Cuando Sarah Gilbert escuchó acerca de una nueva y misteriosa infección respiratoria que se propagaba en China a principios de enero, inmediatamente se preguntó si sería la tan temida Enfermedad X, un patógeno previamente desconocido que causaría una pandemia catastrófica.
La profesora de vacunología del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford se había estado preparando justamente para un acontecimiento tan trascendental. Su laboratorio desarrolló tecnología para crear vacunas contra virus agresivos.
Hace dos semanas, la Universidad de Oxford publicó resultados alentadores de la primera fase de prueba de su vacuna ChAdOx1, mostrando que generó anticuerpos y células inmunológicas para reconocer y matar el virus Sars-Cov-2 responsable del covid-19.
“Es realmente asombroso que, a los 100 días de conocer la secuencia genética del virus, Sarah y su equipo pudieran comenzar un ensayo clínico de la vacuna”, dice John Bell, profesor principal de medicina de Oxford, y agrega que “ella es una gran científica. Sabía exactamente lo que se necesitaba y fue absolutamente eficaz en lograr que se hiciera”.
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Hasta ahora, en términos de demanda, Oxford está muy por delante de los demás que buscan una cura. Desde que la universidad convirtió en socio comercial y de fabricación a la compañía farmacéutica AstraZeneca, la vacuna ya obtuvo pedidos anticipados por más de 2,000 millones de dosis en todo el mundo.
La profesora Gilbert, de 58 años de edad, se ha convertido en la cara pública del proyecto, aunque, al igual que muchos científicos, es una celebridad reacia. Ella habla con confianza sobre el proyecto en las teleconferencias de prensa ocasionales, pero las entrevistas están racionadas y evitan en gran medida asuntos personales.
Sin embargo, Sarah Gilbert está dispuesta a dar a conocer un poco sobre sí misma. “Nací en Kettering (Northamptonshire) y crecí allí, solo me fui para ir a la universidad”, dice. “Mi madre era profesora de primaria y mi padre era gerente de oficina de los zapatos Loake Bros”.
Después de obtener un título en biología en la Universidad de East Anglia, completó un doctorado en bioquímica en la Universidad Hull, a lo que siguieron trabajos en la industria de la biotecnología en la Brewing Industry Research Foundation, Leicester Biocentre y Delta Biotechnology. En 1994, la profesora Gilbert se unió al Departamento de Medicina Nuffield de Oxford, lugar donde trabaja desde entonces.
Dio a luz prematuramente a trillizos en 1998. En un artículo para la universidad sobre el equilibrio entre la vida y el trabajo, escribió: “Las cuotas de guardería habrían costado más que todos mis ingresos como científico posdoctoral, por lo que mi pareja tuvo que sacrificar su carrera con el fin de cuidar a nuestros hijos”.
Los trillizos ahora siguen los pasos de su madre, y los tres estudian bioquímica en la universidad. También fueron de los primeros voluntarios para el ensayo clínico de la vacuna covid-19 de Oxford.
Cuando la profesora Gilbert comenzó su carrera en Oxford, se centró en la malaria, antes de pasar a las vacunas contra la gripe. Después de convertirse en profesora de vacunología en 2010, comenzó a trabajar en el enfoque que condujo a ChAdOx1. Esto utiliza un adenovirus de chimpancé genéticamente modificado •que causa síntomas leves similares al resfriado en los simios, pero que normalmente no infectan a las personas•, para transportar elementos de un virus dañino a las células humanas, donde estimulan el sistema inmunológico del receptor.
En el momento en que apareció el covid-19, la profesora Gilbert estaba aplicando la tecnología a algunos de los virus, como la infección de Nipah, la fiebre de Lassa y la fiebre del Valle del Rift. Pero, significativamente, su laboratorio ya había producido una vacuna contra el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente, una enfermedad letal causada por otro coronavirus. Esto proporcionó un modelo para la vacuna contra el covid-19.
Lo dice...Ella es una gran científica, sabía exactamente lo que necesitaba y fue absolutamente en lograr que se hiciera.
La profesora Gilbert es renuente a predecir si ChAdOx1 avanzará más allá de los ensayos clínicos para vacunar a un gran número de personas, y cuándo. Hay tres elementos de incertidumbre, dice ella.
En primer lugar, no está claro cuánto tiempo tardarán los ensayos en producir resultados. Dependerá de la cantidad de virus que esté circulando en los lugares donde se realizan las pruebas, que incluyen Brasil, Sudáfrica y Estados Unidos. Entonces, AstraZeneca y sus socios de fabricación deben organizar la producción a gran escala. Por último, los reguladores deben decidir si la vacuna funciona lo suficientemente bien como para ser aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EU .
Si todo va bien, el equipo de Oxford dice que ChAdOx1 podría estar disponible a finales de año para vacunar a los receptores de mayor prioridad.
Mientras otros se hacen cargo de la fabricación y la regulación, la profesora continúa liderando la investigación, asegurándose de que los ensayos se desarrollen sin problemas y que el trabajo del equipo se comunique rápidamente.
Al mismo tiempo, está pensando en cómo hacer que la investigación de vacunas sea más eficiente de lo que era posible en enero. “Todavía estamos pensando en la Enfermedad X”, dice la profesora Gilbert.
srgs