Por qué Harris todavía está en riesgo en los estados indecisos

En estos distritos resuena el cuidado infantil, la vivienda asequible y la asistencia a pequeñas empresas, pero los aranceles y las políticas comerciales empujan a votantes hacia el bando republicano

Las políticas de Joe Biden lograron que EU tenga la mejor recuperación pospandemia de todos los países ricos. REUTERS
Las políticas de Joe Biden lograron que EU tenga la mejor recuperación pospandemia de todos los países ricos. REUTERS
Rana Foroohar
Nueva York /

Muchas personas que leen Financial Times se preguntarán por qué la carrera sigue tan reñida en estados columpio (indecisos) del Medio Oeste como Pensilvania, Míchigan y Wisconsin. Después de todo, Biden hizo mucho para cerrar la brecha entre demócratas y republicanos en esos estados al ser a favor de los sindicatos y —quizá aún más importante— al insistir en el punto de que Estados Unidos debe reindustrializarse y proteger los empleos de las fábricas.

Harris está hablando muy poco de cualquiera de esas cosas. Me sorprendió tanto durante el debate que en la primera pregunta que respondió planteó la cuestión de que los aranceles de Trump son un “impuesto a las ventas” para los estadunidenses, ya que aumentarán el precio de los bienes importados. Para ser claro, no apoyo los aranceles generalizados de Trump y sé que no tiene ninguna estrategia industrial. Pero como muchos estadunidenses, en particular los que viven fuera de las costas, creo que los aranceles no están prohibidos; son una de las muchas herramientas económicas que se pueden utilizar para lograr ciertos objetivos económicos que el mercado no está cumpliendo. Eso es lo que han sido en cada periodo de la historia económica de EU, con la pequeña y rara excepción de la década de 1990 en adelante.

Pero lo que puedo decir con seguridad es que cuando se habla de aranceles como un “impuesto a las ventas”, los trabajadores del Medio Oeste industrial no lo escuchan como un grito de guerra contra la inflación. Lo escuchan como una prueba de que Harris no los respalda y no necesariamente protegerá sus puestos de trabajo. Como mencioné en el evento de Financial Times posterior al debate entre Harris y Trump, desde hace un par de semanas he estado escuchando de fuentes del movimiento sindical que están viendo un cierto titubeo en el apoyo en estados columpio clave porque Harris no se presenta y dice: “¡Los respaldo y protegeré sus trabajos, pase lo que pase!”

La vicepresidenta evita temas de política industrial. Reuters

De hecho, va a lugares como Pensilvania, Wisconsin y Míchigan y no habla en absoluto sobre la industria de fabricación, lo que es un gran autogol. Está bien impulsar el cuidado infantil, la asequibilidad de la vivienda y la asistencia a las pequeñas empresas, pero a los trabajadores de las fábricas en Míchigan no necesariamente les interesa un préstamo de 50 mil dólares para convertirse en emprendedores. Quieren saber que los demócratas no los van a traicionar como sucedió durante los años de Clinton.

Es posible que algunas de las élites políticas que asesoran a Harris piensen que hablar de la Bidenomía es tóxico, ya que existe la percepción de que no ayudó a Biden. Pero, si bien el lenguaje de la política industrial y la era posneoliberal aún necesita ser refinado, el hecho es que la revolución del lado de la oferta de Biden-Harris funcionó: EU tiene, por mucho, la mejor recuperación de todos los países ricos, nos encaminamos hacia un aterrizaje suave tanto en los mercados laborales como en los de capitales, y los demócratas hicieron mucho en los últimos tres años para volver a establecerse como el partido de los trabajadores. Si Harris no puede o no quiere hacerse cargo de todo eso, algo anda mal (y si yo fuera un político demócrata, me preocuparía que el equipo de Trump finalmente se pusiera de acuerdo y sacara provecho de eso).

Además, como escribió la ex asesora de economía internacional del Consejo de Seguridad Nacional, Jen Harris, en un artículo de opinión publicado en The New York Times, hay muchas coincidencias entre lo que le interesa a Harris y lo que propone la agenda de Biden para reconstruir mejor. La vicepresidenta debe hacerse cargo de lo que ya se ha construido, en forma de fabricación e infraestructura, conectarlo con sus propias políticas de vivienda de una manera más matizada (vean mi columna sobre ese tema aquí) y luego hablar de lo que todavía debe construirse en el sector de servicios: la renovación de la economía del cuidado y la reestructuración de la política fiscal para apoyar a las familias.

Peter, tú y yo no estamos de acuerdo en muchas estrategias económicas, pero déjame hacerte una pregunta política: si Harris no apoya más la política industrial y de fabricación, ¿cómo demonios puede esperar ganar los tres estados que necesita?

Para las personas que no pudieron escuchar el evento de FT Live posterior al debate conmigo, Lauren Fedor, Gideon Rachman y Peter Spiegel, tienen una segunda oportunidad, en forma del podcast FT Swamp Notes. Vale la pena escucharlo, porque creo que el equipo abordó algunos temas esenciales sobre las elecciones, en específico, que ganar un debate no es lo mismo que ganar la carrera presidencial.

Lecturas recomendadas


-Esta semana, Financial Times publicó muchos artículos excelentes, incluido un ensayo de un invitado, sobre por qué la reforma fiscal estadunidense puede ser una herramienta poderosa para combatir la deslocalización.

-Para cualquiera que dude del poder de los grupos de cabildeo del sector financiero estadunidense, otro exhaustivo artículo de Financial Times sobre cómo los bancos más grandes del país lograron que la Fed capitulara en relación con las reglas de capital debería dejar eso atrás.

-Además, un ensayo de opinión (también en Financial Times) sobre los códigos de vestimenta intermitentes en Arabia Saudita dice mucho sobre cómo el país batalla para modernizarse.

-Tendría que estar de acuerdo con el encuestador republicano Karl Rove en que el debate de la semana pasada fue desastroso para Trump, como señala un artículo en The Wall Street Journal.

-Y estoy investigando una serie de libros y artículos sobre las formas en que los capitalistas globales están tratando de desarrollar zonas de libre comercio y geografías no gubernamentales, donde las reglas normales de la democracia no se aplican. Vean el artículo más reciente que encontré sobre este tema de Rachel Corbett, en la revista NYT.

Peter Spiegel responde


Rana, ya hemos debatido aquí en Swamp Notes en qué aspectos no estamos de acuerdo en materia de política económica. ¡Ahora parece que también podemos estar en desacuerdo en materia de tácticas políticas!

Pasé cuatro años en Filadelfia durante mis días como estudiante universitario, por lo que es un estado que he seguido de cerca durante algún tiempo. Tienes razón en que los blancos de clase trabajadora son un voto decisivo clave, uno de mis primeros artículos para Financial Times trataba sobre una familia católica irlandesa de clase trabajadora del estado; la hija era una trabajadora social que apoyaba a Al Gore, su hermano era un activista contra el aborto que apoyaba a George W. Bush y su madre era una jubilada indecisa. Esa familia encapsulaba hasta qué punto se ha dividido el antiguo electorado “demócrata de Reagan” de Pensilvania del que hablas.

Pero en mi opinión, hay un bloque de votantes más importante al que Harris debe dirigirse en Pensilvania, así como en Míchigan y Wisconsin: las mujeres suburbanas. En los suburbios de Filadelfia y Pittsburgh —así como en los suburbios acomodados de Detroit y Milwaukee— hay muchos más votos en juego que los trabajadores industriales prototípicos que se han desencantado del Partido Demócrata por cuestiones económicas como el comercio internacional. Conseguir que esas mujeres —muchas de ellas se inclinan por los republicanos en cuestiones económicas como los impuestos y la regulación, pero que se desanimaron con Trump en cuestiones como el aborto y su comportamiento personal— acudan a las urnas el día de las elecciones es la clave para ganar en noviembre.

Lo que hemos visto desde las elecciones de 2016, en las que los votantes suburbanos no acudieron a votar por Hillary Clinton o sorprendieron a los encuestadores votando por Trump debido a la llamada “fatiga de Clinton”, es que han resurgido con fuerza en la columna demócrata tanto en 2020 como en las elecciones de mitad de periodo de 2022 debido a su desagrado por Trump. Tomemos como ejemplo el condado de Montgomery, el condado suburbano de Filadelfia que ha llegado a simbolizar este cambio a escala nacional. Biden ganó allí casi 65 mil votos más en 2020 que Clinton en 2016, en camino de ganar el estado por solo 80 mil votos.

De manera similar, una de las principales razones por las que los demócratas pudieron limitar el tamaño de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes en 2022 fue por los resultados en este mismo tipo de distritos suburbanos. El séptimo distrito de Michigan, que abarca algunos de los frondosos suburbios de Detroit, votó por Trump en 2016, pero por Biden en 2020, y sorprendió a los pronosticadores al regresar a la demócrata Elise Slotkin al Congreso en 2022 a pesar de estar en lo más alto de las listas de objetivos republicanos.

Es en estos distritos donde resuenan cuestiones como el cuidado infantil, la asequibilidad de la vivienda y la asistencia a las pequeñas empresas, así como el aborto. Los aranceles y las políticas comerciales proteccionistas son exactamente el tipo de cuestiones económicas que empujan a estos votantes a la columna republicana. Es por eso que Harris no habla de ellos cuando aparece en los estados del “Muro Azul”. Y creo que es lo correcto.

Financial Times Limited. Declaimer 2021

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