Subir impuestos en Reino Unido no garantiza el éxito

Los ciudadanos esperan que un mayor gasto genere mejores servicios, empleo y un crecimiento más rápido; para lograrlo, el gobierno debe ofrecer una economía dinámica, innovadora y emprendedora

Rachel Reeves tendrá que considerar los problemas de déficit y deuda. Reuters
Martin Wolf
Londres /

Gobernar es elegir. La ministra de Hacienda de Reino Unido, la laborista Rachel Reeves, tomó sus decisiones en un presupuesto que establece una estrategia para el parlamento y más allá. Marca el entierro del thatcherismo y anuncia un Estado más grande.

Mucho de lo que Reeves dijo sobre la herencia era correcto, por mucho que se quejen los conservadores. En vista de esto, el aumento de los impuestos era inevitable. El resultado será un estado más grande de lo que jamás ha sido en tiempos de paz. De hecho, este parece un gobierno “del viejo laborismo”. Eso puede defenderse como lo que el público eligió en las elecciones, pero los votantes también esperaban un crecimiento económico más rápido y mejores servicios públicos. Al final, es por estos resultados por los que se va a juzgar al gobierno. En la actualidad, el escepticismo es la actitud sensata. Este gran proyecto puede funcionar, pero también puede que no.

El terrible legado no debe olvidarse. Según el FMI, en 2024 el PIB per cápita de Reino Unido será 29 por ciento inferior al que habría sido si el crecimiento hubiera continuado al ritmo de 1990-2007. Se trata del peor desempeño de cualquier miembro del G7, en relación con esas tendencias pasadas. El legado fiscal también fue muy difícil. Se desató una disputa sobre si el Partido Laborista encontró un “agujero negro” de 22 mil millones de libras en las finanzas públicas, pero los analistas sabían que las promesas sobre el gasto público que se hicieron en marzo eran cuentos de hadas.

Así que ahora tenemos el ajuste: impuestos más altos, mayor gasto y mayor endeudamiento. De acuerdo con la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por su sigla en inglés), estas políticas “aumentan el gasto en casi 70 mil millones de libras (poco más de 2 por ciento del PIB) anual durante los próximos cinco años, de los cuales dos tercios se destinan al gasto corriente y un tercio al gasto de capital”. Se prevé que el tamaño del Estado se asiente en 44 por ciento del PIB a finales de la década, lo que representa casi 5 puntos porcentuales más que antes de la pandemia. La mitad del incremento del gasto se financia mediante un aumento de los impuestos, principalmente sobre las nóminas de los empleadores, pero también sobre los activos.

No solo los impuestos y el gasto son mayores de lo que se pronosticó, también el endeudamiento. El efecto neto del presupuesto es aumentar este último en 19 mil 600 millones de libras este año y en un promedio de 32 mil 300 millones de libras en los próximos cinco años. Se proyecta que la deuda neta caiga ligeramente, de 98 por ciento del PIB este año a 97 por ciento a finales de la década. Se prevé que la deuda subyacente, excluido el Banco de Inglaterra, aumente en todos los años del pronóstico.

Una vez más, un gobierno británico ajustó sus reglas fiscales. Ahora propone un equilibrio en el presupuesto actual y que los pasivos financieros netos disminuyan en cinco años. El cambio a esta última medida le permite incluir los activos financieros reconocidos en las cuentas nacionales. El cambio en sí es defendible. También permite un mayor endeudamiento. La pregunta es si Reino Unido se saldrá con la suya, sobre todo al tener en cuenta su fuerte dependencia del crédito extranjero.

Mientras, la inversión y el consumo del gobierno serán mayores y el consumo privado y la inversión empresarial menores. También es probable que el empleo se reduzca, ya que se combinan los impuestos más onerosos del empleo, los salarios mínimos más altos y una regulación más estricta de los mercados laborales.

El gobierno puede afirmar que no está aplicando impuestos a la “gente de clase trabajadora”, pero eso es absurdo. La incidencia de los impuestos no recae sobre los que parece que los pagan. Las tasas al empleo son un costo de hacer negocios. En una economía competitiva van a recaer sobre empleados y consumidores. También provocarán un mayor desplazamiento hacia el autoempleo. Habría sido mucho mejor que el Partido Laborista no descartara impuestos sobre la renta más altos, así como iniciar una reforma fiscal seria que incluya gravar la tierra.

Mucho va a depender del impacto económico general. La OBR considera que los efectos del lado de la oferta sobre la producción potencial se anularán mutuamente en el periodo hasta 2029-2030. A partir de ese momento, el paquete tendrá un efecto positivo neto sobre la producción potencial. Pero, según la OBR, incluso si el aumento de la inversión del sector público se mantuviera como porcentaje del PIB, este último solo sería 1.5 por ciento más alto después de 50 años. Eso demuestra lo difícil que es aumentar el crecimiento.

¿El resultado puede ser mejor que eso? Depende del resultado neto de una mayor tributación de las empresas, por un lado, y una mayor inversión y otros cambios de política y administrativos, sobre todo en la planeación, por otro. Un elemento central en este esfuerzo serán los intentos de reformar la eficacia de un Estado enfermo. Puede marcar una diferencia —al menos eso esperamos— tener un gobierno que no desprecia a los que lo administran.

También deben existir dudas. Reeves promete una “economía que crece, que crea riqueza y oportunidades para todos, porque es la única manera de mejorar los niveles de vida”, y añade que la única forma de lograrlo es invertir, invertir, invertir”. Sí, es una condición necesaria para un crecimiento más rápido en un país que invierte tan poco como Reino Unido, pero no es suficiente. Además, la inversión que impulsa el crecimiento no la realiza solo el gobierno, sino un sector privado motivado y dinámico. Los resultados de los últimos 14 años demuestran que esto no es lo que tiene Reino Unido ahora. En eso, el gobierno tiene razón. Pero ¿surgirá en un país que está cambiando hacia impuestos más altos y una mayor regulación?

Los británicos esperan que un mayor gasto les proporcione los mejores servicios que desean, pero también esperan mejores empleos y un crecimiento más rápido. Para lograrlo, el gobierno debe ofrecer una economía más dinámica, innovadora y emprendedora. También en función de su éxito sus medidas deben juzgarse ahora.

Financial Times Limited. Declaimer 2021

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