¿Qué quieren los votantes de estados clave?

Los ciudadanos de zonas indecisas son conservadores en migración y delincuencia, pero apoyan el control corporativo

La vicepresidenta promete un sistema de justicia penal más duro. REUTERS
Rana Foroohar
Nueva York /

He escrito mucho sobre la política de la clase trabajadora de izquierda en los estados columpio (en disputa), pero estos lugares no se limitan a eso. Estados como Arizona, Georgia, Míchigan, Carolina del Norte, Nevada, Pensilvania y Wisconsin son algunos de los más heterodoxos políticamente del país; por eso, por supuesto, son indecisos.

Me llamó la atención una encuesta reciente que realizó Blueprint, una iniciativa de investigación de opinión pública de tendencia izquierdista, que habla de este punto. Como lo expresan, “los votantes de los estados clave son ideológicamente eclécticos: tienen opiniones conservadoras sobre la inmigración y la delincuencia, pero están a favor del derecho a decidir y están a favor de la acción del gobierno para controlar los excesos corporativos, sobre todo en los precios. Recompensan las posiciones populistas pragmáticas en lugar de la estricta coherencia ideológica”.

También “favorecen la política que castiga a los malos actores corporativos, pero se muestran escépticos de que el gobierno exceda sus límites y la retórica radical del cambio sistémico”. Este punto es interesante porque indica que la decisión de Kamala Harris de fijar la mira en la especulación de precios —algo que políticamente astuto pero que no contempla las fuerzas más amplias del mercado— sigue siendo la estrategia correcta en los estados indecisos. Lo mismo ocurre con la postura sobre la reducción de los precios de los medicamentos con receta al permitir que Medicare negocie con las grandes farmacéuticas.

De hecho, 57 por ciento de los votantes de los estados columpio cree que el sistema de justicia penal no es lo suficientemente duro. Quieren que las corporaciones paguen por sus delitos, pero también quieren que las personas rindan cuentas. Esto presenta una oportunidad para Harris, quien, como ex fiscal, está comprometida a ver que los malos reciban su merecido. Dado que los votantes de los estados en disputa también están a favor de una disminución de la inmigración, yo diría que hay cierto margen para que ella se incline por la reforma migratoria y se asegure de que el gobierno sea duro con las entradas ilegales.

Los votantes de los estados columpio también tienen una posición de línea dura en materia del déficit. Eso tiene mucho sentido para mí, viniendo del Medio Oeste, donde la gente suele tener actitudes suaves en torno al ahorro y la frugalidad; 69 por ciento de los votantes de los estados columpio cree en la reducción del déficit, aunque al parecer también son tolerantes con una mayor intervención del gobierno en los mercados (solo 23 por ciento está de acuerdo en que “los controles de precios al estilo soviético empeorarán la inflación”). Es una paradoja, por supuesto, pero puede ser una oportunidad para enviar mensajes en torno a la eficiencia gubernamental frente al gasto.

Como escribí en una columna hace unos meses, la burocracia es rampante tanto en el sector público como en el privado. Al haber crecido en Indiana, he visto cómo granjas enteras son etiquetadas como humedales después de que el pájaro equivocado se posa en una hilera de cultivos. He visto a propietarios de fábricas tener que reconstruir operaciones completas porque un determinado tipo de pintura está prohibido. He oído a ejecutivos del sector minero estadunidense decir que les tomará de cinco a seis años obtener un permiso para abrir instalaciones de minerales de tierras raras. Y no me hagan hablar de las complejidades de los formularios de ayuda federal para estudiantes o de los códigos de construcción de la ciudad de Nueva York.

Lo mismo ocurre con el sector privado, por supuesto, he argumentado que Harris debe hacer lo posible por combatir la búsqueda de rentas por parte de los grandes monopolios burocráticos, lo que favorece a los votantes preocupados por el costo de la vida (73 por ciento de los ciudadanos de los estados columpio dice que reducir los precios de los bienes de consumo, la gasolina y los servicios es su principal prioridad económica).

Al terminar esta investigación, pensé, más que antes, que tal vez el planteamiento de Harris, un poco vago, pero pragmático, en el frente económico no sea tan malo. Ahora necesita captar a personas con muchos puntos de vista diferentes y, si bien será necesario un pensamiento sistémico más integrado para elaborar buenas políticas si gana, la heterodoxia puede serle útil ahora.

Peter, en tus viajes por los estados en disputa, ¿cuáles son algunos de los puntos de heterodoxia política que te parecen más curiosos? ¿Y cómo ves que Trump y Harris los aprovechan?

Lecturas recomendadas

-Un artículo de Foreign Policy describe los dos bandos de los que tienen una postura de línea dura con China en el Partido Republicano y cómo difieren en su enfoque para lidiar con la amenaza del Partido Comunista de China. Si bien yo también tengo una posición de línea dura con respecto a la nación asiática, creo que es una locura pensar que EU puede lograr un cambio de régimen en Pekín. Estados Unidos puede tener mucho mejores resultados si se concentra en una estrategia industrial sólida e integrada en el país, que garantice la resiliencia de la cadena de suministro y cubra las brechas en áreas como construcción naval, acero, chips, minerales de tierras raras y, por supuesto, las tecnologías de vanguardia.

-Un artículo de la revista The New Yorker sobre la guerra de espionaje de Rusia en el Ártico es una historia apasionante sobre cómo la cima del mundo se está convirtiendo en uno de los lugares con una mayor carga geopolítica de la Tierra.

-En Financial Times no se pierda mi columna sobre cómo a Estados Unidos, no solo a China, se le percibe cada vez más como un nodo de riesgo global y no se pierdan el almuerzo con Meredith Whittaker, de Signal, que tiene sabias palabras sobre la inteligencia artificial y la economía de la vigilancia.

Peter Spiegel responde

Rana, sin duda estoy de acuerdo contigo en que los estados indecisos son políticamente heterodoxos. Y hasta puedo llegar a convencerme de que Harris tiene razón en ser vaga en cuanto a la ideología para llegar al máximo número de votantes que se pueden convencer dentro de estos campos de batalla clave.

Pero tengo un problema con las conclusiones propuestas por Blueprint porque parecen argumentar lo contrario: que los votantes en disputa de estos estados comparten un conjunto identificable de cuestiones y valores que pueden ser fácilmente objeto de las campañas presidenciales. La realidad es que los siete estados columpio son un grupo heterogéneo de regiones, historias políticas y demografías que hacen que cualquier intento de identificar un “votante indeciso” prototípico a escala nacional sea imposible en el mejor de los casos y engañoso en el peor.

Para simplificar demasiado, Míchigan, Wisconsin y Pensilvania son estados indecisos desde hace varias décadas debido a sus historias comunes como grandes centros industriales que se han acercado al Partido Republicano durante décadas gracias a las cuestiones culturales y comerciales sobre las que has escrito de manera tan convincente, Rana. Están en juego debido a los llamados demócratas de Reagan que Biden pudo recuperar en lugares como su ciudad natal de Scranton.

Sin embargo, Georgia y Carolina del Norte son animales completamente distintos. Se mueven en la dirección opuesta, de republicanos sólidos a “en juego” para los demócratas. Son el “Nuevo Sur” que alguna vez estuvo en sintonía con los conservadores en toda la región, pero que han visto la llegada de trabajadores altamente cualificados en lugares como el Triángulo de Investigación de Carolina del Norte o la floreciente escena musical de Atlanta, lo que les ha dado un sabor cada vez más cosmopolita, y un bloque de votantes que apoyará más la globalización que el votante indeciso del Medio Oeste industrial.

Por último, Arizona y Nevada son estados del Oeste más jóvenes con menos del bagaje histórico del Medio Oeste o el Nuevo Sur y más una veta libertaria. También están pasando de ser republicanos sólidos a ser centristas debido al aumento de trabajadores calificados, pero ambos se configuraron mucho más por la inmigración, con la segunda y tercera generación de mexicoestadunidenses desempeñando un papel descomunal en el cambio de su composición política. Los demócratas creían que tenían asegurado el voto latino, pero los republicanos han demostrado ser resilientes por algunas de las mismas razones por las que muchos grupos de inmigrantes se vuelven gradualmente más conservadores a lo largo de las generaciones. Estos votantes necesitan que se aborden un conjunto de cuestiones diferente al de los indecisos del Medio Oeste y el Nuevo Sur.

En resumen, los votantes indecisos pueden ser incluso más heterodoxos de lo que crees que son, Rana. Aun así, tanto Bill Clinton como Barack Obama (y Joe Biden) lograron ganar en muchos de estos estados con visiones y planes económicos detallados. Debemos esperar lo mismo de Kamala Harris.

Sus comentarios

Y ahora unas palabras de nuestros lectores de Swamp Notes…

En respuesta a: “Independientemente de lo que pienses de Carter y Reagan como presidentes, cuando piensas en ellos como personas te das cuenta de lo superiores que son o eran frente a Donald Trump. Necesitamos decencia sin importar la política, y Trump es una persona cobarde y perturbada”. Comentarista.
En respuesta a: “Pasen un tiempo en una granja lechera familiar en Wisconsin… y lo que probablemente encuentren será a una pareja de granjeros blancos, septuagenarios, cuyos hijos adultos dejaron la granja en busca de oportunidades en la ciudad. Este matrimonio no ha tenido vacaciones en décadas, tienen una cosechadora de 800 mil dólares por la que deben mucho dinero, emplean mano de obra migrante (en su mayoría hispana) porque nadie quiere hacer el trabajo duro y sucio de cuidar 200 vacas lecheras. Pregúntele a cualquier comunidad agrícola qué piensan realmente de los inmigrantes y la respuesta será que sus granjas dejan de existir sin esta fuerza laboral.
“Entra el Partido Demócrata que en el pasado reciente tiene el descaro de acusar a esta pareja de beneficiarse de un privilegio blanco no merecido, y, para colmo, a menudo los acusa de ser racistas. Esta pareja de granjeros mira a su alrededor de su propiedad que tanto trabajo le costó, se desespera por su montón de deudas, lamenta no tener un plan de sucesión más que subastar el rebaño y entrecerrar los ojos, no pueden ver su privilegio. Realmente no puedo culparlos por abandonar el Partido Demócrata… la verdad es que el partido los abandonó.
“La vicepresidenta Kamala Harris haría bien en abordar las deficiencias del Partido Demócrata y responder las preguntas más importantes de esta pareja de granjeros: ¿Qué hicimos mal? ¿Dónde está el contrato social entre el gobierno y los ciudadanos? ¿Por qué algunos elementos de su partido me acusan de heredar privilegios cuando soy pobre y mi forma de vida está desapareciendo al parecer mes a mes? Claro, nos beneficiamos de que nos pasaran la granja familiar, y no nos trajeron a este país como servidumbre involuntaria, ¿pero privilegios? No somos élites de las costas. Vamos a la iglesia. Trabajamos duro y acatamos las reglas. Y es posible que no queramos a Donald Trump como nuestro yerno, pero al menos no nos hace sentir menos”. Steven C. Wallace.
Financial Times Limited. Declaimer 2021


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