Tras la extraordinaria crueldad de la masacre de la escuela primaria de Uvalde hace dos semanas, Estados Unidos volvió a un nivel normal de terror el fin de semana. En dos días, 11 tiroteos dejaron 15 muertos y 61 heridos, según el Gun Violence Archive. El servicio público de radiodifusión describió “un espasmo de violencia armada”; sin embargo, las cifras están lejos de ser inusuales.
La industria de las armas se encoge de hombros ante las peticiones de una regulación más estricta. Pero no puede disimular la debilidad de su modelo de negocio, comparable incluso al de la industria del tabaco. Las dos venden productos restringidos, de baja tecnología y potencialmente mortales que generan poco crecimiento y muchos litigios. Las armas ni siquiera son adictivas.
Las ventas —y las acciones de los fabricantes de armas— suelen subir mucho después de los tiroteos masivos en anticipación de la legislación. No después de Uvalde. Los republicanos se oponen al plan del presidente Joe Biden de prohibir las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad. Los cínicos creen que simplemente hay demasiados tiroteos masivos en EU para que alguno de ellos se convierta en un evento catalizador.
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Smith & Wesson subió 12 por ciento en el último mes, pero sigue con una caída de casi un tercio en 12 meses. Vista Outdoor, que obtiene la mitad de sus ingresos de las municiones después de vender su negocio de armas, ya perdió 15 por ciento de su valor en el último año. Sturm y Ruger & Co bajaron una cantidad similar.
El carácter de cotidianidad del comercio de armas de fuego de tipo militar en Estados Unidos se ve acentuado por el financiamiento del estilo “compre ahora y pague después”. Daniel Defense, que fabricó el arma del tirador de Uvalde, se encuentra entre las empresas promocionadas por Credova. En el sitio web de esta compañía de crédito se afirma que las opciones de pago las proporcionan los comerciantes o una compañía del Cornerstone Bank de Dakota del Norte, un banco con seguro federal de depósitos.
La tecnología básica con un siglo de antigüedad de las armas de fuego también es ordinaria. Las marcas conocidas mantienen los márgenes, pero el crecimiento seguirá siendo bajo, sobre todo después del auge de ventas de 2021. Las acciones de Smith & Wesson operan a unas seis veces los ingresos futuros. Sturm y Ruger opera al doble, pero con un descuento de un tercio con respecto al índice S&P 500, según S&P CIQ.
El sector está plagado de riesgos financieros y de litigios. Remington fabricó el rifle semiautomático estilo AR-15 que se utilizó en el tiroteo de la escuela de Sandy Hook en 2012. La compañía se declaró en quiebra a mediados de 2020 por segunda vez en dos años. Tenía problemas para pagar las deudas y los cuantiosos gastos legales.
Muchos productos estadunidenses, desde las hamburguesas de McDonald’s hasta los iPhones de Apple, han sido un éxito rápido y perdurable en casi todo el mundo. Las armas de fuego baratas para el jefe del hogar promedio todavía son una anomalía cultural en Estados Unidos. Incluso a los gestores de fondos de la Unión Americana no les gustan las compañías que las fabrican.