Renault y Nissan obtuvieron una mayor “libertad” para emprender sus propios proyectos en un importante reinicio de su conflictiva alianza de 24 años, dijo el jefe del grupo automotriz francés.
Luca de Meo declaró a Financial Times que las compañías ya no estarán obligadas por la necesidad de “concesión” a trabajar juntas en áreas en las que no puedan beneficiarse ambas.
Su promesa se produjo cuando los grupos alcanzaron un “acuerdo marco vinculante con vistas a acuerdos definitivos a finales del primer trimestre de 2023”.
Esto significa que las compañías van a igualar sus participaciones en el capital de la otra, una fuente de tensiones de mucho tiempo.
Renault reducirá su participación en Nissan de 43 a 15 por ciento, mientras que la firma japonesa obtendrá derechos de voto para su propia participación de 15 por ciento en la francesa.
Los grupos esperan que el acuerdo se cierre en el último trimestre de este año tras las aprobaciones regulatorias, y que los detalles finales se concreten a finales de marzo.
Como parte del acuerdo, que será vinculante durante 15 años, ambas compañías anunciaron varios nuevos proyectos de fabricación conjunta en India, América Latina y Europa.
El matrimonio entre Renault y Nissan tenía el objetivo de generar grandes ahorros, pero se vio empañado por sospechas y luchas internas que salieron a la luz desde el arresto en 2018 del ex jefe Carlos Ghosn.
De Meo comparó a las empresas con una pareja en un bache después de más de 20 años juntos, cuyas necesidades se separaron en algunos frentes. “La conversación deja de ser tan emocionante como antes, y entonces uno de los dos se levanta del sofá y dice ‘voy a salir, voy a ver a unos amigos’”.
Las compañías intentan eliminar capas de restricciones para evitar tensiones, al tiempo que se puedan conservan algunas de las ventajas de combinarse en áreas como la compra a proveedores.
“Renault recupera su agilidad estratégica y la libertad de hacer lo que es bueno para nosotros, que no siempre es lo que es bueno para la alianza”, dijo De Meo.
Por su parte, Makoto Uchida, director ejecutivo de Nissan, dijo que el reinicio es una oportunidad para construir una “cultura de confianza” entre las compañías.
El reajuste se produce en un momento en el que Renault trata de acelerar el desarrollo de coches eléctricos en su centro europeo, mientras que los próximos pasos de Nissan pueden enfocarse más en mejorar las ganancias en Estados Unidos o China.
El acuerdo también implica la ruptura de un pacto de accionistas que, en efecto, ahogaba gran parte de los derechos de voto de Renault en Nissan y había creado una forma de “estancamiento operativo”, dijo De Meo.
Además, Nissan acordó invertir hasta 15 por ciento en Ampere, una nueva división de Renault que albergará su tecnología de vehículos eléctricos y software, que la compañía francesa está escindiendo como parte de una renovación corporativa.
Acordaron proyectos que beneficien a ambos grupos y puedan producir “miles de millones” en valor, aunque de Meo subrayó que esto solo será así “si funciona a la perfección, algo que no hará”.
En América Latina, Nissan ampliará su gama para ofrecer coches más pequeños, mientras que Renault volverá a entrar en el mercado mexicano con un nuevo modelo que se fabricará en la planta que Nissan tiene en el país.
De Meo afirmó que su incursión en México tiene el objetivo de equilibrar la exposición de la compañía a los “volátiles” mercados de Sudamérica, más que de allanar el camino para una incursión en Estados Unidos.
En Europa, Nissan fabricará un nuevo coche eléctrico más pequeño en una planta de Renault.
De Meo también dijo que la asociación en India le permitió a ambas compañías continuar en un mercado que, de otro modo, habrían tenido que abandonar.
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