¿Se debe tratar a los titanes tecnológicos como Estados?

Un ministro de Reino Unido señala que los gobiernos necesitan mostrar “sentido de humildad” ante compañías como Google, Microsoft y Meta

Elon Musk será codirector de Eficiencia Gubernamental de EU. SHUTTERSTOCK
Rana Foroohar
Nueva York /

Hoy voy a salirme un poco del tema con este artículo y opinar sobre un comentario que hizo el secretario de Ciencia y Tecnología de Gran Bretaña, Peter Kyle. Si bien Swamp Notes trata principalmente sobre el poder y la política en Estados Unidos, el comentario de Kyle también tiene lecciones para EU.

Según Kyle, las compañías globales de tecnología son tan grandes y poderosas que países como Reino Unido deben interactuar con ellas de la misma manera que lo harían con un Estado. Los gobiernos deben mostrar un “sentido de humildad” y usar el “arte de gobernar” cuando tratan con compañías como Google, Microsoft y Meta.

Bruselas se enfrentó a Microsoft con la emisión de la nueva normativa. SHUTTERSTOCK

Ahora bien, por un lado, Kyle tiene razón en que estas empresas son más poderosas que muchos Estados. Sin duda gastan más que el gobierno británico en áreas como innovación. Controlan el ecosistema de la información; de hecho, a menudo tienen más datos sobre la ciudadanía que el propio gobierno. En el caso de alguien como el titán de tecnología Elon Musk, que acaba de ser nombrado codirector del Departamento de Eficiencia Gubernamental de EU, que suena a algo orwelliano, pueden apagar los sistemas de comunicación de países enteros a voluntad.

Es mucho poder, sí. Pero ¿significa que debemos ser humildes al tratar con ellos? Yo diría que no. Imaginemos si alguien argumentara esto sobre los bancos (de hecho lo hicieron en el periodo previo a 2008, que es una de las muchas razones por las que no estaban bien regulados) o las compañías petroleras. Es una declaración sorprendente que dice mucho sobre las expectativas increíblemente bajas que este ministro, y este gobierno, tiene sobre gobernar en nombre del pueblo británico. Lo siento, sé que es el comienzo del gobierno laborista, pero ese tipo de comentarios deben analizarse como lo que son: cobardía y capitulación.

Por supuesto, EU bajo el gobierno de Trump se parece mucho a un banco que está a punto de ser robado por un grupo de oligarcas. El presidente electo abrió la puerta de la bóveda y les dijo que tomen lo que quieran. Y, por supuesto, así es como, en primer lugar, personas como Trump son elegidas. Una amplia franja del público tiene la sensación de que el sistema no está funcionando para ellos, lo que los hace más vulnerables a ira, apatía, soledad y, en última instancia, al fascismo (esto no es ninguna gran revelación, es Hannah Arendt a nivel básico).

La solución a esto no son ministros (o presidentes) que entreguen más poder a las firmas, o de alguna manera actúen como si se necesitara tratarlas con guantes de seda. Son los líderes del sector público que hacen declaraciones sobre lo que van a hacer ahora que están allí —que es proteger al público— y luego consultan con empresas, académicos, sociedad civil y el público en general sobre la mejor manera de hacerlo. Hemos visto algunos ejemplos asombrosos de esto en EU, como Lina Khan en la Comisión Federal de Comercio o Rohit Chopra en la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.

Eso no quiere decir que los ministros del gobierno no deban trabajar con las empresas y, en el caso de Reino Unido, presionar para obtener inversiones. Gran Bretaña tiene un sólido argumento para defenderse en este momento como nación angloparlante rica en propiedad intelectual y capital humano con un sector financiero sólido que se siente mucho más seguro que el de EU. Así se debe vender, sí, pero no debe sentir que tiene que capitular ante la enorme campaña de cabildeo del sector de tecnología que claramente está en marcha.

Esto me recuerda muchísimo a cómo las grandes compañías de tecnología cabildearon en el Congreso y en la Casa Blanca durante la administración Obama, diluyendo cualquier esfuerzo por intentar contenerlas. El éxito que tuvieron con eso es una de las razones por las que tantos votantes de la clase trabajadora terminaron sintiendo que el Partido Demócrata estaba más alineado con las trístemente célebres “élites de las costas” que con los votantes promedio.

Así que, básicamente, la respuesta al titular de este artículo es bastante obvia: no, las empresas no son Estados. Tienen accionistas, no votantes.

Peter, ¿qué piensas del comentario de Kyle? ¿Coincide esto con el enfoque que Trump está adoptando con Musk?

Lecturas recomendadas

-Mi colega Robert Shrimsley escribió un artículo inteligente sobre cómo Reino Unido debe caminar por la delgada línea que separa a EU de Europa en estos momentos.

-La siempre sensata Pamela Paul, de The New York Times, tiene razón: el votante estadunidense promedio cree que el género se asigna al nacer (¡vaya concepto!) y está harto de oír a los demócratas proponer razones enrevesadas y políticamente tóxicas sobre por qué no es así.

-Y David Brooks, también en The New York Times, fue interesante en su análisis de las muchas, muchas formas en que los expertos se equivocaron en las elecciones.

Peter Spiegel responde

Rana, con el debido respeto a nuestros amigos y colegas en Reino Unido, no estoy seguro de que debamos esperar de Gran Bretaña recomendaciones políticas de vanguardia sobre cómo lidiar con las grandes compañías de tecnología. Hubo un momento en el periodo posterior al brexit en que Reino Unido fantaseaba con convertirse en Singapur sobre el Támesis, con una regulación ligera, pero estricta, que atrajera nuevas inversiones financieras y de tecnología.

Pero eso siempre fue un sueño de opio y, si realmente hablabas con votantes a favor del brexit, un entorno aislado con una regulación ligera y a favor de las grandes compañías de tecnología era lo último que querían. Si el nuevo gobierno laborista ha señalado algo es que Gran Bretaña ahora debe lidiar con las realidades de sus problemas económicos. No creo que los comentarios de Kyle reflejen la agenda política más amplia del Partido Laborista.

De todos modos, Gran Bretaña se está convirtiendo rápidamente en una ocurrencia tardía en lo que respecta a la regulación tecnológica, con la Unión Europea y Estados Unidos a caballo en el Atlántico como los verdaderos gigantes regulatorios. Lo que sabemos sobre la Unión Europea es que no hay señales de que se acerquen diplomáticamente a las grandes compañías de tecnología. Este verano, Bruselas se enfrentó a Microsoft y Apple con nuevos poderes otorgados a la Comisión Europea bajo la Ley de Servicios Digitales. También emitió sus primeras regulaciones sobre inteligencia artificial, consolidando su lugar como la superpotencia de normas tecnológicas.

Sin embargo, la pregunta que planteas con razón es dónde deja esto a Estados Unidos bajo el gobierno de Trump. Aunque el enamoramiento por Musk puede indicar un nuevo amor por la tecnología, no estoy seguro de que vaya a ser tan simple.

Donald Trump parece más motivado por dos objetivos ocasionalmente en conflicto: estafa y venganza. Si se aferra a sus tendencias a favor de la estafa, entonces la tecnología puede estar, de hecho, en un futuro sin regulaciones. Ya podemos ver eso en las criptomonedas, donde el republicano se subió a la cama con algunos criptobros cuestionables y se convirtió en un verdadero creyente de la noche a la mañana, en gran parte porque parece que puede sacar provecho del sector.

Por otro lado, Trump desde hace mucho tiempo se queja de que las grandes compañías de tecnología son uno de sus “enemigos internos” que necesita ser puesto en cintura. También escuchamos a su vicepresidente, J. D. Vance, hablar sobre el hecho de que está de acuerdo con muchas de las medidas adoptadas por las autoridades de competencia de Joe Biden en lo que respecta a la investigación de las grandes compañías tecnológicas.

En resumen, no creo que las declaraciones de Kyle indiquen nada más que sus propias reflexiones sobre el papel del gobierno en la regulación de la tecnología. La verdadera acción está en Bruselas y Washington, y no estoy seguro de que una “sensación de humildad” vaya a envolver a ninguna de las dos capitales en un futuro próximo.

Sus comentarios

Y ahora unas palabras de nuestros lectores de Swamp Notes…

En respuesta a “La solución climática de Trump: colonizar Marte”: “Por fortuna para Estados Unidos, la campaña fallida no termina con el brexit o la caída del imperio chino. En cambio, comienza el debate público para los próximos comicios en dos años y la siguiente elección más importante de nuestro tiempo en cuatro años. Mientras tanto, miles de funcionarios públicos tendrán la oportunidad de ser grandes líderes en tiempos difíciles y complicados. Por el país y la comunidad global, los apoyo y rezo para que encuentren la fuerza para defender la Constitución y continuar con el gran legado de ideas democráticas desde los romanos hasta los británicos hasta la actualidad”. -Tim Stoll.

Financial Times Limited. Declaimer 2021


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