La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, y sus aliados en Alemania presionan para que se establezca un “calendario vinculante de reformas” del Banco Mundial tan pronto como en abril, en un momento en que el organismo está sometido a una presión constante por no abordar de manera adecuada el cambio climático.
La ministra alemana de Desarrollo, Svenja Schulze, que también ejerce de gobernadora del país ante el Banco Mundial, sostuvo conversaciones con Yellen el lunes, en las que hablaron de la “reforma fundamental” para garantizar que el banco “marque el camino de la acción climática, el control de pandemias y la prevención de crisis”.
Yellen impulsará que la primera entrega del “plan de evolución” del Banco Mundial esté lista en abril, de acuerdo con una fuente familiarizada con el asunto.
La presión sobre el Banco Mundial para que se ocupe de los “bienes públicos mundiales” se produce tras la abrupta renuncia de su presidente en funciones, David Malpass, y llega en un momento en que EU y otros países accionistas pretenden ampliar las competencias del banco para que incluya la lucha contra el calentamiento global y la pobreza.
“Janet Yellen y yo estamos de acuerdo en que las reuniones de primavera del banco en abril deben tener como resultado un calendario vinculante de reformas”, dijo Schulze. “La decisión sobre la reforma en sí debe tomarse en este año, porque no debemos perder tiempo para abordar los retos globales a los que nos enfrentamos”.
Durante una reunión en Copenhague, Dan Jørgensen, ministro danés de Cooperación al Desarrollo y Política Climática Global, dijo que muchos de los ministros que participaron en la cumbre de dos días celebrada para debatir la agenda de la COP28 de la ONU sobre el clima, que se celebrará este año en Dubái, hablaron de la necesidad de una reforma urgente del Banco Mundial que se enfoque en el calentamiento global.
Este mes, el banco actualizó sus reglas para garantizar que el nuevo financiamiento aprobado a partir del 1 de julio esté “alineado” con los objetivos del Acuerdo de París, pero los activistas reaccionaron con rabia y dijeron que las normas se quedaban muy cortas al excluir el capital para la producción de electricidad a partir del carbón, y la turba, así como su extracción.
Todas las demás inversiones potenciales, como los proyectos de gas y petróleo, estarán sujetas a una serie de pruebas más subjetivas, que incluyen si tienen la probabilidad de provocar un aumento “significativo” de las emisiones, o refuercen las “barreras” a la transición del país a una economía baja en carbono.
Algunas actividades que causan un aumento significativo de las emisiones pueden considerarse alineadas “siempre y cuando no existan vías alternativas viables con menores emisiones que logren objetivos de desarrollo equivalentes”, establecen las reglas.
“Por desgracia, las nuevas directrices distan mucho de ser transformadoras. Seguir proporcionando financiamiento, garantías y apoyo político a los combustibles fósiles lo único que hace es alimentar el fuego de la crisis climática”, dijo Fran Witt, director de campaña de la organización no gubernamental Recourse.
En un momento en el que la agenda se inclina hacia el cambio climático, un alto funcionario del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg, dijo que el organismo aprovechará las reuniones de primavera para “hacer balance de los avances” realizados “para abordar los numerosos retos a los que se enfrenta el desarrollo mundial, incluido el cambio climático”.
Esta semana, la Comisión Económica para África de la ONU también reiteró la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional para ayudar a las naciones del continente a hacer frente al cambio climático y la pobreza.
Hizo un llamado a los bancos multilaterales para que ofrezcan mejores condiciones de préstamo para impulsar el “crecimiento sostenible” y dijo que un mayor volumen de préstamos de bajo costo “puede cambiar las reglas del juego para los países en dificultades”. Esto puede lograrse con reformas en las entidades, así como “aumentando sus bases de capital” (de los bancos multilaterales de desarrollo).
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