Los líderes empresariales británicos acogieron la decisión de Boris Johnson de renunciar como una oportunidad para poner fin a la reciente inestabilidad política, e instaron a una rápida transición a una nueva administración para ayudar a las empresas a hacer frente a la creciente inflación y la amenaza de recesión.
Lord Stuart Rose, antiguo jefe de M&S y par conservador, pidió que el primer ministro salga rápidamente de Downing Street dada su posición “insostenible”.
“Debería irse”, dijo Rose, y agregó que, aunque se necesitan decisiones ahora para abordar la crisis económica a la que se enfrenta Reino Unido, cualquiera que tome Johnson va a perjudicar a su sucesor. “No le da a la siguiente persona una hoja en blanco. Tiene que irse”.
Tony Danker, director general de la Confederación de la Industria Británica (CBI, por su sigla en inglés), advirtió que el país quedará “atrapado en el limbo” durante la contienda por el liderazgo del partido tory (Conservador). Añadió que la lucha corre el riesgo de politizar en exceso partes de la política económica, avivando las divisiones de la guerra cultural en áreas como el medio ambiente.
Varios ejecutivos dijeron a Financial Times que la administración de Johnson dañó la confianza de las empresas en un momento en el que el gobierno necesitaba ser una mano firme para evitar una recesión económica duradera.
Otros fueron más allá, y una persona de un importante bufete de abogados dijo que ella y sus colegas “ya habían destapado la champaña” la noche del miércoles antes de que Johnson renunciara.
Richard Burge, director ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industria de Londres, dijo que los acontecimientos en Downing Street hicieron que se corriera el riesgo de dañar seriamente la economía al hacer que Reino Unido se pareciera a “un régimen autoritario corrupto” que “exudaba incompetencia y amoralidad”. “Esto socava la confianza de las empresas… y golpea a una nación que ya está de rodillas”, añadió.
Stephen Phipson, director de Make UK, que representa al sector de fabricación, dijo que los últimos meses fueron “inmensamente perjudiciales para la reputación de Reino Unido… con una ausencia cada vez mayor de la estabilidad y la certidumbre que son esenciales para proporcionar” confianza a la inversión.
Por su parte, Melanie Leech, directora de la Federación Inmobiliaria Británica, afirmó que las últimas semanas “dañaron la reputación internacional de Reino Unido y su atractivo para la inversión global… esencial para la revitalización de nuestros pueblos y ciudades”.
- Te recomendamos Larry, el gato que venció a Boris Johnson Internacional
Johnson nunca se ganó la plena confianza de la comunidad empresarial británica. Su comentario de 2018 de “que se jodan los negocios”, en respuesta a la preocupación de la industria por la disrupción del brexit, se utilizó en su contra cada vez que introducía medidas que se consideraban que anteponían la política del partido a la economía.
Muchas de estas críticas estaban relacionadas con su decisión de impulsar los elementos más duros del brexit, como las nuevas marcas de certificación, la disputa sobre Irlanda del Norte o la falta de avances en la cooperación de los servicios financieros con Bruselas.
Sin embargo, se aplaudió a Johnson por trabajar con el ex ministro de Hacienda Rishi Sunak en la ayuda a las empresas de 400 mil millones de libras por el covid-19.
Algunos ejecutivos se preocupan ahora por el futuro de varias áreas políticas clave, y en especial por la City de Londres.
Boris Johnson planeó una serie de recortes fiscales, entre ellos la posible congelación del aumento propuesto al impuesto a las corporaciones. El Tesoro también ha presionado para desbloquear la inversión de los fondos de pensiones y suavizar las reglas en los mercados de capitales para animar a las empresas a recaudar dinero en Reino Unido.
Sunak tenía previsto revelar otras reformas de la City de Londres este mes en un discurso en la Mansion House. Las personas que trabajan en las reformas dicen que no está claro si estas se van a anunciar o si la formulación de ese tipo de políticas debe esperar hasta que se establezca un nuevo régimen.
“Nadie lo sabe”, dijo una persona cercana al trabajo, que se centra en la flexibilización de las reglas en torno a la recaudación de capital secundaria. “Pueden pasar dos semanas o dos meses”.
También existe una preocupación más amplia sobre cuándo recibirán las empresas la ayuda para combatir los costos crecientes provocados por la inflación.
Craig Beaumont, jefe de asuntos externos de la Federación de Pequeñas Empresas, dijo: “No hemos tenido soluciones a los problemas que afrontan las empresas y ahora la preocupación es que habrá un nuevo retraso”.
Juergen Maier, vicepresidente de la Northern Powerhouse Partnership y ex jefe de Siemens UK, dijo que “el caos y el ambiente tóxico en el gobierno” han sido “extremadamente preocupantes”. “Mucha de la confianza se quemó y va a ser necesario un liderazgo muy fuerte con integridad en su núcleo (para restaurarla)”, agregó.
Los empresario insistieron en la necesidad de que la nueva administración diseñe un mejor plan para la economía y advirtieron que recortar los impuestos solo empeorará la inflación.