El apetito de Estados Unidos por los combustibles fósiles vuelve a rugir a medida que la economía se pone en marcha, algo que proporciona un impulso a los grupos de energía, pero va contra la campaña de Washington para recortar las emisiones.
El regreso de los automovilistas a las carreteras después de que se suavizaron las restricciones de la pandemia aumenta la demanda de combustible y los resultados de las refinerías de petróleo, mientras que un cambio para alejarse del gas natural para la generación de energía fue una bendición para los grupos mineros de carbón.
El resurgimiento se produce cuando inundaciones e incendios forestales en muchas partes del mundo ponen al descubierto los impactos destructivos del cambio climático, que un informe histórico de la semana pasada determinó que era “inequívocamente” el resultado de la actividad humana, en especial a través de la quema de combustibles fósiles.
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La demanda de gasolina se desplomó el año pasado cuando la pandemia obligó a la gente a quedarse en casa, pero el despliegue de las vacunas y la flexibilización de las restricciones le permitió a los automovilistas estadunidenses regresar con fuerza a las carreteras este verano. El consumo de gasolina alcanzó niveles récord de más de 10 millones de barriles diarios a principios del mes pasado.
El aumento de la demanda elevó los precios del combustible y provocó alarma en la administración Biden, que la semana pasada presionó a Rusia y Arabia Saudita para que aumentaran la producción de petróleo con el fin de enfriar el aumento de los precios.
El organismo federal de la Administración de Información de Energía (EIA, por su sigla en inglés) espera que los estadunidenses quemen un promedio diario de 8.8 millones de barriles de gasolina este año, 10 por ciento más que el año pasado, pero por debajo de los 9.3 millones de barriles diarios que se consumieron en 2019, en gran parte gracias a un aumento en el número de personas que trabajan desde casa.
La creciente demanda de combustible proporcionó un impulso a las refinerías de petróleo que resultaron muy afectadas por el colapso del año pasado. Las empresas aumentaron sus volúmenes, y muchas vuelven a tener utilidades después de registrar grandes pérdidas el año pasado.
“Hubo un aumento significativo en la movilidad en el segundo trimestre, impulsando una mayor demanda de productos refinados, particularmente en EU”, dijo a analistas Joseph Gorder, director ejecutivo de Valero, la mayor refinería independiente mundial, con sede en Texas. “De hecho, vemos una demanda de gasolina y diésel por encima de los niveles anteriores a la pandemia en nuestras regiones de la costa del Golfo de EU y de la parte central de EU”.
Greg Garland, director ejecutivo de Phillips 66, dijo que la demanda de gasolina, combustible para aviones y diésel de la refinería se redujo 70 por ciento durante las primeras etapas de la pandemia en 2020.
“La gente pronosticaba el fin del mundo. Había gobiernos que literalmente cerraban sus economías a escala mundial”, dijo Garland en la sede de la compañía en Houston la semana pasada.
Garland añadió que las compañías de refinación aún se encuentran bajo presión. “Los volúmenes están mejorando sustancialmente, pero necesitamos que todo el mundo regrese al lugar donde estaba”.
La demanda de carbón de EU también está aumentando, pero por una razón diferente. El aumento de los precios del gas natural llevó a los productores de energía a quemar más cantidad del combustible fósil más sucio una vez más. La EIA estima que el consumo de carbón en la generación de electricidad de Estados Unidos aumentará 17 por ciento a 511.7 toneladas cortas este año.
Esto significa que mientras Joe Biden lucha para impulsar una nueva y radical legislación de energía limpia en el Congreso, su primer año como presidente va a coincidir con un resurgimiento en el uso del carbón.
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La EIA pronostica que el consumo de carbón volverá a disminuir en 2022, como parte de una tendencia a largo plazo impulsada por el retiro de las centrales térmicas más antiguas. Pero por ahora, los productores disfrutan de un respiro. Peabody Energy, la compañía minera de carbón más grande de EU, informó que las ventas a plantas de energía estadunidenses aumentaron más de 20 por ciento en el segundo trimestre.
“En EU, los indicadores del mercado de carbón térmico son favorables”, dijo James Grech, director ejecutivo de Peabody.
Si bien las refinerías y los productores de carbón dan la bienvenida al aumento en el consumo de combustibles fósiles, va en contra de la corriente en Washington, donde el presidente quiere reducir las emisiones a la mitad para finales de la década desde los niveles de 2005 al alejar a EU del petróleo y el carbón con un cambio a los vehículos eléctricos y la electricidad renovable.
Las emisiones derivadas del uso de energía van a aumentar 7 por ciento este año, de acuerdo con la EIA, aunque se mantendrán por debajo de los niveles de 2019, después de que registraron una caída de 11 por ciento el año pasado.
Steve Nalley, administrador interino de la EIA, dijo que habrá un crecimiento “significativo” en las emisiones de carbono del sector energético a medida que la economía se abra de nuevo, pero dijo que la agencia no anticipó que en el corto plazo regresaran a los niveles anteriores a la pandemia.