pacto.
El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y el presidente Joe Biden tienen poco margen de error para garantizar la aprobación del pacto bipartidista que acordaron a última hora del sábado tras días de acaloradas negociaciones.
El acuerdo provocó una reacción negativa por parte de los conservadores de derecha.
Chip Roy, de Texas, lo calificó de “sándwich de caca” (algo terrible); Ralph Norman, de Carolina del Sur, dijo que es una “locura”, y Dan Bishop, de Carolina del Norte, lo describió con un emoji de vómito verde, algo que aumentó el temor de que el acuerdo pudiera enfrentarse a una dura batalla en el Capitolio.
Pero legisladores moderados de los partidos Republicano y Demócrata indicaron que respaldarán el acuerdo, lo que sugiere que cuenta con apoyo suficiente para convertirse en ley.
“Con un gobierno dividido, la única forma de avanzar es llegar a un acuerdo y poner los intereses del pueblo estadunidense por encima de todo”, dijo en un comunicado Mike Lawler, republicano de un distrito “columpio” (pendular o en disputa) al norte de Nueva York.
“Nada de lo que hacemos en el Congreso es fácil. Siempre puede haber un camino tortuoso para llegar hasta allí, pero estoy bastante seguro de que vamos a conseguirlo”, declaró a Financial Times Dusty Johnson, republicano de Dakota del Sur.
Señaló que la respuesta de la mayoría de los republicanos de la Cámara de Representantes había sido “bastante contundente” y que los votos de los miembros “en los extremos” del partido “nunca estuvieron en juego”.
Johnson también defendió el acuerdo por sus méritos. Este proyecto de ley es una serie de victorias conservadoras bastante sustanciales; no hay ninguna forma en que mueva a la sociedad estadunidense de una manera más liberal o progresista en comparación con el statu quo”, dijo.
La primera prueba de fuego será la votación en la Cámara de Representantes, que se espera para mañana. Le seguirá la votación en el Senado, que puede prolongarse hasta el próximo fin de semana. Si no se aprueba ninguna ley antes del 5 de junio, EU se quedará sin liquidez para pagar todas sus facturas, lo que puede agitar los mercados financieros y sumir a la economía estadunidense y mundial en una recesión.
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Se espera que los miembros de la Cámara regresen a Washington después del fin de semana largo del Día de los Caídos, antes de la votación. McCarthy cuenta con una mayoría extremadamente pequeña para trabajar en la Cámara, pero podrá contar con el apoyo de algunos demócratas para compensar los abandonos republicanos.
Muchos legisladores todavía están indecisos y no se pronuncian hasta que tengan más tiempo para estudiar el proyecto. Biden estuvo hablando con miembros del Congreso antes de la votación, según la Casa Blanca.
“Todavía queda mucho trabajo por hacer de aquí a la votación. Ese es el asunto de tener una mayoría tan estrecha. Incluso la medida más rutinaria tiene el potencial de convertirse en un angustioso momento de suspenso”, dijo Kevin Madden, estratega republicano de Penta Group, una consultora de Washington.
La mayoría de los analistas políticos siguen esperando que se apruebe el proyecto de ley.
“Aunque hay algunos miembros de la extrema derecha descontentos, la mayoría de los conservadores están interesados en que se apruebe este acuerdo y tienen poco interés en plantear una moción para dejar vacante la presidencia (de la Cámara)”, dijo Ben Koltun, de Beacon Policy Advisors, refiriéndose a un esfuerzo para despojar a McCarthy de su papel como presidente de la Cámara de Representantes.
“Va a salir adelante sin hacer preguntas”, dijo James Lucier, director gerente de Capital Alpha.
En el lado demócrata, algunos progresistas se lamentan de algunas de las concesiones acordadas por Biden, pero el domingo se multiplicaron las muestras de apoyo, aunque fueran tibias.
“Nuestros miembros se sienten alentados por el hecho de que las dos partes llegaron a un acuerdo y confían en que el presidente Biden y los negociadores de la Casa Blanca hayan ofrecido una solución viable y bipartidista para poner fin a esta crisis”, dijo Annie Kuster, de New Hampshire, que preside una coalición de demócratas moderados.
Se espera que la mayor parte del drama se produzca en el lado republicano. Es probable que el primer obstáculo sea la votación en el Comité de Normas de la cámara, que incluye a varios opositores republicanos al proyecto de ley que pueden intentar bloquearlo.
La presión exterior también puede ser un factor. El ex presidente Donald Trump, que todavía tiene influencia sobre los republicanos, ya pidió con anterioridad a los legisladores que caigan en un impago a falta de profundos recortes de gastos.
Ron DeSantis, el gobernador republicano de Florida, dijo a Fox & Friends que incluso después del acuerdo “nuestro país seguirá precipitándose a toda velocidad hacia la bancarrota”.
“Creo que aquí nos metimos en una trayectoria, realmente desde marzo de 2020, con algunos de los gastos por el vovid, que reajustó en su totalidad el presupuesto. Y se están aferrando a eso. Y creo que eso va a ser completamente inadecuado para lograr ponernos en una mejor situación”, indicó.
Ambos son candidatos a la nominación presidencial republicana en 2024, pero Ronna McDaniel, presidenta del Comité Nacional Republicano y aliada de Trump, se mostró entusiasmada con el acuerdo y lo calificó de “victoria dramática” para McCarthy.
“Antes de que aprobaran su proyecto de ley que cambia la historia, nadie habría creído posible recortar el gasto, restablecer los requisitos de trabajo, reformar los permisos para energía e infraestructuras y mucho más”, declaró a Fox News en una entrevista el domingo.