Alguien bromeó recientemente diciendo que buscar consejo electoral de la izquierda estadunidense era como elegir a un dentista británico para que le arreglara los dientes. Cinco meses antes de las elecciones en Estados Unidos (EU), Joe Biden está obstinadamente detrás de Donald Trump en estados clave. Esto a pesar de que Trump se acerca a un veredicto en el primer juicio penal contra un expresidente. A menos que Biden pueda cambiar la narrativa, Trump bien podría ser el primer delincuente en llegar a la Casa Blanca. ¿Por qué es tan difícil detenerlo?
La respuesta es la incredulidad. A los demócratas les resulta difícil imaginar que EU pueda entrar sonámbulo en otra presidencia de Trump. Seguramente en algún momento los votantes despertarán.
El único demócrata que no sufre el creciente pánico es el propio Biden, junto con los veteranos que dirigen su campaña. Quizás él sepa algo que los demás no.
Pero es poco lo que Biden puede hacer para superar sus tres obstáculos más difíciles. La primera es su edad. Es demasiado tarde para que renuncie a favor de un candidato más joven. Una nominación de Kamala Harris tampoco solucionaría el dilema. Sus índices de aprobación son tan bajos como los de Biden.
El segundo es la economía. Los demócratas están frustrados porque a Biden no se le atribuye el mérito de que EU tenga la economía de más rápido crecimiento en Occidente. Sin embargo, la opinión del electorado no ha cambiado; la mayoría de los estadunidenses piensan que estaban mejor bajo Trump.
El tercero es lo difícil que resulta llegar a los votantes hoy. Los estadounidenses más partidistas de ambos lados son también los más propensos a leer periódicos y ver noticias. En teoría, la tecnología hace que sea fácil dirigirse a las personas. En la práctica, las redes sociales han fragmentado el acceso a la información y destruido la confianza en sus vectores.
La excepción es Trump, que no tiene dificultades para atraer la atención. Mi suposición es que Trump no podrá evitar que esta elección se convierta en un referéndum sobre él; no puede evitarlo. Pero es posible que esto le beneficie. La notoriedad vence a la oscuridad. Si los votantes indecisos todavía no conocen (o no les importan) los planes de Trump para la democracia estadunidense, obtendrán el gobierno que merecen.
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