Se avecina un escenario catastrófico para el dólar

Entre los riesgos destacan la dependencia económica propiciada por el precio de las acciones, una deuda al alza, el apalancamiento del sector privado y la entrada de criptomonedas al sistema financiero

El S&P puede subir y bajar según los cambios de humor diarios del presidente Donald Trump. SHUTTERSTOCK
Rana Foroohar
Nueva York /

En 2019 escribí una columna sobre el inminente “escenario catastrófico para el dólar”, en el que un cambio fundamental en la globalización y hacia un sistema posterior a Bretton Woods provocaría una caída tanto del valor del dólar estadunidense como de los activos en dicha moneda. Esto elevaría los rendimientos de los bonos, así como el precio del oro y de diversas divisas.

Y aquí estamos. El S&P puede subir y bajar según los cambios de humor diarios del presidente Donald Trump, pero la suerte de una nueva era ya está echada.

Aunque nunca he sido grandiosa para predecir el momento de los grandes cambios del mercado —como hija de inmigrantes, suelo reducir el riesgo demasiado pronto— tengo una visión del mundo sólida. Me aferro rápido a la idea de que todo el paradigma de la inversión está cambiando y que es importante reequilibrar las inversiones, alejándose del mercado estadunidense. Esto será así con o sin guerra comercial.

Incluso si Kamala Harris ocupara el cargo hoy, viviríamos en un mundo posterior al consenso de Washington (la Casa Blanca de Biden así lo afirmó). También nos encaminaríamos, aunque a un ritmo más lento, hacia un mundo multipolar en el que el dólar y sus activos ya no son la única opción.

Pocas grandes historias de inversión se sostienen durante mucho tiempo más que una década, y Estados Unidos ha estado en la cima durante mucho más tiempo. El modelo altamente financiarizado, concentrado e impulsado por la deuda que lo llevó a esa posición se agotó de una manera que va más allá de Trump y sus maniobras.

Hay tres cuestiones fundamentales, empezando por la excesiva dependencia del crecimiento económico impulsado por el precio de los activos. Casi todas las decisiones económicas importantes de EU del último medio siglo se enfocaron en impulsar el precio de los activos, desde la desregulación de las tasas de interés a finales de la década de 1970 hasta la legalización de la recompra de acciones y la “remuneración por desempeño” con ventajas fiscales en acciones, que creó la enorme riqueza en papel de Silicon Valley.

Trump y sus asesores hablan de cómo a la gente común no le importan los precios de las acciones. Pero el hecho de que el crecimiento del precio de los activos logró superar por mucho el crecimiento de los ingresos significa que todos dependemos más de los mercados de capitales.

La exposición de los hogares estadunidenses a los valores está cerca de un máximo histórico (las acciones y los fondos de inversión representan 26 por ciento del total de los activos de los hogares), lo que implica una vulnerabilidad mucho mayor ante cualquier caída del mercado, tanto para las personas como para la economía en general.

Desde 1995 “las acciones se han convertido en el motor marginal de la recaudación fiscal federal estadunidense”, de acuerdo con una presentación del analista Luke Gromen en enero. “Si las acciones caen demasiado y se mantienen bajas, el gasto de consumo y el PIB de EU entrarán en recesión, lo que elevará los déficits”, escribe. Esto ocurriría en un momento en que la inflación sigue siendo una preocupación y las primas de riesgo que los inversionistas exigen para los activos están aumentando.

Con aranceles o sin ellos, los analistas creen que se avecina una corrección mayor del precio de las acciones estadunidenses, que siguen sobrevaloradas en relación con sus pares. Y el último informe de estabilidad financiera del FMI calificó esto como un gran riesgo para los mercados globales.

Otra preocupación importante es el fuerte aumento de la deuda y el apalancamiento del sector privado en los últimos años. El endeudamiento corporativo en los mercados de crédito privado experimentó un auge, sobre todo de empresas que se habrían considerado con demasiado riesgo para los préstamos bancarios.

Muchos de los fondos de crédito privado que otorgan los préstamos tienen fechas de vencimiento, es decir, un periodo en el que ya no pueden renovar los préstamos, que vencen entre ahora y 2027.

Como dice Corey Frayer, ex asesor sénior de la SEC sobre estabilidad financiera y actual director de protección del inversionista en la Federación de Consumidores: “Si se produjera una recesión en el entorno empresarial al mismo tiempo que vence una gran cantidad de crédito privado, pueden producirse múltiples quiebras”.

Esto puede resultar no solo en quiebras de la banca paralela, sino también en problemas en el sector bancario formal, que está mucho más expuesto a entidades no bancarias que en 2008, cuando estalló la crisis financiera mundial.

El último punto es la introducción de un riesgo adicional en el sistema financiero en forma de criptomonedas, en un momento en que la administración Trump adoptó una actitud laxa hacia la aplicación de las regulaciones, recortó el personal de la SEC y desmanteló la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor.

Tanto republicanos como demócratas apoyaron la Ley Genius, que abriría las puertas al uso de criptomonedas en la economía real, lo que puede amplificar los riesgos mencionados.

Biden ya se vio obligado a dar un apoyo de facto a la plataforma de criptomonedas Circle cuando quebró Silicon Valley Bank. La nueva legislación, que superó los obstáculos iniciales tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, alentará a más actores formales e informales a entrar en el mercado de las criptomonedas, un campo en el que tanto el presidente Trump como su asesor Elon Musk tienen un interés personal.

No necesariamente estoy prediciendo que una crisis de deuda corporativa o de liquidez impulsada por las criptomonedas vaya a desplomar la economía estadunidense, aunque no me sorprendería que la próxima crisis financiera llegara de esos campos. Mi punto es que no es necesario creer que una guerra comercial es inminente para ver que los mercados de activos son cada vez más riesgosos y siguen sobrevalorados. Si a esto le sumamos el déficit de confianza creado por Trump, el escenario catastrófico del dólar aún tiene margen de maniobra.


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